
Gasolina: contrabando y traición
Hoy, uno de los negocios más redituables es la importación de gasolina haciéndola pasar como aditivos para que el pago de impuestos sea mínimo y el negocio sea enorme.
Así se hace: Se importa la gasolina a través de las aduanas y, para evitar el verdadero impuesto, el combustible es declarado como hidrocarburo de baja calidad, es decir, como si fueran aceites o aditivos y el pago de impuestos es muy bajo en comparación con los que se cobrarían por gasolina.
Son cientos de litros los que se pasan de gasolina pura todos los días desde Estados Unidos sin declarar impuestos. Una vez que está en territorio nacional se diluye con aditivos especiales, lo cual magnifica el volumen del combustible y se vende en distintas gasolinerías o en puntos clandestinos.
En este negocio, que deja millones de pesos, están involucrados desde agentes aduanales y personal de aduanas, hasta políticos y crimen organizado.
A diferencia del huachicol tradicional, que es robo físico de ductos, éste es un fraude administrativo y comercial con impactos muy similares en el mercado. Se hace a través de importaciones subvaluadas o sin pagar impuestos, con facturas falsas para justificar ventas de combustible ilegal, como si fueran producto formalmente importado o producido.
Especialistas consultados indican que este delito generó pérdidas por 554 mil 750 millones de pesos entre 2019 y 2024, esto significó que el Gobierno federal dejó de cobrar estos recursos por concepto de Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS).
Son pérdidas millonarias en recaudación fiscal para el Gobierno federal. Por ejemplo, la plataforma PetroIntelligence asegura que tan sólo en 2024 las pérdidas por la evasión de impuestos como IEPS e IVA alcanzó los 177 mil millones de pesos.
Es un asunto que afecta de tal manera las finanzas del Gobierno, que fue uno de los temas importantes en la Convención Bancaria, realizada la semana pasada en Nayarit.
El secretario de Hacienda y Crédito Público, Édgar Amador, reconoció la gravedad de este delito, el cual, dijo, “toca puntos como las Aduanas, el Servicio de Administración Tributaria y la Secretaría de Economía y la de Seguridad Pública”.
El funcionario agregó que: “El Gobierno está obligado a reducir y combatir el huachicol fiscal, porque es una falta de respeto, cuando todos los contribuyentes están ayudando”.
Y tiene razón, los contribuyentes cautivos cada día tenemos que pagar nuestros impuestos, mismos que no se nos regresan en servicios como debería ser. No vemos nuestros impuestos reflejados en seguridad, educación, salud, vacunas, etc. Y es que el dinero de los contribuyentes se va a pagar lo que el Estado no puede recaudar en temas como en el huachicol fiscal y en sus obras faraónicas, como la refinería de Dos Bocas.
En Estados Unidos, las autoridades están investigando quiénes son los que están operando este negocio ilegal millonario. Seguramente, sabremos quiénes son los que están detrás de este negocio y quiénes son los políticos que facilitan esta importación ilegal.
Mientras que la Secretaría de Marina dio a conocer que ha detectado el mismo modus operandi en los puertos de Guaymas, Sonora, y Ensenada, Baja California, donde grupos del crimen organizado, en contubernio con agentes aduanales y diferentes empresas, introducen combustible ilegal a nuestro país sin pagar impuestos.
Pero hay un tema mucho más complejo y es que sin este combustible ilegal, podría haber desabasto de gasolina. Ahí está el tema y la incongruencia.
Se deja que entre gasolina de contrabando, además del negocio que es, porque podría haber desabasto del combustible en México si se hace de la manera legal.
Si se eliminan de golpe las redes ilegales, sin un plan de reemplazo, podría haber un desajuste en el mercado. Muchos distribuidores, aunque sea de manera ilegal, dependen parcialmente de combustible ilícito, que Pemex no abastece y que Dos Bocas no refina, lo cierto es que no hay suficiente gasolina en el país.
Sin este huachicol fiscal, no todas las empresas podrán acceder inmediatamente a proveedores legales, ya sea por falta de contratos, infraestructura o precios más altos.
Autoridades estadounidenses han dicho que esta operación de introducción de gasolina de manera ilegal al país es operado en gran medida por el crimen organizado, principalmente por el Cártel Jalisco Nueva Generación y el Cártel de Sinaloa, los cuales se han infiltrado en distintos niveles del Estado.
El impacto más notorio se da en regiones fronterizas, donde es común la importación ilícita desde Estados Unidos con menores controles, y es que muchos cargamentos ilegales se introducen en estados como Baja California, Sonora, Chihuahua y Tamaulipas.
Esto permite que las gasolineras vendan combustible a precios similares o incluso más bajos que en Estados Unidos, sin pagar impuestos locales. Eliminar el huachicol fiscal elevaría precios en esas zonas, reduciendo la diferencia con el resto del país, pero ampliando la brecha con los precios estadounidenses si no hay subsidios compensatorios.
La verdad, por donde se vea, el tema es complicadísimo; por lo pronto, la promesa que hizo López Obrador de que en su administración no aumentaría la gasolina fue una vil mentira, hoy la gasolina cuesta el doble que en 2018.