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GB: ¿y ahora qué hacemos?

El jueves pasado, en el Reino Unido, 46 millones de personas, algo así como el 72 por ciento de los votantes registrados, acudieron a las urnas a manifestar en un referéndum histórico su deseo de permanecer o salir de la Unión Europea y el 52 por ciento de ellos se inclinó por abandonar el bloque al que pertenecen desde 1973.

En cuanto se dio a conocer que efectivamente Gran Bretaña saldría de la Unión Europea los estragos empezaron a surgir. Para empezar, el valor de la libra esterlina se desplomó a niveles de 1985.

La decisión a favor del Brexit, tuvo efectos también inmediatos en los mercados internacionales, donde las acciones europeas de bancos se derrumbaron el viernes y lideraron en Wall Street la mayor ola vendedora en 10 meses, según información de Reuters.

Nos afectó hasta a nosotros, en México: de acuerdo con información de la Bolsa Mexicana Valores, el Índice de Precios y Cotizaciones, el principal del mercaado mexicano, cerró la jornada del viernes con pérdidas de 2.73 por ciento.

Lo que comenzó como una propuesta populista en la cual el primer ministro David Cameron planteó este tema a votación estando seguro de que la gente votaría por la permanencia y esto le daría popularidad, ha sido una catástrofe. La mayoría de la gente nunca pidió el referéndum, él estaba seguro de ganar y eso le daría mucha fortaleza. Ha perdido mucho en su vida política, pero además ha iniciado una terrible crisis financiera no sólo en su país, sino en gran parte del mundo.

La pregunta que nos hacemos es: ¿Se deben consultar al pueblo temas tan estratégicos, que la gente común no conoce bien, o estas decisiones se deben dejar en manos de expertos?

Hoy mucha gente en el Reino Unido está aterrada con la decisión de que Gran Bretaña abandone la Unión Europea.

Las redes sociales y los canales de televisión británicos se han llenado hoy de personas que admiten “lamentar” haber votado a favor de salir de la UE en el referéndum del jueves, al ver las consecuencias en la política y la economía.

Apenas 24 horas después del resultado, fue lanzada una petición al Parlamento a través del sitio oficialpetition.parliament.uk, por un ciudadano llamado William Oliver Healey, para que el Reino Unido celebre un segundo referéndum sobre la Unión Europea. Hasta ayer más de tres millones de personas habían firmado esa solicitud.

La propuesta de Healey exige que, en este caso, el porcentaje de voto positivo necesario para que Gran Bretaña salga de la UE sea del 60 por ciento con una participación del 75 por ciento o mayor. De no ser así, Healey propone que se repita. Y, en efecto, el referéndum del jueves no tuvo estas condiciones.

El Parlamento está obligado a responder a cualquier demanda que supere las 10 mil firmas y a debatirlo en una sesión si se alcanzan las 100 mil, pero un debate en la Cámara de los Comunes no compromete ninguna votación posterior, por lo que se ignora si la decisión puede ser revertida, toda vez que tomaría un acto del Parlamento y el acuerdo de la UE.

La comisión de peticiones de la Cámara de los Comunes británica informó este domingo que investiga un posible fraude en las firmas de la petición y también señaló que se reunirá mañana, martes, cuando podría decidir cuándo celebrar un debate sobre el asunto, que ya superó el número de firmas necesarias para tomar seriamente su discusión.

La realidad es que ya no saben ni qué hacer. Y por otra parte varios países, como Alemania, Francia, Italia, Luxemburgo, Holanda y Bélgica, consideran que el proceso de separación debe empezar lo antes posible para concentrarse en el futuro del bloque e instaron al Reino Unido a iniciar cuanto antes el proceso.

Revocar este referéndum no está fácil. La realidad es que hay decisiones estratégicas que se deben tomar por expertos, son muchos más los riesgos que los beneficios de una mala decisión y a la larga eso sí afecta a toda una sociedad.

bibibelsasso@hotmail.com
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@bibianabelsasso