“Enfrento la vida con mucha serenidad, no me caliento”: Un café con Eduardo Medina Mora
Eduardo Medina Mora, quien se desempeña como embajador de México en Estados Unidos, habla en entrevista sobre su infancia, su paso por el Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen), durante la gestión del presidente Vicente Fox; y su labor en el país vecino, de esta última señala que es “una oportunidad extraordinaria” que le ha ayudado a comprender la dinámica personal de los mexicanos que radican en ese país. Confiesa, además, que tiene una admiración por los Dreamers, quienes desde los últimos años promueven una reforma migratoria. Quien fuera procurador General de la República, se define como una persona “a todo dar”.
Bibiana Belsasso: Eduardo, cuéntame, el ahora embajador de México en Washington, ¿cómo era de niño?
Eduardo Medina Mora: Inquieto, travieso, sociable. Mi abuelo contaba una anécdota: una vez que mi padre se enojó mucho conmigo, seguramente por buenas razones, se quitó el cinturón, nunca nos dio un golpe, pero digamos que ése era el signo de que había un enojo. Dice mi abuelo que lo que yo le dije a mi papá fue: “se te van a caer los pantalones, papá”, y ahí lo desarmé.
Belsasso: Con agilidad mental, ¿qué otra cosa?
Medina Mora: Fui muy feliz en una familia muy grande: nueve hermanos, ciertamente compitiendo por la atención de los padres, pero muy divertidos.
Belsasso: ¡Pobre de tu madre! ¿Cómo era para educar a nueve, todos inquietos, inteligentes, agudos, más complejo todavía?
Medina Mora: Además, mi madre trabajaba. Hacía capacitación, sobre todo para mujeres; tenía un negocio que se llamaba “Superación Femenina”, donde involucraba temas de habilidades junto con temas de motivación. Era intérprete simultánea, inglés, francés, español y perito traductor. Luego vendió seguros durante muchos años. Vive, tiene 86 años y sigue siendo una mujer activa. Obviamente ya no trabaja. Pero, entonces, lo que hacía era generar una red de ayuda en sus hijos mayores, respecto de sus hijos menores. Yo tengo un cariño muy especial por mi hermana Luisa, mi hermana María Elena, que en muchos sentidos eran quienes nos cuidaban y regañaban, y nos pastoreaban en las tareas escolares.
Belsasso: Pero aparte, todos muy inteligentes. En particular conozco y estimo a María Elena, que ha sido, y es una gran especialista en el tema de las drogas. Sin duda deben de platicar mucho, con tu trabajo, como representante del gobierno mexicano en Estados Unidos, y ella con el dominio del tema de las drogas tanto en Estados Unidos como en México, debe ser interesante, ¿no?
Medina Mora: Obviamente los temas nos llevan juntos, y tenemos muchos elementos, es mi comadre, y es una hermana muy querida, con la que comparto muchas inquietudes de México y del mundo. Y de estos problemas que nos han llevado profesionalmente a converger en rutas distintas.
Belsasso: Pero de chiquito, ¿no te chocaba?, no decías ¿por qué mi hermana me tiene que educar, me tiene que decir qué no puedo hacer?
Medina Mora: No nos planteábamos eso. Yo creo que los hermanos mayores, que son los que tienen la responsabilidad de los chicos, son los que la sufren. Los chicos la pasábamos bien, yo era el de enmedio, tenía cuatro abajo y cuatro arriba. Tengo un recuerdo muy grato y muy cálido de mis hermanos mayores en esa época.
Belsasso: ¿Cuál ha sido la enseñanza más grande que te dejó tu padre?
Medina Mora: Mi padre era un hombre íntegro, por sobre todas las cosas. La autenticidad, el amor y respeto a sí mismo; el amor y respeto a México… si recuerdo alguna frase de mi papá que me marcó mucho es: “nunca olvides ser leal contigo mismo, ser absolutamente leal contigo mismo; no puedes engañarte, y sobre esa base tienes que ser congruente con tus aspiraciones, con tus valores y con las oportunidades que Dios te ha dado”.
Belsasso: Y, ¿cómo crees que tus hijos te van a recordar en un futuro?
Medina Mora: Es una pregunta complicada, porque ciertamente yo tengo una relación muy cercana, de enorme cariño con mis hijos… El punto es darles comprensión del mundo, la oportunidad de entenderlo en su dimensión completa, en la parte humana, en la parte económica, en la parte social y política, pero expresando sus ideas y sus intereses. Discutimos mucho y yo pierdo las discusiones, porque ellos lo hacen con una enorme pasión y nos divertimos mucho haciendo eso. Es la libertad de pensar, de tomar sus propias decisiones, pero también de responsabilizarse de sus decisiones, acompañados siempre con la calidez de su mamá, mi esposa Laura, que ha sido una mamá extraordinaria, ejemplar. Lamento, con respecto de ellos, los años que fui un papá más ausente por la intensidad de mi trabajo, y es algo que no recuperas nunca. Pero no tengo un sentimiento de culpa muy grande con respecto a eso, creo que hay otras cosas que hemos podido darles a nuestros hijos y yo espero que ellos, como lo han hecho, aprovechen las oportunidades que el mundo les da, que Dios les ha dado y que nosotros, sus papás, les hemos facilitado.
