Las pensiones de los expresidentes
Felipe Calderón anunció que donará la pensión de 205 mil pesos mensuales que recibía como expresidente a la fundación que apoya a niños con cáncer Aquí Nadie se Rinde.
Renunciar a una pensión presidencial es una decisión que en su momento ya habían tomado Carlos Salinas de Gortari y Ernesto Zedillo. Vicente Fox y Luis Echeverría continúan recibiéndola y la viuda de José López Portillo y la de Miguel de la Madrid reciben mensualmente 118 mil 219 pesos.
La crítica se da tanto a aquellos que reciben la pensión como a los que no. Por ejemplo, cuando el presidente Zedillo renunció a ella, mucho se dijo que estaba mal visto que trabajara para empresas trasnacionales.
Hoy, Ernesto Zedillo se desempeña como director del Centro para el Estudio de la Globalización de la Universidad de Yale, participa en algunos programas de la ONU y también es consejero de grupo Prisa.
Aun con la donación de la pensión, Felipe Calderón y todos los demás expresidentes vivos o sus viudas tienen prestaciones, como funcionarios a su servicio, gente del Estado Mayor Presidencial para su seguridad.
Algunas fuentes estiman que cada expresidente vivo podría costar unos 800 mil pesos mensuales. La verdad es que no sabemos cuál es el monto. Pero un exmandatario necesita tener seguridad, el costo de tener un atentado contra alguno de ellos o sus familiares, sería muy alto.
Los apoyos a los expresidentes de la República se remontan a la administración de Luis Echeverría Álvarez, quien por cierto continúa gozando de estos privilegios.
En 1976 se expidió un acuerdo presidencial el cual estableció que los ciudadanos que hayan desempeñado el cargo de Presidente de la República tendrán a su disposición y servicio, mientras vivan, para el desempeño de servicios generales y a sus órdenes directas a 78 elementos de las Fuerzas Armadas, es decir, del Ejército, de la Armada y de la Fuerza Aérea.
Antes de este acuerdo ni la Constitución ni las disposiciones legales de aquella época preveían un apoyo de este tipo.
Años después, en 1987, se expidió otro acuerdo durante la Presidencia de Miguel de la Madrid Hurtado, el cual adicionaba una serie de beneficios a los expresidentes a los que ya se tenían contemplados en el acuerdo presidencial de Luis Echeverría Álvarez.
Y a partir de 2001, en el decreto de Presupuesto de Egresos de la Federación se han previsto los recursos para cubrir las pensiones de los expresidentes.
Es verdad, las pensiones mexicanas son de las más altas de América Latina.
Y, por ejemplo, un estudio de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) denominado “El Gobierno de un Vistazo” indica que en países desarrollados, como Alemania o Noruega, se pagan remuneraciones a sus expresidentes, pero sólo hasta que consiguen un trabajo o pasa el tiempo de ley para acceder a otro cargo público.
En el caso de Estados Unidos es distinto. Las prestaciones a sus exmandatarios son altísimas.
Según el último reporte, Jimmy Carter, George Bush, Bill Clinton y George W. Bush, recibieron 3.5 millones de dólares en 2015.
Al igual que en México, los exmandatarios estadounidenses tienen derechos adicionales, como seguridad del Servicio Secreto, pago de automóvil y seguro médico.
En México en el Presupuesto de Egresos 2016, se contempló el apoyo a los expresidentes sin cambios en su partida presupuestal. Lo aprobó el Congreso.
Tener expresidentes nos cuesta muy caro, pero más costoso sería tener un problema de seguridad nacional. Ahora si algunos exmandatarios renuncian a sus pensiones, qué bueno.
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