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Muerte en Los Cabos

La inseguridad en las zonas turísticas sigue incrementándose con altos costos potenciales para una de las principales actividades económicas del país. Ahora son Los Cabos los que están azotados por una ola de violencia, al igual que Acapulco, la Rivera Maya o Cancún, Puerto Vallarta y la Rivera Nayarita.

 

Dos de los lugares turísticos de mayor nivel, donde están los hoteles más caros del país, son San José del Cabo y Cabo San Lucas. Ambas ciudades han sido golpeadas por una ola de asesinatos en meses recientes.

En lo que va de 2017 han ocurrido 161 homicidios en San José del Cabo: 31 fueron en enero; 30 en febrero; 53 en marzo; uno en abril; 25 en mayo, y 21 en junio, si se toman en cuenta los 18 cadáveres en las fosas clandestinas.

Entre el 6 y el 8 de junio, 18 cadáveres fueron hallados en una fosa clandestina en la turística Baja California Sur. La Procuraduría estatal dijo que los cuerpos estaban demasiado descompuestos como para identificarlos inmediatamente.

El domingo pasado se reveló un caso de impacto. Dos cabezas humanas fueron encontradas en una hielera en el centro de Cabo San Lucas. Junto a éstas había un mensaje de narcotraficantes.

El propio gobernador, Carlos Mendoza Davis, admite que tienen un problema de narcotráfico en el estado y que las fosas descubiertas están ligadas a disputas internas en el Cártel del Pacífico.

“Hay un enfrentamiento entre dos grupos disidentes de lo que era conocido como el Cártel del Pacífico y ellos son los que se han estado disputando la plaza”, afirmó.

Fuentes de seguridad federal atribuyen esta ola de violencia al conflicto entre los Cárteles de Sinaloa, Jalisco Nueva Generación (CJNG) y lo que queda del de Tijuana.

De acuerdo a un reporte del semanario Zeta, la violencia que se ha intensificado específicamente en Los Cabos se debe a la presencia y lucha de dos grupos delincuenciales: La Barredora, una célula del CJNG, y de Los Javieres para Cártel de Sinaloa, en una guerra por el control del narcomenudeo que se ha intensificado desde las primeras horas de 2017.

El 16 de febrero, el secretario General del Gobierno de Baja California Sur, Álvaro de la Peña Angulo, al igual que ya lo había dicho el gobernador Mendoza Davis, reconoció que los reacomodos del Cártel de Sinaloa estaban impactando en la entidad y resaltó el caso de Los Cabos.

El 19 de enero fue extraditado a la Unión Americana el líder del Cártel de Sinaloa, Joaquín El Chapo Guzmán Loera.

Hay que recordar que el Cártel de Sinaloa era el principal grupo del crimen organizado en esa zona.

En el 2015 les platicaba en esta columna sobre un reportaje publicado en la revista The New Yorker que mostró cómo inteligencia de Estados Unidos habría realizado distintos operativos para capturar a El Chapo.

Uno de esos tantos operativos se hizo en Los Cabos, cuando las autoridades estadounidenses supieron, por medio de un teléfono Black Berry que tenían interceptado, que Guzmán Loera había quedado en verse con una mujer. Al notar que estaba intervenido el teléfono, se lo dio a un subordinado, quien se metió al desierto para que lo buscaran ahí, mientras él escapaba de regreso a la Sierra Madre.

Antes de la extradición de El Chapo, la Procuraduría General de la República (PGR) ya registraba la presencia del Cártel de los Arellano Félix en Baja California. Al tiempo que en Baja California Sur se habla de la presencia del Cártel de Tijuana Nueva Generación.

En octubre de 2016, el diario Los Ángeles Times reportó que el Cártel de Jalisco Nueva Generación estaría uniendo fuerzas con un diezmado Cártel de los Arellano Félix para formar un tercer cártel.

La disputa de los grupos delincuenciales por una de las plazas más prósperas del país, ha desatado la tragedia que estamos viviendo hoy. Hay un gran despliegue de fuerzas federales, y no es para menos, no se puede poner en riesgo una de las zonas turísticas más importantes del país.

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