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“Escultura es técnica pero la belleza está en su soplo de vida”: Un Café Con Rodrigo de la Sierra

Rodrigo de la Sierra es un arquitecto que decidió entregar su vida a la escultura y para establecer un diálogo crítico y hasta irónico con la sociedad actual y sus complejidades creó un personaje particular que encarna en su bronce a un hombre universal: Timoteo. Es éste quien lo ha llevado a recorrer una docena de países, a convertirse en el escultor del momento en México e incluso a ser el título del libro que el próximo 3 de noviembre presentará en el Museo de Arte Moderno de Toluca. En esta entrevista muy personal, el artista comparte el rasgo que que grandes obras como El David, de Miguel Ángel o El pensador, de Rodin, le generaron cuando las vio por primera vez y que podría pensarse que reproduce en su trabajo: su “soplo de vida”.

Bibiana Belsasso:¿Rodrigo cómo fueron tus primeros años?

Rodrigo de la Sierra: Mi infancia fue muy normal. Fui un niño alegre, muy apapachado, con papás muy consentidores, muy lindos, siempre con esa pequeña inquietud hacia la parte creativa y el arte. Mi abuela pintaba, lo hacía por hobby, y dicen que lo que no se roba se hereda.

 

Belsasso: Cuando fallece tu abuela deja en tu casa sus instrumentos de escultura y tu empiezas a jugar con ellos.

 

De la Sierra: Más bien mi papá. Estaban limpiando la casa, mi papá se lleva las herramientas, ya sabes, el fetichismo cuando se pierde una persona querida: conservas todo. Me enfermé de la garganta, así fue como me encontré los utensilios, empecé como un divertimento y me fui embelesando por el mundo del arte, más que por la parte artística, por la creativa. En esa época, de muy joven, el arte es algo que todavía es difícil de percibir o de sentir como tal, pero sí, la parte creativa la pude desarrollar desde muy joven, desde los 13 o 14 años, más o menos.

 

Belsasso: Estabas muy chiquito, ¿y cuando tu abuela todavía vivía, tienes recuerdos de estar con ella, pintando con ella?

 

De la Sierra: No, no, ella lo hacía muy en su espacio, muy cerrado, muy privado, no había esta convivencia como tertulia en la que estás con ella participando, viendo, todo eso, no.

 

Belsasso: ¿Tú, cómo trabajas?

 

De la Sierra: El estudio creció demasiado, la necesidad me fue orillando. El primero fue un cuarto de mi departamento, un pequeño cuartito. Ahí empecé a hacer mis obras ya de manera profesional, ése era mi estudio. Después, por varias circunstancias, estaba asociado con mi hermano, tenemos una casa y él estaba más involucrado en la parte de diseño y yo en la parte de mi estudio y ahí fui trabajando en ese estudio.

 

Belsasso: Pero, al principio para ti era tu pasión, hacer la escultura, pero finalmente lo veías como un hobby y tuviste que hacer una carrera para tener una parte mucho más sólida y es cuando estudias Arquitectura, ¿cómo le haces para combinar este hobby, que acaba siendo tu trabajo y tu gran pasión, con una carrera tan complicada?

 

De la Sierra: Dicen que la vocación tarde o temprano te alcanza. Desde adolescente me gustaba el arte, cuando quiero dedicarme al arte se involucran los papás: ‘Oye, Rodrigo, que espérate, que mira, la carrera’, busco entonces una carrera muy afín, que tiene que ver mucho con la creatividad, con la estética, con la belleza, que es la Arquitectura, me siento como pez en el agua y te puedo decir que, hoy por hoy, en gran parte de realizar las ideas que tengo, ha ayudado muchísimo la Arquitectura.

 

Belsasso: Puedes ser exitosísimo, hacer unas cosas maravillosas y unas creaciones espectaculares, pero si no tienes la solidez y no tienes esta estructura no puedes comercializarlas, ni tener suficiente dinero para tener los materiales, ni hacer una exposición como las que has hecho, has viajado por todo el mundo, has hecho exposiciones en los museos más importantes de México y del exterior para eso sí se necesita.

