Información falsa todos los días
La prestigiada revista Rolling Stone admitió haberse equivocado al confiar en una supuesta víctima que acusó a siete integrantes de una fraternidad de la Universidad de Virginia, en Estados Unidos, de haberla violado en forma brutal.
El reportaje titulado A rape on Campus (Una violación en la universidad) hablaba de una alumna que había sufrido una agresión sexual tumultuaria durante una fiesta.
La supuesta víctima declaró que acudió a la reunión y que el salvavidas de la alberca la condujo a un cuarto donde siete hombres la esperaban para violarla.
Ante la publicación del reportaje, la fraternidad dijo que el fin de semana de la supuesta violación no hubo ningún evento y que tampoco tienen salvavidas. La universidad también investigó la información y toda fue turnada a las autoridades. Resultó falsa.
Jackie, como se conoce a la estudiante que hizo la denuncia, solicitó a la reportera Sabrina Rubin no incluir su nombre completo, ni tampoco ponerse en contacto con los supuestos agresores.
La reportera no confirmó la información y con base en un solo testimonio armó un reportaje que hablaba de las prácticas ocultas de violación en las distintas fraternidades universitarias. Una historia que conmovió a la opinión pública en Estados Unidos pero que no era verídica.
En México hace unos días la televisora francesa France 24 y el diario Le Monde dieron a conocer otra historia, según la cual el día de la clausura del ciclo escolar, en julio pasado, un grupo armado secuestró a 31 estudiantes de la secundaria Justo Sierra en Cocula, Guerrero.
Poco después de la difusión de esta noticia el subdirector de la escuela afirmó tajantemente que no habían desaparecido alumnos de esa institución.
La corresponsal francesa Laurence Cuvillier señaló que ella confió en el testimonio de la señora Rosa, madre de una de las niñas supuestamente desaparecidas del plantel. La misma reportera reconoce que había inconsistencias en los dichos de aquélla, pero con base en ellos publicó la historia que dio la vuelta al mundo.
Este testimonio también resultó falso.
Si es posible publicar historias falsas en medios tan prestigiados como Le Monde o la Rolling Stone, es mucho mas fácil y cotidiano hacerlo en las redes sociales.
En Twitter y Facebook se puede dar información bajo seudónimo y si ésta, aun siendo falsa, es interesante empieza a circular sin control alguno. Y en ocasiones la retoman, sin confirmarla, algunos medios.
Como periodista puede suceder que tengas una historia maravillosa, pero se necesita confirmarla. Uno no se puede quedar con una sola fuente. Si no se verifica la información nos podemos quedar con historias falsas como la desaparición de los jóvenes estudiantes de la Justo Sierra o la violación tumultuaria de la Universidad de Virginia.
Hoy estos medios han dado la cara y han dicho que se equivocaron. Y eso está muy bien, pero ¿cuántas veces ha visto usted en redes sociales una nota aclaratoria?
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