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Los otros desaparecidos

Tenemos miles de desaparecidos en nuestro país, la gran mayoría producto del crimen organizado, pero poco se habla de los militares, marinos, policías, agentes del Ministerio Público que están ilocalizables o han sido asesinados mientras realizan su trabajo.

Son los otros desaparecidos, los que nadie reclama, por los que nadie pide, por los que no han hecho movimientos de derechos humanos que los respalden.

Tan sólo la semana pasada se dio a conocer la desaparición de tres agentes. Dos son Ministerios Públicos adscritos a la Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada (SEIDO) y otro pertenece a la Policía Federal.

Los dos ministeriales adscritos a la SEIDO se llaman Víctor Andrés Vilchis Retana, de 31 años, y Miguel Ángel Rodríguez Cuéllar, de 36. El elemento de la División de Inteligencia de la Policía Federal se llama Marco Antonio Álvarez Gómez, de 34 años de edad.

Según las fichas difundidas por la Procuraduría General de la República (PGR), los tres agentes fueron vistos por última vez cuando circulaban en un automóvil sobre el Viaducto, entre Insurgentes y Tlalpan, con dirección al centro de Tlalpan, adonde se encaminaban para llevar a cabo una investigación, al parecer, de presuntos integrantes del Cártel del Golfo que operan ahí.

Por su parte, el MP Víctor Vilchis Retana formó parte de la investigación del secuestro y homicidio del padre y el hermano del cineasta Alejandro Gómez Monteverde, director de la cinta El Gran Pequeño. Ellos fueron raptados el 4 de septiembre de 2015 en Tampico, Tamaulipas, y sus cuerpos fueron localizados días después en Veracruz. También con integrantes del Cártel del Golfo que están involucrados.

Pero éstos no son ni remotamente los únicos casos. La propia PGR acaba de reconocer que 36 de sus efectivos han sido reportados como desaparecidos desde el 2007 y hasta enero de 2017. Principalmente en los estados de Michoacán, Tamaulipas, Durango, Guerrero, Nuevo León, Ciudad de México, Sinaloa y Colima.

Desde el 2006, que fue cuando se intensificó la lucha entre los grupos de narcotraficantes, todas las instituciones de seguridad han tenido bajas. Han muerto mil 442 elementos del Ejército, Marina y Policía Federal.

Según datos de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), en 2016 se registraron tres mil 847 tiroteos entre militares y delincuentes, con un saldo de 247 soldados muertos y mil 362 heridos.

Los reportes de la Sedena muestran que de 2006 a 2016 murieron 490 soldados, de los cuales 247 fueron por agresión con arma de fuego, 49 en accidentes aéreos, 31 ejecutados y el resto por otras causas.

La Policía Federal ha tenido más bajas que el Ejército con 992 elementos muertos, de los cuales 445 fueron por arma de fuego.

Entre las agresiones contra el Ejército y la Policía Federal, en Sinaloa ocurrieron de las más letales.

En el caso del Ejército, el pasado 30 de septiembre de 2016, la Sedena sufrió el peor ataque desde que empezó la guerra contra el narco.

El saldo fue de cinco militares muertos, 10 con lesiones y también un paramédico de la Cruz Roja.

En mayo de 2008 la Policía Federal tuvo la que hasta ese entonces era la agresión más letal para esa corporación.

El enfrentamiento ocurrió en la colonia Las Vegas, en Culiacán, y dejó un saldo de ocho policías muertos.

El ataque en el que más agentes murieron fue en julio de 2009 en Michoacán, donde asesinaron a 13 elementos.

Son muchos los elementos de seguridad que han dado la vida por su trabajo. Y la verdad poco se les ha reconocido. No hay para ellos movimientos de derechos humanos ni comisiones legislativas. Vamos, ni siquiera una ley que les otorgue a los hombres y mujeres de los cuerpos armados, seguridad jurídica para su accionar.

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