 

De la Sierra: Una parte muy ejecutiva y una parte muy bohemia. Es una consecuencia esto, no es una búsqueda, si tu búsqueda es tener los reflectores del reconocimiento estás partiendo mal, es una consecuencia que agradeces mucho y está muy padre. Básicamente este oficio es como una bola de nieve, te da tanto desde un principio, que empieza a crecer y a crecer y que, ya luego, no tienes cómo pararlo, te ve una persona, una persona se vuelven dos, dos, cuatro, cuatro, ocho y, así como hay críticas positivas, hay negativas, a la gente le gusta y no le gusta, tú te vas probando y te vas calando. Cada vez que expones, te expones. No quiere decir que ya tengo toda la seguridad cuando voy a exponer una nueva obra en otro lado, en un país en el que nunca he estado, me arriesgo igual que en la primera exposición, vuelven a entrar esos miedos, esas inseguridades, aunque haya tenido una exposición anterior o ya todo el bagaje de experiencia. Pero, ¿qué pasa?, tenemos esa bola de nieve y tienes la posibilidad de hacer proyectos más ambiciosos, perfeccionar y tener una búsqueda, el artista siempre está tras una búsqueda: probar una misma pieza, otra escala, otro material, una idea todavía un poco más sólida o más consolidada y te arriesgas a hacerla a lo que a lo mejor originalmente la querías ver, pero, que, finalmente, por recursos no habías podido hacer algo tan ambicioso. Por otro lado, me mencionaste la parte de cómo esta doble vida se hace de manera automática, hay una parte que sí, desgraciadamente sí existen las malditas horas que son una limitante muy fuerte, pero se hace de forma automática, puedo estar resolviendo un proyecto de manera ejecutiva, como presentar en un museo.

 

Belsasso: Has expuesto en Italia, en Canadá, en Corea, en Estados Unidos, en México. Has participado en distintas Bienales, en la de España y en la de Japón; en ferias nacionales e internacionales, en la Expo Chicago, en Zona Maco, en Singapur, ¿Cuál de éstas es la que más te ha marcado?

 

De la Sierra: Eso sí es difícil. Son experiencias diferentes, por ejemplo, Zona Maco me gustó mucho porque en esa galería trajeron grandes artistas desde la Ruptura hasta artistas muy consolidados europeos, estuve en un ámbito muy conceptual, mi obra tiene este toque, que también intento que sea una obra muy completa desde el arte figurativo hasta el conceptual, que siempre esté dentro del ámbito contemporáneo. Son experiencias padres, en el Museo de Querétaro fue mi primera exposición en un museo, me ofrecieron tres salas.

 

Belsasso: ¿Cuántos años tenías?

 

De la Sierra: Fue hace siete u ocho años.

 

Belsasso: ¿Qué es lo primero que haces?, ¿cuál es tu primera escultura?

 

De la Sierra: Siempre me preocupé que cada obra no fuera un ejercicio infértil que se quedara ahí, siempre intenté llevarlo a su máxima expresión. Empecé con la obra abstracta, modelado en barro, después obra figurativa, después obra figurativa muy estructurada en el aspecto de la academia y de los clásicos, desde Miguel Ángel, Bernini, Rodin, ya con un poco de abstracción en la mano.

 

Belsasso: ¿Qué artista de esa época te ha impactado?

 

De la Sierra: Bernini es majestuoso, es magnífico. Un impacto fuerte que tuve fue con El David, de Miguel Ángel, la primera vez que estuve en Europa ya estaba apasionado con el arte y aparte por cómo lo ponen en el Museo de la Academia: primero, una serie de bloques con obras inconclusas de Miguel Ángel y vas avanzando y vas viendo como una evolución en la pieza que está danzando y de repente, al final, al fondo del salón, tienes a El David, impactante en un domo, ¡no, no, no, majestuoso!, te impacta mucho esa obra, te deja sin aliento.

