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La tragedia de Venezuela

Escudándose en el argumento de que se fragua un golpe de Estado en su contra, el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, ha hecho cosas inimaginables. En los dos años que lleva de gestión se han realizado más de tres mil detenciones por causas políticas y cualquier ciudadano que participe en una manifestación pacífica en contra del gobierno puede terminar en la cárcel o muerto.

Recién iniciado el gobierno de Hugo Chávez empezaron a darse estas detenciones arbitrarias: Iván Simonovis, por ejemplo, fue sentenciado a 30 años de prisión acusado de no detener las protestas en Caracas el 11 de abril del 2002.

Hace poco más de un año, ya en el gobierno de Maduro, el líder de oposición, Leopoldo López, fue apresado y las condiciones en las que se encuentra son deplorables. Está en una celda muy pequeña a la que, en muchas ocasiones, sus guardias arrojan excremento de animales.

Tiene una pequeña ventana, pero si alguien se acerca para hablar con él (es un decir, porque en realidad sólo se puede hablar con él desde la calle y a gritos) de inmediato ponen una grabadora con el himno bolivariano, para que no tenga contacto con el exterior.

Alcaldes como Daniel Ceballos y Enzo Scarano también están detenidos acusados de conspirar contra las políticas de Maduro. Y en el pasado mes de febrero fue aprehendido Antonio Ledezma, alcalde de Caracas, por supuestamente urdir un plan golpista contra Maduro. Además de los políticos, son muchos los jóvenes estudiantes que hoy se encuentran tras las rejas.

Para seguir controlando a la sociedad venezolana, cansada de las arbitrariedades, en enero se aprobó una ley que permite al ejército venezolano usar armas de fuego para controlar manifestaciones y reuniones públicas. La resolución no distingue entre manifestaciones pacíficas o violentas. Lamentablemente ya murió abatido un joven de 14 años a quien le dispararon en la cabeza.

Lo cierto es que en dos años en el poder Nicolás Maduro ha perdido al 26 por ciento de sus simpatizantes y la inflación, en una economía en crisis y con un absoluto desabasto de casi todo, ya es superior al 60 por ciento. Y se estima que llegará este año al 110 por ciento, una de las más altas del mundo.

La caída de los precios del crudo, que genera el 95 por ciento de los ingresos del país, ha dejado la economía en situación catastrófica.

Venezuela siguió, también en la economía, los mismos pasos que dio Cuba. En los años 60 la Revolución Cubana se financió de las reservas que había en el Banco Central, Venezuela lo ha hecho con las reservas del petróleo. Cuando Cuba acabó con esas reservas apareció la URSS, que financió la economía.

Cuando en los noventa ese financiamiento se acabó, se permitió a los cubanos en el exterior mandar remesas al país; y cuando esto no fue suficiente Hugo Chávez les proporcionó cantidades enormes de recursos, más de los que en su momento enviaba la URSS.

El mundo ha cambiado. La gente que tiene recursos y preparación académica en Venezuela ha abandonado el país o está en la oposición. Al régimen ya no le alcanza el dinero público para mantener el clientelismo. Y para cerrar con broche de oro, ahora que están en vías de restablecimiento las relaciones entre Estados Unidos y Cuba, Maduro queda en una incertidumbre aún mayor.

Lo que más llama la atención es que pese a la cantidad de violaciones a los derechos humanos que se han venido dando en Venezuela la comunidad internacional no reacciona. Ningún país, incluido México, se ha pronunciado contra los atropellos de Maduro.

 

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