Nuño regresa a la escuela
Es una maestra que lleva más de 22 años trabajando con los alumnos de primero de primaria de la escuela Siete de Enero, en la colonia Cove, en el Distrito Federal, cerca del ayer muy concurrido panteón de Dolores. En un diálogo con profesores y padres de familia aquélla se aproximó a su visitante, el secretario de Educación Pública, Aurelio Nuño, y le regaló El principito, de Antoine de Saint-Exupéry.
Una obra, le dijo, que trata de temas universales como el amor, la amistad, el sentido de la vida y la naturaleza humana. Un libro que defiende la sabiduría de los niños y explica cómo se debe uno guiar en la vida, lo que muchas veces se pierde con la edad. Un texto que nos dice que nunca podemos olvidarnos del niño que llevamos dentro.
La profesora le expresó a Aurelio: “cuando estoy cabizbaja siempre vuelvo a leer este libro, que es un gran compañero de vida, y también me como una cucharada de cajeta. Hoy le debo la cajeta, pero le entrego este libro para que lo acompañe.”
Cuando ayer en la mañana llegué a la escuela Siete de Enero para entrevistar a Aurelio Nuño esperaba un acto protocolario, pero me encontré con una reunión de trabajo. Es una de las escuelas públicas a las que todos los lunes el secretario de Educación Pública acude a abanderar, pero lo hace para hablar con maestros, padres de familia y alumnos. El mismo Nuño indicó que le gusta el trabajo de escritorio pero que es fundamental que pueda tener contacto con la gente, ver cómo están los planteles, qué sienten los maestros y las familias.
En el diálogo, además de hacerle varias propuestas, otra maestra le confesó no sin tristeza a Nuño que están muy decepcionados de los medios que generalizan, que le duele que los docentes sean tan mal vistos ante la opinión pública por unos pocos que hacen desmanes. Que ellos laboran muchas más horas de las requeridas, para poder sacar adelante el trabajo de la escuela y a sus alumnos, incluso sacrificando a sus propias familias.
La directora y una profesora se enorgullecieron de que participarán dentro de dos semanas en la evaluación magisterial y todas pidieron mayor información sobre la reforma educativa.
¿Qué tienen que ver estos maestros con aquellos que queman camiones y bloquean carreteras? Literalmente nada. Éstos son los verdaderos maestros de México.
El plantel Siete de Enero es modesto pero muy digno; compite en instalaciones con muchas escuelas, incluso privadas. No es que no les falte nada. Ayer pidieron que les techen el patio y una pequeña biblioteca, además de un comedor para que la escuela funcione de tiempo completo. Lo necesitan y el secretario se comprometió a ejecutar las obras.
En México hay demasiadas carencias en el tema educativo. Muchas escuelas no tienen ni los servicios mínimos para que los niños puedan estudiar. No hay en ellas agua, luz, baños… Otras incluso se tienen que construir porque no son más que un terreno e instalaciones desvencijadas.
Nuño visita cada lunes una escuela primaria. El compromiso es que al final de la administración del Presidente Peña estas carencias se reduzcan. El titular de la SEP reconoció que el mayor número de recursos se destinará a los planteles con mayores necesidades, pero ninguno estará ausente de ese programa. Además, habrá becas para útiles escolares y transporte porque muchos niños no tienen recursos para ellos o no pueden llegar a sus centros de estudio.
El reto es enorme. Ayer que platicaba con los niños, Nuño les dijo que el futuro que cada uno va a tener dependerá mucho de lo que haga como estudiante.
Después me comentó que también es fundamental para estos pequeños el núcleo familiar en el que se desarrollen y las oportunidades que tengan, que en todos los casos es parte de su educación.
“Se debe pedir, a cada cual, lo que está a su alcance realizar”, se lee en El principito. Hay que saber aprovechar la sabiduría de los niños, pero entonces hay que darles la posibilidad de tener una buena educación, en un lugar digno y con buenos maestros. De eso tratan estas visitas.
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