Los mexicanos del Estado Islámico
Querido José Marcos, como bien dices tú: “nadie sabe qué hora es en el reloj de su vida”. Te mando un abrazo solidario y muy fuerte. Con todo mi cariño.
El lunes el Ministerio de Interior de España detuvo a una mujer originaria de Monterrey, Nuevo León, por cometer actividades de adoctrinamiento yihadista e incitar a los ciudadanos, por medio de las redes sociales, a cometer atentados terroristas.
La regiomontana de 38 años es una mujer con una buena posición económica, que trabajaba en una empresa en España. Estando en Europa conoció a un joven que formaba parte de una red de adoctrinamiento radical y se casó. Él fue detenido en el 2016.
Después de la detención de este joven, las autoridades empezaron a investigar a la regiomontana y descubrieron que compartía material propagandístico, entre las mujeres de su comunidad, y realizaba búsquedas en Google que la llevaron a acceder a perfiles de Facebook de musulmanes extremistas originarios de Hispanoamérica.
Esta mujer podría enfrentar de 10 a 20 años en prisión. Pero éste no es el único contacto de mexicanos con el Estado Islámico.
Según el Consorcio Especialista en Análisis e Investigación en Terrorismo conocido como TRAC, en el 2012, el Estado Islámico reclutó a un joven de tez morena conocido con el nombre de guerra, Abu Hudaifa al Meksiki, que significa “el mexicano” en árabe.
En marzo de 2014 se difundió en redes sociales una fotografía de él. Su rostro estaba oculto bajo un kufiya o pañuelo palestino y empuña un rifle Kaláshnikov, mejor conocido como AK-47.
Supuestamente este joven pertenecía a una legión extranjera compuesta por combatientes de origen estadounidense, canadiense, inglés y francés, además de integrantes de países árabes y del sur de Chechenia.
En diciembre de 2014, varios perfiles de supuestos militantes del Estado Islámico hicieron eco de la muerte del mexicano. Se dijo que habría fallecido en la ciudad kurdo-siria de Kobane.
Otro caso fue el de Miguel Alejandro Santana Vidriales, el primer mexicano sentenciado a 10 años de cárcel por intentar integrarse a Al Qaeda y el Talibán en Afganistán.
Con apenas 19 años de edad, Santana Vidriales cruzó la frontera legalmente por San Ysidro, donde se instaló y pronto, según información del Buró Federal de Investigación (FBI) comenzó a entrenarse por su cuenta. De inmediato inició trámites para obtener la ciudadanía.
El estadounidense de origen afgano, Sohiel Omar Kabir, líder de una célula de Al Qaeda en Estados Unidos y quien fue integrante de la Fuerza Aérea estadounidense entre 2000 y 2001, reclutó a Miguel Alejandro y comenzó a inculcarle la doctrina islamista de Anwar al Awlaki, líder de Al Qaeda abatido en 2011.
Las autoridades federales detectaron en su cuenta de Facebook varios videos de entrenamiento de grupos terroristas, y fue el propio Santana Vidriales, quien le dijo a un agente encubierto del FBI, que deseaba participar en la Yihad y mostró interés en un campamento de entrenamiento en Jalalabad, Afganistán.
A mediados del 2015, aquí en México, en León, Guanajuato, agentes de la Fiscalía Especializada en Delitos de Alto Impacto de la PGJE localizaron a un reclutador yihadista.
Éste no pudo ser arrestado porque en México la promoción y reclutamiento para organizaciones extranjeras no están tipificadas como delitos. Hoy ya nadie se acuerda del caso, pero sin duda es un tema que nuestros legisladores tendrán que discutir.
La propaganda para ir a luchar en la Yihad en Siria está traducida al francés, español, italiano, checo e inglés, y ha recibido el nombre de “turismo para yihadistas”.
Se sabe que actualmente hay más de 15 mil extranjeros peleando en la Yihad en Irak y Siria. Muchos de estos combatientes provienen de países europeos como España, Francia, Bélgica y el Reino Unido, principalmente.
Pero también, según un estudio del Instituto Británico de Defensa IHS Jane’s, publicado en el 2013, fueron 150 mexicanos los que viajaron a Siria para sumarse a las filas del Estado Islámico, 65 murieron y cuatro están desaparecidos.
Según el mismo estudio, hay por lo menos 300 combatientes yihadistas de origen mexicano, y dice que la mayoría son jóvenes integrantes del crimen organizado, principalmente de los cárteles como el de Sinaloa y de Los Zetas, aliados con el Estado Islámico y grupos terroristas. Los mexicanos proveen cocaína y sicarios a los islamistas a cambio de armas de alto poder y millones de dólares.
Los que están tan entusiasmados con el muro, tendrán que entender que la seguridad fronteriza contra el terrorismo en nuestro lado de la frontera, es una responsabilidad de México que mucho beneficia a Estados Unidos. No vaya a ser que ante los agravios, esa responsabilidad se debilite.
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