¿Por qué fue Peña a China?
Muchos cuestionan que cómo es posible que el presidente Peña Nieto haya viajado a China si el país está viviendo en una situación tan complicada.
Es verdad que México pasa por un momento muy complejo, pero también lo están pasando, por ejemplo, los presidentes Barack Obama —que perdió las elecciones la semana pasada y está envuelto en numerosos conflictos tan graves como el del Estado Islámico en Irak— o Vladimir Putin —con el grave conflicto con Ucrania—, y ambos por supuesto que fueron a la cumbre de la APEC, como lo hizo Peña Nieto.
No se puede dejar de gobernar. Esa tarea trasciende las coyunturas para defender los intereses que resulten benéficos para cada país.
China se ha convertido en la primera potencia mundial, por las importaciones y exportaciones que realiza. Dispone de un fondo de 35 mil millones de dólares para invertir en el sector energético en México, cantidad que es apenas la proyección inicial de un monto que puede ser mayor. Cuenta con proyectos de gasoductos y de alianzas con empresas mexicanas para hacer perforaciones petroleras. Hasta ahora se tiene conocimiento de 10 firmas de ese país que quieren invertir en el nuestro.
Posee además una capacidad de refinación de 13 millones de barriles diarios, una cifra altísima que permite que México pueda exportarle crudo.
Que no se nos olvide que para el 2020 se espera que Estados Unidos, al que México exporta el 72 por ciento de su petróleo, tenga independencia energética. Es importantísimo hacer alianzas para garantizar mercados en otros países y no hay mayor mercado que el chino.
China también es el segundo socio comercial de México en el mundo y el primero entre los países de Asia-Pacífico. En el 2013 el comercio bilateral entre ambos mercados fue de 67 mil 778 millones de dólares.
El Presidente viajó a ese país para participar en la reunión del Fondo de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC), donde se dieron cita 21 países integrantes a fin de pactar inversiones que se realicen en México.
Esta reunión se había planeado desde hace poco más de un año. Se construyeron foros especiales para recibir a los mandatarios y México ha jugado un lugar preferencial en el encuentro.
De haberse cancelado la gira, se hubiera interpretado como una descortesía absoluta, pero además como un fracaso diplomático y comercial.
Ya de por sí algunos inversionistas de China muy importantes están molestos por la forma en que se les han cancelado varios proyectos. Un caso ocurrió durante la administración de Marcelo Ebrard en el DF, cuando se acordó con una empresa de ese país que proporcionara los trenes de la línea 12 del Metro de la ciudad de México.
Para estos trenes se construyeron las vías que hoy no son compatibles con los que finalmente se están rentando a una empresa española que no se adaptan adecuadamente a los rieles.
La semana pasada se canceló abruptamente la concesión para construir el tren México-Querétaro a otra empresa china, que hoy hace cuentas para poder reclamar incluso vía litigio un pago por daños y perjuicios.
Entre los rubros a reclamar están los salarios de ingenieros que estuvieron en nuestro país durante año y medio preparando el proyecto. El primer ministro chino le pidió ayer al presidente Enrique Peña Nieto que se le diera un trato justo a sus empresas en nuestro país.
Es verdad que México está en una situación compleja, pero se tienen que empezar a solucionar problemas concretos y sin duda no contar con inversionistas y clientes internacionales sólo logrará profundizar los conflictos: la gente quiere seguridad, pero también trabajar y vivir mejor.
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