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Narcomantas: así comunican los criminales

Dos narcomantas con mensajes de amenazas contra agentes de la Procuraduría de Justicia capitalina (PGJ) y la Policía Federal, colgadas esta semana en Periférico Sur, aparecen firmadas por el Cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG). Este hecho se da a un mes de que apareciera otra similar, en Azcapotzalco, cerca de la Fiscalía antinarcomenudeo, y se trató del segundo narcomensaje atribuido al CJNG en la CDMX, pues en noviembre de 2016 apareció el primero, junto al cuerpo decapitado de un hombre, en Iztapalapa.

 

El crimen organizado ha utilizado estas mantas para enviar mensajes y amedrentar a grupos rivales o autoridades, con la finalidad de intentar empoderarse.
Lo hace para crear un impacto mediático a nivel local, nacional y, en algunos casos, de manera internacional, para presionar y que la autoridad se repliegue. La utilización de mantas también tiene como fin producir temor en la sociedad civil para que no denuncie los delitos.

El objetivo que han tenido las narcomantas a lo largo de muchos años ha sido crear la sensación de incertidumbre, peligro e indefensión.

El crimen organizado ha utilizado estos medios para enviar mensajes a grupos rivales desde hace años. Hay que recordar, por ejemplo, que en 1993, después del enfrentamiento que se dio en el Aeropuerto Internacional de Guadalajara, en donde perdió la vida el cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo, aparecieron distintas mantas.

Ahí se estaban disputando el control de la plaza el Cártel de Sinaloa, con El Chapo Guzmán y el Cártel de Tijuana, con los Arellano Félix.

Son muchos los grupos criminales que intentan difundir mensajes mediante presencia con mantas. El Cártel del Noreste, CJNG, Cártel del Golfo, Familia Michoacana, Cártel de Sinaloa, Cártel de los Beltrán

Leyva, La Línea, La Última Letra, Guerreros Unidos, Los Rojos y los Caballeros Templarios, entre otros.

Pero hay tener en cuenta que este tipo de mensajes siempre está manipulado para un fin específico. No siempre son estos grupos criminales; muchas veces son personas con otras agendas, incluso políticas, que le adjudican las mantas al crimen organizado para desestabilizar ciertas plazas.

Lo que buscan es imponer mensajes en los medios de comunicación para poder influir con esa información.

En lo personal, estoy convencida que como periodistas no debemos de difundir este tipo de mensajes; no lo hacemos en Todo Personal y tampoco en este espacio. Lo que estos grupos buscan es precisamente eso: utilizarnos a los medios para exponenciar sus mensajes.

Después de que aparecieron las mantas en la Ciudad de México, diciendo que el Cártel Jalisco Nueva Generación había llegado aquí, el Comisionado Nacional de Seguridad, Renato Sales, declaró: “No tenemos señales hasta este momento de presencia operativa de este otro grupo que se ha mencionado (CJNG)”.

Señaló que el incremento de homicidios dolosos (con picos sin precedente en 2017) tiene que ver con el tráfico de drogas y la disputa entre bandas rivales.
Lo que sí asegura el Comisionado, es la presencia del Cártel de Tláhuac en la Ciudad de México.

“Por lo que hace a las mantas que aparecieron recientemente en la ciudad, hay que decir que hay investigación en curso por parte de la Procuraduría General de la República, en coordinación con la Procuraduría General de Justicia de la Ciudad de México, y hasta este momento tenemos claro que existe un grupo de delincuencia organizada que actúa en Tláhuac y se sigue trabajando al respecto”.

Sales anunció que el operativo Escudo Titán, con el mando central de la Policía Federal, será ampliado a cuatro entidades más, incluida la zona de mayor robo de hidrocarburos.
Mientras tanto, tendremos que vivir con las narcomantas; pero no tenemos por qué creerles.

Acciones antinarco

El 20 de julio de 2017 la Ciudad de México vivió un hecho inédito: en Tláhuac, camiones de volteo y autobuses del transporte público en llamas bloqueaban las principales avenidas de esa delegación, luego de que la Marina abatió a ocho sujetos, entre ellos, Felipe de Jesús Pérez Luna, El Ojos, identificado como el líder del Cártel de Tláhuac-Chalco, que controlaba la venta de droga y demás delitos del crimen organizado en la zona oriente de esta capital.

Los habitantes de esa delegación se manifestaron con mantas el 27 de enero pasado, previo a un acto de Claudia Sheinbaum. Acusaron presuntos nexos del jefe delegacional, Rigoberto Salgado, con el crimen organizado.

La madrugada de ese mismo día, el presunto sobrino de El Ojos, Ricardo Ferro Pérez, se enfrentó a elementos de la Marina en la unidad habitacional Manuel M. López, ubicada en la avenida San Andrés Atlixco, en la colonia Zapotitla, en Tláhuac, y fue abatido.

Autoridades federales trabajan en el desmantelamiento de este grupo delictivo y el 12 de enero pasado, en un operativo coordinado por la Comisión Nacional de Seguridad en Nuevo León y la Ciudad de México, detuvieron al sucesor de El Ojos y a dos operadores más que formaban parte de su grupo.

 

“Tras el fallecimiento del anterior jefe de este grupo delictivo, Uriel Isaac quedó al mando, se movía entre la Ciudad de México y el estado de Nuevo León, entidad federativa esta última desde donde giraba instrucciones y operaba para evitar ser detectado”, dijo Sales Heredia.