Venezuela: comer de la basura
Hace unos días entrevisté a Andrés Hurtado, un famoso conductor de televisión en Perú. A Andrés lo buscaron los padres de más de 130 niños venezolanos que habían logrado llegar a Perú pidiendo asilo humanitario para que los apoyara y éstos se pudieran volver a reunir con sus hijos, que se habían quedado en Venezuela.
Por medio del programa de televisión se lograron donaciones y se contrató un avión para poder ir a ese país por los niños. Cuando Andrés llegó, con todos los papeles en regla para poder sacarlos de Venezuela, fue encarcelado y torturado por el régimen del presidente Nicolás Maduro.
Lo que más me impactó de esa historia fue ver las imágenes de personas en Venezuela comiendo de la basura, porque ya no tienen otra opción. Junto con las imágenes escuché el testimonio de Andrés: “Lo que más me impresionó fue cuando todos los niños decían: ‘¡Llegó la basura!’; felices abren las bolsas de basura y empiezan a comer”.
La realidad en Venezuela es terrible. La gente se está muriendo de hambre, y los que se atreven a denunciarlo son torturados y encarcelados.
La situación es tan grave que muchos se prostituyen sólo para tener algo qué comer. La semana pasada el Ministerio Público de Venezuela informó que ocho personas fueron detenidas por estar acusadas de prostituir a varios niños y adolescentes en situación de calle a cambio de comida.
La Fiscalía indicó que a las ocho personas se les imputaron los delitos de explotación sexual agravada, asociación para delinquir, exhibición de material pornográfico, trata de niñas y adolescentes agravada, prostitución forzada, violencia psicológica y amenaza.
Es la propia Fiscalía de Venezuela que está reconociendo que estos niños no tienen qué comer. La información dada por la autoridad dice textualmente: “presuntamente incitaban a unos niños en situación de calle al trabajo sexual a cambio de dinero y comida”.
La situación en Venezuela ha llegado al límite de la degradación, aunque simpatizantes en el extranjero del presidente Nicolás Maduro han deseado minimizarla.
Y así, mientras Maduro maquilla las estadísticas, según un estudio de Cáritas, divulgado en septiembre de 2017, señala que el déficit nutricional en distintos niveles llega a 68 por ciento de los niños de Venezuela.
Del total de menores afectados, 14.5 por ciento tuvo “desnutrición aguda global” (que abarca las variaciones moderada y severa), frente a 11.4% del periodo comprendido entre marzo y abril, añadió el reporte, sin precisar la muestra. El estudio evaluó a mil 69 niños, incluidos residentes de Caracas.
La misma organización asegura que la desnutrición aguda tiene por lo menos a 280 mil niños nada menos que al borde de la muerte.
Según la ONG, la cual recibe apoyo de la Iglesia católica venezolana, sólo en 2017 fallecieron entre cinco y seis niños a la semana por falta de alimento.
Estos focos de alarma han sido continuamente encendidos por organizaciones como la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), que el pasado 2 de febrero anunció que presentará un informe acerca de “la grave situación de los derechos humanos” en Venezuela, incluyendo, obviamente, la crisis alimentaria que afecta a los niños.
El informe, según indicó en un comunicado el órgano dependiente de la OEA (Organización de Estados Americanos), analiza el impacto que ha tenido el profundo debilitamiento democrático en la vigencia de los derechos humanos de los venezolanos y emite recomendaciones que la CIDH dirige al Estado con máxima urgencia.
“Un promedio de 4.5 millones de personas sólo estaría alimentándose una vez al día, y en ocasiones cada dos días, resultando que 11.4% de la población infantil ya se encontraría en situación de desnutrición”, calculó la CIDH.
El diario estadounidense The New York Times también documentó esta situación. En un trabajo que duró 5 meses y en el cual sus reporteros dieron seguimiento a 21 hospitales públicos con entrevistas a médicos, los resultados muestran que hoy en Venezuela existe un récord de niños con desnutrición severa y que por la desnutrición, cientos de menores de edad han muerto.
Según la Encuesta sobre Condiciones de Vida, a 93.3% de las familias no les alcanza para comprar alimentos, mientras que siete de cada 10 personas perdió en promedio 8.7 kilos de peso en el último año, detalla el estudio de un grupo de universidades venezolanas opositoras al régimen de Maduro.
En contraste con todos estos datos duros, el presidente Maduro miente al asegurar que, por ejemplo, en 2016 la pobreza de su país había bajado de 19.7 a 18.3%, y la miseria de 4.9 a 4.4%.
Nicolás Maduro ha querido disfrazar la crítica realidad de Venezuela e impide el apoyo de extranjeros a los menores en su país con tal de no ventilar la situación. El caso de Andrés Hurtado, encarcelado y torturado por difundir imágenes de la decadencia en Venezuela no es único.
Autoridades venezolanas también detuvieron al brasileño Jonatan Moisés Diniz por formar parte de una “organización criminal”. En realidad, Diniz es integrante de la organización Time To Change, que desde hace tiempo intenta ayudar a los niños en Venezuela, y de la organización Warriors for Angels, la cual pone imágenes en redes sociales de las protestas antigubernamentales.
Según los expertos de la ONU, algunas estadísticas muestran que la desnutrición está afectando ya a 1.3 millones de personas y que cinco o seis niños mueren en promedio cada semana por la falta de alimentos.
Y así viven en Venezuela; algo que sus ciudadanos jamás imaginaron que pasaría en su país cuando votaron por Hugo Chávez, quien les aseguraba una mejor calidad de vida y la erradicación de la pobreza.
Acciones desesperadas
En Venezuela, la nación con mayor inflación en el mundo, 2.735% en 2017, cuando en 2016 alcanzó 525%, los salarios más bajos de la región, y la escasez de alimentos y medicamentos que supera 90 por ciento, existe una crisis comparable con la de un país en conflicto bélico: la gente come de la basura, aumentan los saqueos y los camiones que trasladan alimentos se han convertido en blanco de las comunidades más desesperadas.
Sólo en enero se registraron en el país sudamericano 162 saqueos, entre ellos, 42 robos a camiones. En 2017, la cifra fue de sólo 8 saqueos y un solo robo a un camión, según datos de la consultora local Oswaldo Ramírez Consultores.
En el primer mes de 2018, ocho personas murieron en todo el país por consecuencia de saqueos.
Esa situación ha provocado el aumento del transporte, de productos y la dificultad para movilizar mercancía.
“El gobierno no presta seguridad a nadie. Es una locura”, dice Javier Escalante, quien tiene dos camiones en los que transporta semanalmente vegetales desde La Grita al poblado de Guatire, a las afueras de Caracas.