Back

“Vivo del canto en el escenario y me gusta curar las almas de las personas”

Uno de sus deseos es que la gente pierda el miedo a este género; la artista asegura que en México hace falta apoyo y una forma de acercarse es popularizar la música.

 

María Katzarava es considerada la mejor soprano de los últimos 50 años que ha dado nuestro país. Ella ha compartido el escenario con todos los grandes de la ópera. Ha cantado, por ejemplo, con Plácido Domingo y con Ramón Vargas.

BB: María, tus padres son músicos, ¿de ahí empieza tu amor por la música?

MK: Sí, yo inicié mis estudios musicales a los 3 años, con mis padres, ellos son violinistas profesionales y de ellos aprendí el violín, de hecho, fue mi primera carrera musical fuerte, más de 16 años estuve con el violín y después descubrí el canto porque quería ser cantante de rock, y me metí a las clases de canto clásico para educar un poco mi voz y después tener mi grupo. Yo era una amante del grupo español Mecano.

BB: ¿Cómo es tu familia?

MK: Mi madre es mexicana y mi padre es georgiano, de hecho él fue el primer georgiano que llegó a México por los años 70 cuando se formó la Filarmónica de la Ciudad de México, que venía con todos los músicos de la Unión Soviética en aquel entonces. Toda mi vida estuve en un escenario con mi madre, también era un poquito la mascota de la Sinfónica y eso me sirvió mucho como un bagaje musical y cultural.

BB: Empiezas a estudiar canto porque querías estudiar medicina y te absorbía ya mucho el violín, pero a la voz le tienes que dedicar igual o más tiempo que al violín.

MK: En el canto tienes que esperar a que maduren tus cuerdas, las chicas pueden empezar como a los 15 años, pero los chicos hasta que les cambia la voz, si no, no funciona. Y sí, quería estudiar medicina, pero mis padres pusieron el grito en el cielo, me dijeron: “¡Dios mío, te vas a morir de hambre si estudias medicina!”… hoy vivo del canto en los escenarios y me gusta curar las almas de las personas porque entras en un trance con el público también y les curas, de cierta manera, y los haces felices.

BB: ¿Cómo entras en este trance y cómo conectas con la gente?

MK: Porque siempre me entrego, cuando me quedo con algo me siento frustrada, como si no hubiera valido la pena la función. Todos los artistas que vivimos en el escenario siempre damos lo mejor porque es nuestra mejor paga, que el público sienta y reciba todo lo que tú mueves con las emociones, porque un artista siempre tiene que mover mucho la energía y no sólo cantar por cantar, es también dar una emoción, dar energía.

BB: María, siempre hay alguien, un primer maestro, alguien te tuvo que haber dicho: “tienes que cantar ópera, deja el rock”, ¿quién fue?, ¿cómo fue?

MK: Mi primera maestra de canto, Rosario Andrade, fue una soprano mexicana muy importante de los años 70, 80 fue la que me dijo: “María, ¿de verdad no quieres dedicarte a la ópera?, tienes una voz importante y probablemente podrías hacer muchas cosas a través del canto operístico”, pero a mí no me gustaba la ópera, yo estaba más bien acostumbrada a la música sinfónica y al rock y le decía: “¡No, qué horror, yo nunca me voy a dedicar a la ópera!”, entonces un día, cuando empecé a descubrir que la voz llegaba a los agudos, que descubría cómo se hacía elástica, me emocioné porque descubría muchas cosas que yo jamás hubiera imaginado que existían, porque somos como gimnastas pero de la voz…

BB: ¿Cuál fue el primer escenario importante que pisaste con alguno de los grandes?

MK: Cuando inicié mi carrera los teatros grandes que pisé fue el Covent Garden, la Scala de Milán, el Teatro de Ópera de Roma y también he hecho muchas giras con Bocelli, ésa es la parte un poco más pop de mi carrera, que hemos hecho estadios de 80 mil personas y a mí me gusta mucho porque disfruto mucho esa parte.

También he cantado con el maestro Plácido Domingo, en el Auditorio Nacional y también en el Ángel, en otros conciertos con él y también con el maestro Ramón Vargas, otro de los tenores mexicanos más importantes. Todo eso es lindo compartir, además no sólo con colegas sino con personas que han sido mis maestros como Plácido y el maestro Ramón.

