México: primero en embarazo adolescente
Más de 400 mil féminas de corta edad quedan preñadas en México cada año. La OCDE sitúa a nuestro país como el número uno en embarazo adolescente. También están las cifras del Centro Latinoamericano Salud y Mujer (Celsam), que señalan que alrededor de 35 por ciento de la población nacional empieza su vida sexual entre los 10 y los 15 años. Y de este sector el 23 por ciento de las niñas de entre 10 y 14 años enfrenta una gestación.
Pero se quiere espantar aún más, este dato es escalofriante: según Save the Children, en México entre 2006 y 2014 se han registrado casi 100 mil partos de menores de 15 años relacionados con abuso o violencia sexual.
Hoy el embarazo adolescente es uno de los problemas más serios que tenemos, por todas las consecuencias que conlleva, como abandonar las aulas, la falta de ingresos para mantener al hijo, etc… Aquí la cuarta causa de deserción escolar entre las jóvenes de 15 a 19 años es la espera de un bebé.
Hablando en términos de salud, las adolescentes tienen dos veces más probabilidades de morir durante el embarazo o el parto que las mujeres adultas.
Especialistas aseguran que las menores de 16 años muestran cuatro veces más riesgo de perecer por complicaciones del alumbramiento que aquellas que superan los 20 años.
Las niñas de 16 años o menos corren mayor peligro de preeclampsia y eclampsia. Es muy común que tarden entre 4 y 6 meses en darse cuenta de que están encintas y luego decírselo a algún adulto, por lo que por lo general son embarazos poco vigilados por un médico.
De los jóvenes que empiezan tan pequeños a tener relaciones sexuales, muy pocos utilizan métodos anticonceptivos. Dice la encuesta de Celsam que la mayoría de ellos conoce estas herramientas, pero ignora cómo funcionan. Y también que son muy contados quienes saben que pueden conseguir gratis estos auxiliares en los centros de salud.
Save the Children explica que en gran medida el embarazo adolescente ocurre dentro de las familias de bajos recursos y que esto no hace más que reproducir la pobreza y dejar en estado de indefensión tanto a la mamá como al bebé.
Es así en un 60 por ciento de los casos, pero quizá lo más relevante de los nuevos estudios es que el número de niñas embarazadas también ha crecido en sectores socioeconómicos más altos.
Éste es un tema muy serio, ahí están los datos duros. Las instituciones de salud ahora están poniendo especial énfasis en elaborar campañas y encarar la situación, que durante años permaneció casi en silencio.
Tenemos las cifras enfrente de nosotros, ya no podemos hacer caso omiso a un asunto que tanto afecta a nuestra sociedad.
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