Justicia o venganzas
A pocos días de concluir el año 2014, en una refriega durísima entre los grupos de Luis Antonio Torres, El Americano, y de Hipólito Mora en la comunidad de La Ruana, corazón de las autodefensas, fueron asesinadas 11 personas.
Hipólito Mora, quien perdió a su hijo durante el enfrentamiento, declaró que El Americano lo había atacado, aunque también se dio a conocer que durante este choque la gente del propio Mora también disparó y ejecutó a varias personas.
Alfredo Castillo, comisionado para la Seguridad y Desarrollo Integral de Michoacán, reconoció en torno a este hecho que una división interna entre ex autodefensas trajo como consecuencia este enfrentamiento en La Ruana.
Este conflicto viene de por lo menos un año atrás, y se volvió mucho más complicado cuando El Americano acusó a Mora de haber asesinado a Rafael Sánchez y a otro líder de las autodefensas, hecho por el cual Mora estuvo detenido en la cárcel de Morelia dos meses. Salió libre porque no se comprobó su participación en dicho crimen.
Lo que llama la atención es que a los pocos días del enfrentamiento en La Ruana 37 personas de ambos grupos se entregaron voluntariamente a las autoridades, entre ellas Hipólito Mora y Luis Antonio Torres.
Ayer se le dictó auto de formal prisión a este último, junto con las nueve personas que se entregaron con él, tras dar positivo en las pruebas de rodizonato de sodio, lo cual significa que sí disparó en el enfrentamiento del 16 de diciembre.
Antes se le había dictado auto de formal prisión al primero y a otros 26 hombres que lo acompañaban el día del choque a tiros, quienes también dieron positivo a las pruebas.
Todos los que participaron en la refriega están consignados en el penal de mediana seguridad David Franco Rodríguez, mejor conocido como Mil Cumbres.
Hipólito Mora dijo que la decisión judicial le parecía injusta, ya que él y su grupo sólo habían actuado en legítima defensa. Lo cierto es que es un hecho que disparó y que hubo muertos.
El que los grupos enfrentados hayan acudido ante el juez demuestra que la autoridad en Michoacán está empezando a recuperarse. Hasta hace poco éste hubiera sido un escenario impensable.
Es verdad que Hipólito Mora perdió a su hijo, se trata de un hecho muy triste, pero ello no implica que se pueda permitir que se haga justicia por propia mano.
Este asunto no concluye con la formal prisión, ambos personajes y sus grupos seguramente recurrirán al amparo y será un proceso largo. Lo importante es que ya se está haciendo ante unas autoridades que apenas se están reconstruyendo.
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