 

Belsasso: Lo he visto varias veces es impresionante y sobre todo imaginarte cómo en esa época Miguel Ángel consiguió esos bloques de mármol, tan majestuosos y tan enormes, y toda la cantidad de trabajo.

 

De la Sierra: ¿Y sabes que la hizo bien chavo?, a los veintitantos años. Hay otras piezas, de Miguel Ángel o Rodin, por ejemplo, tú le quieres dar vida a una pieza de Rodin y es un monstruo.

 

Belsasso: Es muy difícil, ¿cómo le haces para darles las proporciones en estos mármoles y en estas magnitudes?

 

De la Sierra: Esa parte es la técnica, la académica, por decirlo así; pero, el arte y lo puedes ver en La Piedad, de Miguel Ángel; con El Pensador, de Rodin; son obras muy clásicas que si tú le quisieras dar vida a ese personaje sería un monstruo totalmente deforme, pero la belleza, el soplo de vida que tiene la pieza, es perfecta.

 

Belsasso: Esa fuerza.

 

De la Sierra: Esa fuerza, ¿por qué?, porque la obra no intenta ser un canon académico como un maniquí, intenta transmitir este soplo de vida.

 

Belsasso: ¿Y, cómo pasas de una obra tan clásica a una mucho más moderna?

 

De la Sierra: Hay una parte que siempre ha estado, la obra figurativa que manejaba y que ahorita la tengo muy abandonada, es como el deseo de la mano, el reto de la mano de la escultura y, la parte de Timo, es la necesidad de platicar algo, mi realidad a través de mis ojos o a través de la mirada del artista. Ver todos estos absurdos que se viven día a día, la vida cotidiana con un toque irónico, como para poder ser más llevadera.

 

Belsasso: Paradójicamente, Timoteo no tiene boca, ¿le das mucha fuerza a la palabra?

 

De la Sierra: No, al contrario, le doy fuerza a la acción, de palabras se puede llenar todo, una acción dice más que mil discursos. La palabra es muy importante, los discursos también, pero lo que nos define no es lo que decimos, es lo que hacemos. Y Timo es un hacedor, hasta su pasividad es ejecutora, es hacedora. Timo es una actitud, es una idea; esa necesidad de platicar algo me da por resultado una forma: Timoteo.

 

Belsasso: ¿Qué es lo que más te gusta hacer además de hacer esculturas?

 

De la Sierra: Ahorita me tengo muy abandonado, en todos mis hobbies, en todo mi descanso. Se vino todo de golpe, es una bola de nieve y cuando te da la oportunidad de que la gente te quiera escuchar, quiere decir que quiere ver tu obra y siento que hay que aprovecharlo.

 

Belsasso: Dicen que para poder crear, a mí me pasa cuando quiero escribir, tienes que estar dedicándote un tiempo a ti mismo para poder proyectar.

 

De la Sierra: Claro, necesito alimentarme, pero mi obra la disfruto mucho, es el día a día, es el despertarte, nada más es tener la sensibilidad para poder apreciar el momento de un día cualquiera, de tu rutina cualquiera y ésa es la magia de Timo, él es el hombre común, el hombre o mujer que vive en todos nosotros.

 

Belsasso: ¿Qué te gusta leer?

 

De la Sierra: Soy muy novelero, hace rato me dijo mi mamá que salió ya el cuarto libro de la saga Millennium, La Chica del Dragón Tatuado. Un escritor que me encanta es Javier Reverte, su mejor novela es Todos los sueños del mundo. ¡Qué novela tan sensible y sencilla! Me gusta imaginar, por eso soy muy novelero. Y, a veces, tengo libros como el del Acha, que es un gran teórico del arte; está también la novela de Patrick Süskind, El Perfume.

