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Un peritaje de ocho minutos

El autor del peritaje central que presentó el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI), José Torero, asegura que es imposible que en el basurero de Cocula se hubieran incinerado 43 cuerpos y que no hay más información a detalle que permita determinar o descartar si fueron quemados uno o dos cuerpos solamente.

Concretamente afirmó en una entrevista que concedió a Pascal Beltrán del Río:

“Hice una visita de un día al basurero de Cocula (no especificó que no estuvo en el lugar ni media hora) y de ahí me reuní con peritos de la Procuraduría General de la República; vi objetos recuperados del basurero. Un peritaje se debe de hacer inmediatamente después de un evento y yo llegué ocho meses después; lo que uno busca es establecer límites de lo que pudo haber pasado; uno no busca reconstruir, porque los materiales para eso no existen, lo que uno busca es determinar lo que no pudo suceder”.

Es muy respetable la opinión del investigador de la Universidad de Queensland, en Australia, pero, como él bien dice, no se puede establecer un peritaje ocho meses después. La investigación que presentó en su momento la PGR tiene en su expediente la participación de más de 100 expertos. Además de los propios de la dependencia se llamó a peritos internacionales, la investigación estuvo abierta para que se aportaran todas las pruebas necesarias.

Luego de meses de trabajo se pudo comprobar que la desaparición de los 43 normalistas fue perpetrada por el crimen organizado cuando miembros de Guerreros Unidos pensaron que los jóvenes pertenecían a su grupo rival, Los Rojos.

Iguala, Guerrero, es un punto estratégico para el trasiego de la droga, ya que es paso obligado entre Tierra Caliente, Acapulco, Taxco, Cuernavaca y el Estado de México.

En Iguala operan los Guerreros Unidos; está ubicada al norte del estado y a la entrada de Tierra Caliente y desde ahí se desplazan para trabajar en otros sitios.

José Luis Abarca, ex alcalde de Iguala, está detenido, señalado por tener nexos con Guerreros Unidos. Uno de sus cuñados fue Alberto Pineda Villa El Borrado, hermano de su esposa, María de los Ángeles Pineda Villa; operaba para Arturo Beltrán Leyva. Su otro cuñado, Salomón Pineda El Molón, estuvo preso en una cárcel de Tamaulipas y quedó en libertad apenas el año pasado. Hoy las autoridades afirman que Salomón Pineda es el actual jefe de una célula al servicio de los Guerreros Unidos.

Además de todos los peritajes realizados están las declaraciones de Sidronio Casarrubias, exjefe de los sicarios de Guerreros Unidos, quien reconoció haber recibido un mensaje de texto en su celular de parte de su lugarteniente, identificado como El Cabo Gil, quien le informó que tenía aseguradas a varias personas a las cuales se refirió como integrantes del grupo contrario. En realidad esos detenidos eran los normalistas. Y él mismo admite haber dado la orden de ejecutarlos.

Dice haber quemado a los jóvenes y tirado sus restos al río. Es una prueba mucho más contundente que lo que sostiene José Torero, por el simple hecho de que las bolsas efectivamente aparecieron en el fondo del río.

Es de espanto, pero dentro de esa zona se han suscitado muchísimas más muertes, después de los muy lamentables hechos en que desaparecieron los 43 normalistas de Ayotzinapa. Se han detectado varias fosas comunes cerca de Iguala. Resulta zimportante asumir el tema del narcotráfico en ese lugar porque hoy estamos hablando de la tragedia de los 43 normalistas, pero ha habido muchísimas más.

No se puede determinar lo sucedido en el basurero de Cocula, o lo ocurrido en las fosas comunes que se han encontrado con investigaciones basadas en una visita de minutos ocho meses después.

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