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Justicia cotidiana

Hace unos días escribía en esta columna la historia de Alondra, una niña de 14 años que fue entregada por una juez local a una señora que la reclamaba como hija, y para ello fue literalmente arrebatada de su familia y enviada a Estados Unidos.

No le practicaron pruebas de ADN antes de dictar la sentencia que permitió su traslado y cuando esos exámenes se realizaron, ya en Texas, resultó que quien se la había llevado no era en realidad su progenitora.

Hubo un error y Alondra regresó a México. Ése es un ejemplo clarísimo de la justica cotidiana, aquella que involucra a más del 80 por ciento de los asuntos que se litigan en los juzgados de nuestro país, y que en muchas ocasiones no funciona.

Ayer acudí al foro en el cual expertos de la sociedad académica y la civil, encabezadas por el CIDE, le entregaron al Presidente Enrique Peña un informe con 217 puntos para mejorar la justicia cotidiana.

Este estudio lo había solicitado el Ejecutivo el pasado mes de noviembre para poder contar con una valoración sería y propuestas contundentes que permitan preparar una iniciativa de reformas en el tema.

El Presidente fue enfático con los ejemplos que dio: la falta de una pensión alimentaria, una trabajadora que es despedida por estar embarazada, los pleitos entre vecinos. La justicia del día a día. “Es necesaria una ley que permita hacer la justicia cotidiana una realidad”. Y lo importante es resolver los problemas de una forma concreta.

Es consciente de que la justicia que tenemos hoy es, en muchos casos, excluyente, lenta y costosa y de que debería estar al alcance de todos los mexicanos.

Ana Laura Magaloni, directora de la División de Estudios Jurídicos del CIDE, dijo que había que ponerle rostro a la demanda de justicia y que se estudia la forma de darle homogeneidad a todos los juzgados del país. “No hay forma de prosperar si uno no tiene el cobijo de la ley”, indicó.

Pedro Salazar, director del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, expresó: “es mucho lo que está en juego. Esto trata de evitar un divorcio entre la ciudadanía y las instituciones del Estado. Si la ciudadanía hace justicia por propia mano sería un desastre”.

Si tenemos una justicia sin corrupción y mucho más expedita, los índices de denuncia de la ciudadanía aumentarán. Y eso es lo que necesitamos en México. Sentir el cobijo y la protección de las leyes, que además es el derecho de todos los ciudadanos.

Con el estudio que se presentó ayer, se tendrán bases muy sólidas para poder presentar una iniciativa de ley que nos dé seguridad jurídica a todos los mexicanos.


Fe de erratas

Y hablando de justicia, ayer, mientras escribía la columna de las declaraciones del senador Víctor Hermosillo, en las cuales decía que presentaría una iniciativa de ley para que hijos que se divorcien a menos de un año de casados regresen el dinero de la boda a sus padres, estaba jugando con el título de la columna y me equivoqué al enviar uno de broma. El título correcto es “El respeto a la nalga ajena es la paz”. Que el senador Hermosillo deje en paz la vida y la sexualidad de los ciudadanos y proponga leyes que en verdad nos beneficien, como las que se están preparando en el tema de justicia cotidiana.


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