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Uso y abuso de #MeToo

La semana pasada se dieron varias acusaciones de supuestos abusos sexuales ocurridos en México. Después de que en octubre despegara el movimiento #MeToo, originado en Estados Unidos a raíz de unas denuncias de acoso contra el productor de Hollywood Harvey Weinstein, algunas actrices mexicanas quisieron crear un movimiento similar en nuestro país, donde el acoso es una realidad para millones de mujeres.

 

En este marco se dio la denuncia de la actriz Karla Souza sobre cómo un director la violó, dijo, cuando comenzaba su carrera en México.

Souza, a diferencia de sus colegas estadounidenses, no mencionó en la entrevista el nombre de su agresor. Pero el mismo día que se dio a conocer la entrevista, Televisa, empresa para la cual trabajaba el director Gustavo Loza como productor externo, anunció a través de su noticiero estelar que daba por terminada la relación laboral con el cineasta, responsabilizándolo, sin investigación de por medio, de ese abuso.

El propio Gustavo Loza desmintió la acusación y aseguró que había mantenido con la actriz, hace diez años, una relación consensuada que duró algunos meses. También habló de las diferencias que había tenido con Televisa, ya que habían querido comprarle su productora Adicta Films y él no aceptó el trato.

Quien también salió en defensa del director fue su exesposa y madre de sus hijos, Mari Carmen Ramírez, diciendo que estaba indignada y que la acusación de Televisa no tenía ni pies ni cabeza. Aseguró que Karla era amiga de Loza y que incluso pocos días antes de la entrevista, Souza estuvo chateando con su hija.

Mari Carmen publicó una fotografía del Instagram de la actriz en donde aparecen la actriz y su exmarido, luego del estreno del filme (que produjo Loza y coprodujo y actuó Souza) ¿Qué culpa tiene el niño? con la leyenda: “Con mi gran amigo, director y cómplice @gus_loza. Gracias por llenar mi corazón de esperanza, con  esta gran película que pudimos filmar gracias a tu gran liderazgo. Te admiro y te seguiré aprendiendo muchísimo”.

Paradójicamente y aunque Souza no ha declarado que efectivamente su supuesto agresor es Gustavo Loza, ella ya borró todas las imágenes y frases en las que aparecía en sus redes sociales con Loza.

Conozco bien a Gustavo Loza y a la madre de sus hijos, Mari Carmen. Estudiamos juntos en la universidad y después, hace años, también trabajamos los tres en un proyecto televisivo.

Durante todo ese tiempo, nunca vi que Gustavo condicionara nada a cambio de trabajo. Y aunque ya no son pareja, la relación entre Gustavo y Mari Carmen es de tal respeto que ella, incluso después de años de separada, sigue trabajando con él.

Por otra parte, aparecieron otros videos de Karla asegurando que, al inicio de su carrera, ella utilizó a productores a los que sabía que los atraía, para obtener papeles que le interesaban. ¿Fue abusada Karla? Sólo ella lo sabe, pero por lo pronto, al no decir el nombre del supuesto abusador, dañó seriamente la vida de un profesional que hasta hace algunas semanas aparecía como cercanísimo a ella y con el que había tenido una relación amorosa y amistosa.

En la misma serie de entrevistas, la comediante Sofía Niño de Rivera acusó de acosador al periodista Ricardo Rocha, porque dice que la hizo sentir incómoda en una entrevista. Revisé la entrevista, y en ningún momento se ve acoso de parte de Ricardo.

Hace unos días leía a la reconocida periodista Bari Weiss, de The New York Times, diciendo que el movimiento #MeToo, lo que realmente había desatado era el debate entre las feministas radicales y las feministas liberales.

En el portal feminista Babe dicen que tal vez lo más difícil que le ha pasado al #MeToo es que ha transitado de ser un movimiento para empoderar a la mujer a ser utilizado como plataforma para la desesperación femenina.

Muchas mujeres están indignadas y tienen razón de estarlo. Es verdad que las oportunidades laborales para nosotras son más escasas, y que hay quienes, en su mayoría hombres pero también mujeres, utilizan su poder para condicionar un trabajo. Nadie debería poder hacerlo, pero también las denuncias poco verosímiles y demasiado extemporáneas, sin prueba alguna que las apoye, pueden tener consecuencias negativas para la equidad de género.

La forma de relacionarse entre hombres y mujeres ha cambiado y no siempre para bien. La  periodista del New York Times contaba que en la redacción del periódico un compañero la tomó del brazo para darle el paso, y que minutos después llegó a disculparse para que no lo fuera a acusar de acoso. Un gesto que hasta hace poco se podía interpretar de simple caballerosidad se convertía en un potencial abuso.

Bari escribía en su artículo del NYT, siendo ella una orgullosa feminista, cómo evitar situaciones molestas para las mujeres:

  1.  Si estás desnuda con algún hombre, asume que va a intentar tener sexo contigo.
  2.  Si te ofende que te ofrezcan una copa de vino, párate y vete.
  3.  Si no te gusta la forma en la que te habla o huele, salte de ahí.
  4.  Si te presiona para que hagas algo que no quieres hacer, déjalo solo.

Las estadísticas lo demuestran: 25 por ciento de los millennials piensa que invitar a alguien a tomar una copa es acoso sexual. Incluso si alguien llega a mandarle flores a una mujer entraría dentro de esa categoría.

Las acusaciones han llegado a tal grado, que en pláticas con empresarios y políticos destacados, quienes tienen en su agenda la inclusión de la mujer,  hoy dicen que si las cosas continúan así van a preferir trabajar con hombres en lugar de mujeres. 

No debemos tener ni un solo caso de abuso hacia las mujeres, pero también si una mujer va a denunciarlo, está muy bien que lo haga público, pero también que junto a los nombres ofrezca pruebas ante la justicia, o por lo menos que sus testimonios sean profundamente verosímiles. No es una guerra de mujeres contra hombres: es una batalla por la equidad de género.

Denuncias y silencio

Unos días después de confesar en una entrevista en CNN que fue víctima de una violación por parte de un director mexicano en los inicios de su carrera, Karla Souza retomó el tema en sus redes sociales.

La actriz aprovechó para unirse al movimiento Time’s Up compartiendo un mensaje: “Me siento orgullosa de unirme a mis hermanas de México y a mujeres alrededor del mundo cuyas voces están siento finalmente escuchadas y diciendo #TIMESUP”.

 

Aunque la actriz no culpó a nadie directamente, Televisa automáticamente reaccionó señalando a Gustavo Loza como el culpable y terminó relaciones laborales con el productor. Desde entonces Loza ha negado las acusaciones y continúa laborando en la segunda temporada de “Run coyote run” para el canal Fox.

Karla y Gustavo se conocieron en 2009 trabajando juntos en “Los Héroes del Norte”, “La clínica” y “¿Qué culpa tiene el niño?”, esta última en 2016.

 

Además de ella, otras mexicanas reconocidas por su trabajo han dado un paso adelante para denunciar el acoso, aunque la mayoría aún prefieren callar el nombre de sus acosadores.

Es el caso de Stephanie Sigman, protagonista de la película “Miss Bala”, quien denunció que cuando tenía 22 años fue acosada por un director y su esposa para tener relaciones con ambos.

 

Paola Núñez hizo público el acoso y terror psicológico que sufrió por parte de un productor que quería tener sexo y que para ello la hizo creer que estaba en deuda con él por conseguirle un papel.