 

Belsasso: Mientras estás utilizando el sentido de la vista leyendo El Perfume sientes que se te está desarrollando el sentido del olfato, yo no sé cómo lo logra.

 

De la Sierra: Está impresionante, tiene un ensayo, antes, La Paloma. Y ahorita estoy con Huxley, un clásico que estoy retomando: Un mundo feliz.

 

Belsasso: Platícanos del libro que vas a presentar.

 

De la Sierra: Es una compilación de toda mi obra de Timoteo , desde que nació Timo, una talla de madera, hasta todo lo del 2014. Me hacen tres reseñas: una de ellas, Margaret Failoni, mi curadora, ella descubrió a Timo casi desde el principio, lo presenté en una Bienal, no tenía una exposición formal de Timoteo y me dijo: ‘Tú me haces una exposición y yo te abro galerías, museos, veo la manera de conseguirlos, esto tiene mucha valía, esto es realmente tu sentido’. Me dio mucha confianza para aventarme a hacer esa inversión. Rafael Pérez y Pérez, el director del Museo de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, me invitó a participar en la obra táctil para minusválidos. Hacían el recorrido y tocando la obra la distinguían, después había talleres y hasta hacían la escultura de Timo, te sorprendería el resultado. Hace una reseña de la obra padrísima, muy sensible. También está un gran escrito, que me hizo el profesor Achille Bonito Oliva, el principal crítico de arte en Italia. Tuve la oportunidad de exponer en Roma, ahí, Achille Bonito conoce la obra, le gusta mucho, tengo la oportunidad de platicar con él y decide hacerme esta reseña, es un análisis fuerte, muy interesante.

 

Belsasso: ¿Dónde lo vas a presentar?

 

De la Sierra: En el Museo de Arte Moderno de Toluca.

 

Belsasso: Ahora vayamos con preguntas cortas. ¿Cuál ha sido el día más triste de tu vida?

 

De la Sierra: Cuando he perdido a un ser querido, en especial, a dos tíos, tenía mucha confianza con ellos. Uno de ellos, José Luis de la Sierra, desde que yo estaba adolescente, vio mi obra y dijo, ‘Rodrigo, dedícate al arte, métete, hazlo de manera profesional’. Pasaron muchas cosas y me fui desviando en el camino y regresé. ¿Días tristes?, mil cosas, a veces, nos desbordan, nuestro vaso con agua se llena y tenemos miedos, angustias, de todo; pero lo padre es que cada vez que vas teniendo experiencia, que vas teniendo vida, como que te vas templando y vas intentando sacar y juega un papel interesante la resignación, aprendes que los fregadazos de la vida son implacables y mejor aprendes a vivir con ellos a querer estar en pugna queriendo cambiar tu historia.

 

Belsasso: ¿El día más feliz de tu vida?

 

De la Sierra: Disfruto muchas cosas, desde, el día a día, de un viaje, estar con mi familia, soy un cuate afortunado, tengo a mis papás, una muy buena relación con mis hermanos, con mis sobrinos, somos como familia muégano.

 

Belsasso: ¿Tienes hijos?

 

De la Sierra: No, espero tenerlos, todavía no me resigno a no tenerlos. Son varios momentos, no te puedo decir uno. Me da mucho gusto el resultado de mi trabajo y que lo han aceptado, que ha gustado y que he podido mostrárselo a mis padres, es una satisfacción muy padre.

 

Belsasso: Tú has dicho que la vida es demasiado seria para tomársela en serio, ¿cómo la tomas?

 

De la Sierra: Muy a la ligera, soy muy aprensivo en toda la parte profesional, eso viene como de arquitecto, soy perfeccionista, todo tiene que quedar exactamente como lo planeé, como quise, soy caprichoso y, también, ante lo imposible, nadie está obligado y ahí es cuando me relajo.

 

Belsasso: Complétame esta frase, Rodrigo de la Sierra es…

 

De la Sierra: Es alivianado.