Las peleas de los juniors
El pasado viernes 16 de junio, lo que debió ser una fecha para festejar la graduación de preparatoria, resultó en una noche de escándalo por la noticia de la pelea que ocurrió entre alumnos del Instituto Cumbres y el Instituto Irlandés, ambos pertenecientes a los Legionarios de Cristo.
La graduación de la preparatoria del Cumbres se realizó en Expo Santa Fe, donde celebraban alumnos, exalumnos, familiares y amigos de los graduados. Avanzada la noche, un grupo de estudiantes del Irlandés llegó al lugar para agredir a varios de los presentes.
Los hechos comenzaron cuando alumnado del Instituto Irlandés arribó en la parte final del evento, presuntamente iniciando la golpiza, con todo y sus escoltas.
El motivo de la agresión fue que días antes, durante la fiesta de graduación del Instituto Irlandés, fue proyectado un video con burlas al colegio Cumbres. Videos que se hacen todos los años, y muchos de ellos, con un contenido despectivo y buleador.
Según el testimonio de una de las madres de los jóvenes agredidos, los atacantes superaban por mucho el número de las víctimas, y los guaruras que los acompañaban no permitían la salida de los heridos por la puerta principal.
No es la primera vez que vemos este tipo de peleas que cada vez son más graves porque quienes las custodian son precisamente algunos escoltas de estos llamados juniors.
En muchos casos guardaespaldas que ni siquiera tienen la preparación para serlo, lo cual hace estas riñas todavía más riesgosas. Un escolta profesional no permite que su custodiado se vea involucrado en disputas y su protocolo indica que debe sacar al joven inmediatamente del lugar. Por supuesto sin participar en la pelea.
Recordemos en el 2014 cuando se dio a conocer en redes sociales una pelea entre estudiantes del Colegio Americano y el Colegio Miraflores.
El tema fue mencionado el 17 de junio de 2014 por Joaquín López-Dóriga en una columna en Milenio, en la que se consignaba la cruel actuación de los muchachos frente a la pelea de sus compañeros, pues en lugar de separarlos, celebraban la violencia y sólo grababan los hechos en sus celulares.
El director del Colegio Americano, Paul Williams, expulsó a todos los alumnos que estuvieron involucrados en el suceso.
Mientras tanto, en el Colegio Miraflores no se tomó ninguna decisión o medida al respecto.
Estamos hablando de escuelas de “excelencia”, de donde podrían salir las futuras clases políticas y empresariales del país. ¿Y así los están preparando? Se supone que estos niños son los “educados” y “religiosos” de México.
Y, ¿sabe qué? no va a pasar nada porque los primeros en dar guardaespaldas a los chavos que trabajen para ellos son los propios padres.
Lo menos que se podría esperar es una verdadera sanción de las escuelas y una actuación de la Procuraduría General de Justicia de la Ciudad de México. Hay cámaras en el salón donde fue el evento y, por medio de las imágenes, se puede determinar quiénes fueron los agresores.
¿Pero sabe qué es lo más grave? Que en la mayoría de los casos los propios padres de estos jóvenes son los que protegen a sus polluelos madreadores y usan sus influencias para librarlos del problema.
Es verdad, en este caso, son jóvenes que ya terminaron la escuela, pero alguna consecuencia seria deben recibir.
Joaquín Quintana es presidente de Convivencia sin Violencia (CSV) e inició su lucha en 2004, cuando su hijo fue agredido por un grupo de jóvenes al salir de su fiesta de celebración del Colegio Miraflores, que le provocó 27 fracturas en la cara.
Entrevistado por López-Dóriga, Quintana dijo que su organización impulsa una iniciativa de ley para cambiar el artículo 24 de la Ley de Cultura Cívica en la Ciudad de México, para que cuando los adolescentes se peleen en cualquier reunión social se les castigue llevándolos al Torito.
Me parece una propuesta correcta.
Ricardo Raphael, académico del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE) y periodista, publicó en 2014 un libro titulado Mirreynato: La otra desigualdad.
Describía que un Mirrey actúa de la siguiente forma: “Comete delitos pensando que su papá lo va a sacar y realmente los saca. El dinero y el poder en México te protegen de no ser sometido como un igual ante la ley. Ostentación, impunidad, creo que son el problema más serio en el país”.
Por esa impunidad y falta de atención de los padres tenemos casos como el de los llamados Centinelas, los jóvenes que llegan a golpear a otros que están tranquilos sentados en una cafetería, sin aparente razón.
Este grupo de adolescentes acude a bares y restaurantes para escoger a sus víctimas.
Sin necesidad de un conflicto, contacto visual o algún motivo, los Centinelas escogen generalmente a otro grupo de hombres para atacarlos.
Lo más curioso de la forma de operar de esta banda es que llega hasta la mesa de sus víctimas y comienza a golpearlas. La agresión es grabada, al parecer, por un integrante de la pandilla y subida a redes sociales.
La Procuraduría General de Justicia capitalina inició una carpeta de investigación en contra de estos jóvenes, pero aún se mantiene el proceso de investigación.
No podemos permitir, ni como sociedad ni como autoridad, que este tipo de hechos violentos se sigan dando y que los jóvenes se sientan impunes para seguir agrediendo sin ninguna consecuencia. Peleas que sin duda pueden acabar con la vida de otros adolescentes.
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