Taxis de López
El lunes pasado líderes de taxistas desquiciaron el tránsito de la capital del país con diversas movilizaciones, en las cuales manifestaron su inconformidad por la operación de las empresas Uber y Cabify, que funcionan por medio de aplicaciones en teléfonos inteligentes.
Insistieron en que esos corporativos, que brindan el servicio con automóviles de lujo y pago mediante tarjeta de crédito, para brindar mayor seguridad a los clientes, cometen un delito, ya que no cuentan con una concesión o, dicen, no pagan impuestos.
El tema de los taxis es complejo en el Distrito Federal. Para entender cómo funcionan las concesiones y los permisos nos tenemos que remontar a varios años atrás.
Durante la administración de Andrés Manuel López Obrador como Jefe de Gobierno, iniciada a finales del año 2000, se otorgaron muchas licencias “toleradas”, para no llamarlas ápocrifas, a personas afines a su movimiento político.
En ese entonces se estimaba que había más de 25 mil taxis que circulaban de manera ilegal con amparos hechizos. Los dueños de estas unidades pagaban aproximadamente tres mil 500 pesos por adherirse a esos recursos y estaban obligados a apoyar a AMLO.
Las casualidades no existen, ¿usted se acuerda de las movilizaciones que se dieron en el 2004 para apoyar a López Obrador tras su desafuero? Ahí participaron más de 500 taxistas beneficiados por su gobierno: bloquearon algunos puntos estratégicos de la ciudad por esa causa.
Llama la atención que en algunos casos se trata de las mismas calles que cerraron el lunes pasado durante las manifestaciones contra Uber y Cabify.
La gran mayoría de estos vehículos son los llamados taxis Pantera, unidades pirata que circulan con placas particulares de otros estados y con duplicados de amparos que han perdido una y otra vez.
Se trata de una asociación ligada a AMLO, que se convirtió durante la gestión de éste en la más grande organización en su género. Durante los años de mayor operación, los Pantera tuvieron ingresos netos anuales por más de 60 millones de pesos. Y es sabido que burlan la verificación vehicular que se aplica en el DF.
Estos mismos grupos apoyaron luego el movimiento poselectoral del excandidato presidencial cuando éste cerró Paseo de la Reforma.
El actual gobierno del Distrito Federal ha hecho un esfuerzo por retirar a los taxistas sin licencia real. Ha logrado sacar de circulación a más de cinco mil, pero todavía son muchos los que transitan irregularmente, ahora al servicio de Morena.
En octubre de 2014 taxistas concesionados denunciaron pérdidas de hasta 24 millones de pesos diarios por la competencia desleal que significan los más de 20 mil taxis ilegales que operan en la capital, que incluyen a los piratas y, dijeron, a los servicios a través de aplicaciones en el teléfono.
En el marco de la presentación de la Expo Taxi 2014, Eliazar Romero, coordinador de la Comisión Permanente de Transporte Individual de Pasajeros, indicó que en la ciudad operan 139 mil 248 taxis legales, por lo que los piratas representan un 14.3 por ciento más de autos irregulares.
Este martes la Secretaría de Movilidad (Semovi), del Distrito Federal, estableció el compromiso de regular los servicios a través de aplicaciones, aunque esto se empezará a concretar hasta que concluya el proceso electoral.
Es absolutamente justificable que los casi 140 mil taxis que pagaban mucho dinero para estar en regla estén molestos con la competencia desleal. Sin embargo, ésta no es la de los automóviles de Uber y Cabify.
Éstas, siendo empresas legalmente establecidas, pagan impuestos y todos los seguros correspondientes. El verdadero enemigo está en todos estos taxis pirata que circulan por la ciudad.
Porque, además de que no pagan ni permisos ni seguros, en muchos casos se ven involucrados en delitos graves y han provocado que los ciudadanos no tengan la confianza de abordarlos en la calle. Le han dado mala fama a los taxis serios que pagan mucho por tener sus papeles en regla.
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