BB: Platícanos anécdotas en los escenarios del mundo…

MK: Cuando hice mi primera audición en Nápoles para Romeo y Julieta, en la Arena de Verona… llegué y me cambié rápido y el pianista me dijo: “oye, te puedes cambiar con calma y todo”, yo todavía le dije: “sólo necesito dos minutos para cambiarme, estoy lista”, entonces empecé a cantar enfrente del director artístico del Teatro San Carlo de Nápoles, que también era el intendente de Verona, de la Arena de Verona y me dijo: “¡Wow, me encantó tu energía, tu voz, te voy a contratar!”, me gané 5 contratos incluyendo las Julietas, entonces se va y el pianista me dice: “oye, qué brava eres, pero la próxima vez tómate cinco minutos porque te pusiste toda la ropa al revés”, ésa es una buena anécdota, la que más recuerdo…

BB: Y que haya sido más complejo, que dijeras: “estoy al lado de este monstruo estoy compartiendo escenario”.

MK: Pues, siempre me sentí muy cómoda, por ejemplo de cantar con el maestro Plácido porque te hace sentir feliz, que todo está bien, yo creo que mientras, entre comillas, más grande seas, eres más humilde. El maestro Plácido siempre ha sido adorable o el maestro Ramón Vargas, y así muchos otros que conozco, son adorables.

BB: ¿Por qué la gente casi no está acostumbrada a escuchar ópera en México?

MK: Es triste porque tenemos muchas voces maravillosas, hoy las mejores voces de tenores son mexicanos, también hay muchas sopranos que son extraordinarias, mezzosopranos, en sí, las voces mexicanas son muy buenas porque son cálidas y también nos viene mucho de la facilidad del mariachi, esos cambios de voz de cantar con la voz natural, y es muy triste que hoy en día no haya apoyo para la ópera, siendo que en los años 50, era la época de oro, donde incluso venía María Callas a cantar aquí, entonces esa época ya se perdió.

BB: Hace tiempo platiqué con Fernando de la Mora, y me decía: “yo empecé a cantar música más popular, para popularizar un poco y jalar a la gente a la ópera”.

MK: Yo también estoy a favor de eso, la música popular siempre va a abarcar mucho, tristemente la ópera abarca cierto tipo de público, yo también tiendo a hacer como con los conciertos con Bocelli, esto te acerca también la ópera a la gente que nunca ha ido a la ópera, que nunca ha escuchado ni siquiera un aria, ahí es una oportunidad y como sea sirve mucho, pero sí, claro que necesitamos más apoyo en México.

BB: ¿Qué pedirías si pudieras pedir un deseo? ¿cómo quisieras que te apoyaran?

MK: Que la gente le pierda ese miedo a la ópera porque la ópera es muy divertida, la ópera también está llena de gente joven, fresca como muchos de nosotros que estamos en esta generación, que pierdan la idea de que sólo son cantantes y son árboles, que no se mueven, todo eso es erróneo. Hoy en día, la ópera ha evolucionado muchísimo y también ya se hace incluso en cine, en pantallas para que llegue a todas partes del mundo, entonces es muy importante también que los niños vayan a verlo como ir al cine, les guste o no les guste, pero sí les sirve. A veces es difícil que te guste a la primera, hay veces que hay que hacerlo continuamente para un niño, inclusive yo, cuando fui por primera vez a la ópera puedo decir que no me gustó nada y pensaba: “¡Dios mío, esos gritos, qué horror!, ¿a qué hora se acaba?”, es normal, después de ir varias veces ya me enamoré de la ópera, me gustó y la vi como un cuento, una historia divertida, es así, hay ciertas artes que no son fáciles al oído o a la vista.

BB: Una gran cantante es Edith Piaf y vas a trabajar música de ella.

MK: Tengo cuatro fechas en el Lunario, con arreglos nuevos, totalmente frescos, vengo con un cuarteto maravilloso de jazz que son españoles y queremos darle un segundo aire a la música de Piaf, darle un tributo a una de las grandísimas artistas.

BB: María, ¿cuál ha sido el día más feliz de tu vida?

MK: Cada día es un día feliz en mi vida, no te podría decir…

BB: ¿El más triste?

MK: No he tenido un día más triste, yo creo que todos tenemos días felices, días menos felices, días tristes, sí, pero yo creo que nunca llega el más triste, siempre puede ocurrir algo peor, entonces no tengo algo que me haya marcado todavía como un día más triste en mi vida.

BB: Complétame esta frase, María Katzarava es…

MK: Honesta.

bibibelsasso@hotmail.com 
Twitter:
 @bibianabelsasso