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¿Quién mató a Adolfo Lagos?

La muerte del director de la empresa Izzi, Adolfo Lagos, no sólo cimbró a la sociedad este fin de semana, también ha generado confusión porque, como lo publicó La Razón, fue un disparo de su escolta el que acabó con la vida del empresario, cuando se supone que lo estaban protegiendo de dos sujetos que intentaban robarle su bicicleta.

 

Los peritajes elaborados por la Fiscalía del Estado y la Procuraduría General de la República (PGR) indican que fue uno de sus guardaespaldas quien lo hirió cuando buscaba defenderlo, mientras su jefe realizaba un recorrido en bicicleta sobre la carretera federal Pirámides-Tulancingo.

Autoridades cercanas a las indagatorias del caso revelaron a La Razón que los peritajes dieron positivo para un arma calibre 9 milímetros, como la misma que hirió a Adolfo Lagos. La pistola pertenecía a uno de los escoltas, identificado como Héctor Jiménez.

Esta historia todavía tiene aristas por descifrar, pero lo cierto es que, aunque en la zona donde perdió la vida el ejecutivo de Izzi son recurrentes los asaltos de este tipo, generalmente no son delincuentes que dañen a sus víctimas.

El investigador Ivin Jaubert conoce bien el modus operandi de estos asaltos.

En los años 90 hubo mucho auge económico en esa zona del Estado de México y de Hidalgo, porque Ciudad Sahagún ofrecía muchos empleos a la gente de esos lugares. Esto es un colapso económico y en muchos pueblos, pequeños pueblos en la zona entre el Estado de México y el de Hidalgo, hay un corredor en particular que es de las pirámides hasta Tulancingo, donde hay una perpendicular que va a Pachuca y otra a Ciudad Sahagún, en esa zona hubo una situación económica muy grave, esto de 4 o 5 años para acá empezó a generar delincuencia.

“Este punto, Nopaltepec, donde asesinan a este empresario, está enclavado en una zona muy peligrosa, es un corredor donde cada fin de semana hay asaltos. En este caso hay mucho ruido por quien se trata, pero en realidad, con toda regularidad hay asaltos ahí. Yo creo que esta situación se salió de control”.

Añade que no son ni la delincuencia organizada ni bandas muy sofisticadas las que cometen estos atracos.

“Son personas que viven en las comunidades aledañas a estas carreteras, que viven en rancherías polvorientas, miserables, en situaciones deplorables, con padres ancianos que fueron campesinos. Son hijos de campesinos que sembraban frijol, sembraban maíz, que viven de los nopales, etcétera, y que ante esta situación de infortunio, estos hijos de esta gente han salido a los caminos a asaltar”.

Pero sí tienen una estrategia muy clara para cometer estos asaltos, y se realizan por lo menos 2 o 3 atracos a la semana, generalmente los sábados y domingos.

“Son 4, 5, hasta 10 sujetos que salen de estos lugares, conocen los caminos y brechas del lugar, se acercan a donde van a pasar los paseantes, turistas y los asaltan, generalmente son 2 los que dan la cara y hay 3 o 4 sujetos que están ocultos entre las nopaleras y pueden tener un vehículo a 5 o 10 minutos a pie en alguna de las brechas que los acercan a las carreteras”.

Estos delincuentes no obtienen grandes ganancias económicas, casi siempre rematan por poco dinero lo que roban. Adolfo Lagos traía una bicicleta muy sofisticada, de unos 200 mil pesos. El experto dice que estos asaltantes muy probablemente no tenían idea de lo costosa que era esa bici.

“Un fenómeno muy curioso: muchas de las cosas que les quitan a los turistas, a los ciclistas, a la gente que va ahí, después se encuentran a la venta en Ciudad Sahagún, en Pachuca, en Tulancingo, en tianguis donde venden a veces bicicletas, las que pueden costar 30, 40 mil pesos las venden en 3 mil, 4 mil pesos. Para estos delincuentes es su modo de operar: les quitan las cosas a los turistas y las venden. Ahora, es muy raro que los maten, no es usual, o que los violen, no actúan en esa forma, porque a pesar de ser criminales tienen ciertos valores, ciertos límites, o sea no rebasan, no violan, no asesinan. En este caso estamos hablando de un escenario totalmente diferente”.

Es un tema de seguridad en el que se tienen que enfocar las autoridades para prevenir más asaltos en esta zona, pero también es fundamental terminar de esclarecer las casusas del homicidio de Adolfo Lagos.

Zona de impunidad

El tramo de San Felipe Teotitlán, en el municipio de Nopaltepec, Estado de México, donde el domingo pasado el directivo de Televisa y director de Izzi, Adolfo Lagos Espinosa, sufrió un asalto que terminó con su vida, los robos a los visitantes son comunes y constantes.

Los ladrones suelen aprovechar las paradas que hacen los automovilistas para despojarlos de sus pertenencias o colocan piedras en la carretera Pirámides-Tulancingo para obligarlos a detenerse y, así, robarles.En julio de 2016, a la altura del kilómetro 42, cuatro sujetos armados asaltaron a un grupo de ciclistas que se dirigían a los Arcos del Padre Tembleque, una obra del siglo XVI ubicada en el límite de los estados de México e Hidalgo, declarada en 2015 Patrimonio Cultural de la Humanidad por la Unesco.

Otra forma de operar es la que relató Jesús, quien se encontraba en la zona el 28 de diciembre de 2016: varios sujetos armados y con pasamontañas llegaron en motos para asaltar a un grupo de visitantes que observaban la estructura. A él lo despojaron de su vehículo y de sus pertenencias y luego huyeron rumbo al Estado de México.

 

Vecinos de la región han solicitado que se refuerce la vigilancia, pues aseguran que varias bandas de ladrones operan en esa zona y son vecinos de las poblaciones cercanas que, supuestamente, lo hacen bajo la protección policial.

En el caso de Lagos, viajaba en una bicicleta con valor de 200 mil pesos a la altura del kilómetro 45, cuando fue asaltado, pero uno de sus escoltas, al tratar de defenderlo, le disparó.