Una mentira más de López Obrador
Una semana de confrontaciones entre Andrés Manuel López Obrador y el expresidente Vicente Fox. Fox le dijo a López Obrador: “Si no el pueblo de México, yo me voy a encargar, yo personalmente, que ese cuate no llegue, porque no queremos otra Venezuela aquí, no queremos más populismo y más demagogia”, apuntó. Fox advirtió que utilizará vías democráticas para hacer frente a López Obrador.
“Yo tengo mis mañas”, exclamó, “con estrategia, con denuncia, desnudando al falso profeta, hablándole a los mexicanos del riesgo que corremos”, dijo. López Obrador furioso respondió: “que se tranquilice porque —advirtió— nadie va a poder impedir un cambio en el país”.
“Él (Vicente Fox) es así y es lo mismo que hace Roberto Hernández, Carlos Salinas, nada más que ellos dos lo hacen en lo oscurito y Fox es un cínico, lo da a conocer, pero es lo mismo que otros integrantes de la mafia del poder”, afirmó el tabasqueño.
Pero no sólo eso, López Obrador cuestionó la economía del país durante la presidencia de Vicente Fox, mismos años en los que él se desempeñó como Jefe de Gobierno.
Criticó a Fox por el endeudamiento que se tuvo en ese tiempo en el país, pero la realidad es que donde hubo un endeudamiento desmesurado y clasificado, para que el pueblo no se enterara, fue en la capital del país.
La economía durante el sexenio de Fox fue estable, sobre todo por los ingresos provenientes por la venta de petróleo, que se convirtieron en el principal colchón. Los recursos por la venta de hidrocarburos representaron cerca de 40 por ciento de los ingresos totales de México.
Esto también benefició las finanzas de la ciudad. Pero además, AMLO tenía mayoría en la Asamblea Legislativa, así que pudo endeudar a la ciudad como quiso, sin rendirle cuentas a nadie.
Para el 2003, el endeudamiento que tenía la ciudad había alcanzado un récord histórico, 41 mil 634 millones de pesos, según la cifra que se encuentra en la cuenta pública del gobierno del entonces Distrito Federal.
El endeudamiento se dio principalmente por la construcción de los segundos pisos.
Pero López Obrador siempre que se le preguntaba decía que el dinero de la obra venía de los impuestos de la gente. No decía que era por medio de financiamiento.
Ese mismo año el propio exjefe de Gobierno dio una conferencia, admitiendo que el gasto de la megaobra sería de 2 mil millones de pesos, provenientes en su totalidad de recursos fiscales. Después tuvo que reconocer que la mayoría de los recursos venían de deuda, incluso en gran medida con el Gobierno federal a través de Banobras.
Para administrar la obra de los segundos pisos y el distribuidor vial de San Antonio y el de Zaragoza, se conformó un fideicomiso denominado: Fideicomiso para el mejoramiento de las vías de comunicación, Fimevic. Este famoso fideicomiso fue un esquema que urdió López Obrador para quitarle atribuciones a la Secretaría de Obras Públicas y, para que Claudia Sheinbaum, ahora delegada en Tlalpan, quien era la operadora de obras públicas, tuviera más margen de acción.
La Asamblea Legislativa en ese momento pidió información sobre el fideicomiso, y lo que recibieron venía en el apartado correspondiente a los recursos de cuenta pública, que decía una leyenda “No Aplica”, pero se contradecía cuando se explicaba la variación del gasto de capital de ese fideicomiso, en el que se reportaba una variación del gasto de capital de mil 37 millones de pesos y se reconocía que gran parte de esos recursos venían de una deuda crediticia.
Se reservó la información sobre el financiamiento de los segundos pisos durante 12 años. Lo que López Obrador no quería era que se supiera que toda esa obra se hizo endeudando a la ciudad y no con “presupuesto público, los impuestos de la gente”, como decían cuando se estaban concluyendo las obras. Todavía hay mucha información reservada en torno a ese financiamiento.
Otro dato. ¿Sabe usted cuánto gastó López Obrador en su imagen personal, cuando fue Jefe de Gobierno de la ciudad?
Según datos de la Secretaría de Finanzas del Gobierno del Distrito Federal, las administraciones del López Obrador y Alejandro Encinas gastaron mil 209 millones de pesos en Comunicación Social, durante el periodo 2001-2006.
En comparación con esto, el gobierno de Enrique Peña Nieto, en el Estado de México gastó 646 millones de pesos en Comunicación Social, entre 2005 y 2011. Es decir, las administraciones de López Obrador y Encinas gastaron cerca del doble en Comunicación Social, de lo que gastó el gobernador del Estado de México.
Y ahora López Obrador presume en esta confrontación que ha tenido con Vicente Fox, que él sí cuidó las finanzas de la ciudad, cuando estuvo al frente. Una mentira más de López Obrador.
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