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Mireya, el porqué del suicidio y asesinato Parte II: La obsesión sexual

Mireya ya no confiaba en nadie, me lo confesó cuando tomamos un café. Decía que ya no podía ir con su terapeuta porque su exmarido había tenido relaciones sexuales con ella, que también se había involucrado íntimamente con la trabajadora social en los centros de convivencia, que había tenido sexo con una de las jueces que llevó el asunto y con la juez que llevó previo el caso también había tenido amoríos. Incluso sostenía que Leopoldo había tenido sexo con su propia madre.

 

Para Ivin Jaubert, quien trabaja en la fundación Cazando mariposas, donde apoyan a niños que han sido víctimas de abuso sexual, y que fue consultado por Mireya, estas afirmaciones no son creíbles.

“Desde el principio empezamos a hablar mucho del tema, me decía cosas un poquito irracionales, además de que siempre abordaba otros temas; generalmente cuando uno está enfocado con el tópico de abuso infantil ése es el tema principal y ella me hablaba de otros temas, me hablaba de la infidelidad de su esposo.

“Me dijo que el día de su boda ella logró entrar al cuarto donde se estaba arreglando su esposo y alcanzó a ver cómo su suegra lo estaba terminando de vestir y ella decía que porque seguramente había pasado algo allí. Le pregunté qué pasó allí, y me dijo que el esposo fue abusado por sus padres desde niño y en ese momento, antes de la boda, la mamá había tenido algo qué ver con él”.

Éstas son algunas de las cosas que, al igual que platicó conmigo, le contó a Jaubert:

“Mireya no estaba bien, decía muchas cosas y en ese contexto es que voy a repetir algunas de ellas. Me aseguró que había tenido relaciones sexuales con la juez que lo había favorecido, que había tenido una orgía en el centro de convivencia infantil donde había estado su menor hija.

“Que en el baño se metieron una trabajadora social, una psicóloga y su esposo y que habían tenido una relación delante de su niña, ¿ella en qué se basaba?, me dijo que la niña se lo había contado, que estaba presentando síntomas de abuso y le pregunté: ¿cuáles son estos síntomas? y me repetía una perorata de cosas que se ven en Internet que no eran espontáneas, que no era la manera de conducirse como lo hacen las víctimas”.

Mireya le comentaba a Jaubert que su hijo mayor había sido abusado por parte del papá, pero que de eso no tenía pruebas. “Es que no tengo pruebas de cuando sí lo abusó”, “¿cuándo sí lo abusó?”, le pregunté, obviamente estaba dando por hecho que no había habido un abuso, que todo lo demás había sido una simulación”.

Jaubert señala que en este tema había algo de veracidad: “tenía una erección y estaba excitado, yo lo desperté”, así fue como me lo dijo y en esa narración como que estaba diciendo algo ligeramente veraz, porque de repente me decía cosas totalmente bajadas de una imaginación muy distorsionada y parecía que estaba diciendo algo real”.

“Me comentó el doctor que el niño no tenía rastros de haber sido violentado por lo menos en sus esfínteres”.

Ni el investigador ni yo hemos tenido contacto con Leopoldo Olvera, no lo conocemos, pero los peritajes oficiales dicen que este hombre estaba desesperado por perder a la familia.

Y los niños también estaban sufriendo. Así lo demuestran los videos. Con respecto al hijo mayor, Ivin me cuenta: “Estaba sufriendo por el tema de estar con una madre enferma, en las enfermedades mentales hay mucho tabú, una serie de desinformación”.

Muchas veces los padecimientos mentales pasan inadvertidos, es un tema muy complejo, pero las autoridades tardaron años en resguardar a esos niños.

No podemos juzgar a Mireya como una malvada y cruel que asesinó a sus hijos. Hay que analizar el caso más a fondo y darnos cuenta de que estaba enfrentando un problema de salud mental, al que no se quiso poner atención.

Le dieron la noticia de que iba a perder a los hijos y eso fue un disparador.

“Aquí hay algo muy importante, los doctores que la vieron y cuando se emite una resolución, es decir, le van a quitar los hijos a un enfermo mental, eso fue acorralarla, y fue una postura poco profesional; si iban a orillar a quitarle a sus hijos, deberían haberlos protegido.

“Ojalá que este reportaje sirva para que de algún modo empecemos a buscar de qué manera abordar estos problemas, si en un momento la juez decidió, o sea, la juez ya sabe que los está maltratando, los está martirizando, es una enferma mental, ha tenido intentos de suicidio, ¿cómo emite de manera ligera y deja sin protección a los niños?”.

A cualquier otra mujer se le hubieran ocurrido mil escenarios antes de matar a sus hijos, sacarlos de la ciudad, del país. Mireya tenía un problema real que nunca se dimensionó.

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