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Morir en la montaña de Guerrero

El asesinato de un viejo activista de distintos grupos de izquierda, desde el EPR, quien fuera fundador del PRD y ahora de Morena, Ranferi Hernández Acevedo, en la montaña de Guerrero, vuelve a poner en el debate el grado de violencia que existe en esa zona del país, entre activistas políticos, caciques, grupos armados y narcotraficantes, que han dejado una enorme cantidad de venganzas recurrentes entre sus grupos y familias.

 

Al exdirigente del PRD en Guerrero lo mataron junto a su esposa, su suegra y su chofer en el interior de su camioneta, en la carretera Chilapa-Ahuacuotzingo.

El coche en el que iban fue encontrado en llamas, luego de que se reportara la desaparición de las cuatro personas por autoridades del municipio de Ahuacuotzingo, de donde salieron rumbo a Chilapa.

La complejidad del caso está asociada con la presunta actuación del crimen organizado. La comunidad de Nejapa, del municipio de Ahuacuotzingo, en la que fue asesinado Hernández Acevedo, es una zona en la que prevalece la violencia, hecho incluso aceptado por la autoridad local.

“Es una zona muy violenta por el pleito entre grupos delictivos que buscan el control para la siembra y cosecha de la amapola”, declaró Roberto Álvarez, vocero de seguridad estatal.

Justo donde fue asesinado Hernández Acevedo es de las zonas del país que llevan décadas de enfrentamientos, desde los años de la guerrilla en los 70, pasando por Aguas Blancas y con relación hasta con el caso de Iguala. Se tienen que analizar como parte del mismo proceso, de lo contrario no se puede llegar a dimensionar lo que sucede.

Esa zona de Guerrero se encuentra desde hace algunos años en disputa de dos grupos criminales: Los Rojos y Los Ardillos que pelean por la venta y la producción de la droga, el cobro de piso, la piratería y el secuestro.

Ranferi siempre estuvo en el ámbito político y con grupos antagónicos. En su momento dirigió el Movimiento Social de Izquierda, el cual durante las protestas magisteriales del 2016, trabajó en coordinación con la CETEG.

En 1996 dirigentes del EPR declararon que Ranferi les había pagado 2 mil pesos por haber participado en la matanza de Aguas Blancas.

Con quien también tuvo problemas a pesar de haber sido su colaborador, fue con el exgobernador Ángel Heladio Aguirre. Incluso meses antes de concluir su periodo, Francia le dio asilo político, ya que dijo era perseguido político del exgobernador.

Hay que recordar que el exgobernador Aguirre fue cercano a José Luis Abarca exalcalde de Iguala y a su esposa María de los Ángeles Pineda Villa cuando desaparecieron los 43 estudiantes. Por cierto, a la última persona que visitó Pineda antes de su huida que terminó meses después en su captura y encarcelamiento, fue a Aguirre. Una anécdota para recordar y ver cómo todo está entrelazado.

Son muchos los militantes del PRD que han sido asesinados en Guerrero.

Hernández Acevedo es el segundo militante de este partido asesinado en una semana, pues apenas el 13 de octubre, el exalcalde perredista de Zitlala, Francisco Tecuchillo Neri, murió tras sufrir graves heridas y permanecer desaparecido por cuatro días.

Este par de crímenes se suman a los otros hechos trágicos ocurridos en los últimos meses, también en contra de militantes del sol azteca:

El 19 de abril de 2017, el secretario general del PRD en Guerrero, Demetrio Saldívar Gómez, fue asesinado afuera de su casa, recibiendo cinco impactos de bala con diversas trayectorias.

Ambrosio Soto Duarte, exalcalde de Pungarabato, fue asesinado el 24 de julio de 2016, luego de ser emboscado en la carretera federal Ciudad Altamirano-San Lucas. En el ataque murió el chofer de Soto Duarte y uno de los agresores.

Roger Arellano Sotelo, exdiputado local y exalcalde de Acapetlahuaya fue asesinado junto con su tío, Octavio Arellano —líder perredista en la región norte de Guerrero— el 9 de abril, cuando un comando los atacó durante una reunión familiar.

Desde el 13 de abril se desconoce el paradero del exdiputado federal y militante del PRD, Catalino Duarte Ortuño.

Duarte presuntamente fue privado de su libertad por un grupo armado en Ciudad Altamirano, cabecera municipal de Pungarabato, en la región de la Tierra Caliente.

Duarte Ortuño fungió como alcalde del municipio de Zirándaro de 2005 a 2009; posteriormente fue diputado local y después federal.

Sin embargo, los ataques contra los perredistas en la demarcación guerrerense vienen de mucho tiempo atrás.

Basta recordar que el 20 de agosto de 2009 fue asesinado el diputado y líder del Congreso de Guerrero, Armando Chavarría. El crimen se produjo pocos días antes de que anunciara su precandidatura al gobierno estatal, decisión que sería tomada en confrontación abierta con el gobernador Zeferino Torreblanca.

Unos años más tarde, el 1 de marzo de 2015, fue hallado muerto Lucio Gerardo Chavarría Barrera, hermano de Armando.

El cuerpo de Lucio fue localizado cerca del puente El Zapote, sobre la Autopista del Sol.

Luego se supo que había sido levantado por un grupo armado, pero no hubo denuncia ante el MP.

La viuda de Armando Chavarría, Martha Obeso, dijo ante la tumba de Ranferi: “Ante tu tumba juramos que tu lucha continuará”.

Como continuarán las luchas de poder en Guerrero, aunque en ese camino se pierdan muchas vidas en uno de los estados más conflictivos y con mayores índices de violencia de todo el país.

Condenan crimen

El grupo parlamentario del PRD en la Cámara de Diputados condenó los asesinatos de militantes de su partido en Guerrero y exigió a las autoridades investigar y sancionar a los responsables.

“Los escenarios de miedo, incertidumbre, impunidad y la violencia hacia la oposición no abonan a la democracia y menos beneficia al partido gobernante”, dijo Jesús Zambrano, vicecoordinador de la fracción perredista.

En tanto que el dirigente del sol azteca en Guerrero, Celestino Cesáreo Guzmán, dijo que el asesinato del luchador social y expresidente del PRD en la entidad, Ranferi Hernández Acevedo debe ser investigado de manera rápida sin que se descarte ninguna línea de investigación como la política.

Autoridades de Guerrero hallaron la madrugada del domingo el cuerpo calcinado de Ranferi Hernández, en las inmediaciones de la comunidad de Nejapa.

El dirigente estatal de Movimiento Ciudadano, Luis Walton Aburto, condenó el asesinato y dijo: “Necesitamos seguridad para toda la ciudadanía y para eso se debe combatir la impunidad”, por lo que urgió a actuar con eficacia.

Por su parte el gobernador Héctor Astudillo condenó el crimen y se comprometió a que los responsables sean juzgados y castigados como lo marca la ley; consideró el hecho como “lamentable, reprobable y cobarde crimen”.