Belsasso: Pero sabías que Laura estaba con los niños, y tú estuviste en puestos muy complicados, por ejemplo, el Cisen, la Procuraduría, temas de seguridad que son muy estresantes. Platícanos un poco, ¿cómo viviste tu paso por el Cisen?, ¿por la Procuraduría?
Medina Mora: La viví con mucha pasión, me entretuve y me divertí mucho.
Belsasso: ¿Tienes expedientes de todo mundo? A ver, ¿qué sabes de nosotros?
Medina Mora: No, ya se me olvidó todo. Lo que sí, aprendí muchísimo. Yo soy una persona, desde niño, hijo de la curiosidad. Y creo que estos puestos fueron perfectos para alguien como yo, precisamente porque puedes aprender muchísimo de cosas nuevas, de lo que no tenías ni habilidades ni distinciones y que te permiten ir comprendiendo mejor al mundo, construyendo un mapa, y una narrativa, una estrategia encima de eso. Creo que mi aportación en ese sentido fue muy útil, pero sobre todo que los puestos me dieron un enriquecimiento personal.
Belsasso: ¿En qué te cambiaron, por ejemplo?
Medina Mora: Conceptualmente sí, pero no lo viví con gran estrés. Te diría que cuando estaba en el sector privado y tenía responsabilidad de negocios, por ejemplo, cuando tenía una participación importante de gerencia en el negocio de la industria de alimentos, había 9 mil empleados, entonces cuando no había para pagar la quincena, eso era angustia; yo no recuerdo haber tenido momentos de angustia tan grandes como esos, porque eso no lo puedes resolver. Y esto tiene, conceptualmente, desafíos y niveles de estrés, pero yo no lo viví así, soy una persona que enfrenta la vida con bastante serenidad, no me caliento fácilmente, por supuesto que a veces me frustro, y me hubiera gustado hacer mucho más de lo que hice. Si volviera a tener las responsabilidades que tuve, lo haría diferente. Porque he aprendido de las insuficiencias y de los errores que cometí, y en la vida uno es mejor si asume que cometió errores, aprende de ellos y puede operar de una manera distinta.
Belsasso: Ya habías tenido dos cargos importantes, estuviste al frente de la Embajada en Reino Unido, también en Washington, pero cambia la dinámica, sobre todo personal cambia muchísimo, porque a pesar de ser un trabajo muy intenso, ya no requiere ese estrés con el que se vive, te permite tener una vida un poco más en familia, digamos.
Medina Mora: Un poco más, sobre todo esta responsabilidad en Washington es de una intensidad gigantesca, porque los temas son amplísimos y además surgen circunstancias, eventos que te van llevando todos los días, y además es una geografía enorme con un grupo humano gigantesco, 35 millones de personas, 11 millones de ciudadanos mexicanos, 50 consulados y no acabas realmente de conocer, de entender y de atender toda la dinámica de la relación bilateral. Es una oportunidad extraordinaria. Lo más bonito de esta tarea es la comunidad mexicana en Estados Unidos. Pensaba que entendía muy bien a Estados Unidos, desde una abuela americana de Texas, de origen irlandés, pero nacida en Texas, hasta haber comprado negocios, haber vendido negocios, colocado capital habiendo negociado el Acuerdo de Libre Comercio, los Acuerdos de Seguridad, pero cuando llegas a entender la dinámica personal y humana de los mexicanos, de los mexicoamericanos, el potencial que tienen, su capacidad de ser exitosos en la adversidad, la admiración que te provocan, la fascinación que a mí me provocan los “dreamers”, los “soñadores”, estos chicos, su capacidad de construir mundo, de construir mundo de una manera tan sofisticada como lo hacen, es lo más gratificante que existe en esta tarea.
Belsasso: Eduardo, nos queda poco tiempo. Preguntas cortas, respuestas cortas. ¿Tu libro favorito?
Medina Mora: El que me viene a la mente en este momento, como autor mexicano, La Guerra de Galio, de Héctor Aguilar Camín, porque reflejó una realidad de México, y una realidad del hacer político y periodístico de nuestro país, que me enseñó muchísimo, pero hay muchos otros…
Belsasso: ¿Tu música favorita?
Medina Mora: Mi música favorita, La Pastoral, de Beethoven.
Belsasso: ¿La comida?
Medina Mora: Cerdo en verdolagas.
Belsasso: ¿La bebida?
Medina Mora: El whisky ahora, no era así; antes era el tequila, pero mi paso por el Reino Unido hizo que me enamorara del “Single Malt”.
Belsasso: ¿Tu ropa?, me imagino que siempre de traje, siendo embajador… muy formal siempre.
Medina Mora: Me gustan mucho las corbatas y vestir de traje.
Belsasso: ¿El día más triste?
Medina Mora: Varios, pero el día que murió mi padre.
Belsasso: ¿El más feliz?
Medina Mora: El día que nació mi hijo Nicolás, el día que nació mi hija Camila y el día que nació mi hijo Tomás.
Belsasso: ¿Cuál es la falsa percepción que se tiene de ti? La gente piensa que eres… y que están equivocados.
Medina Mora: La gente piensa que soy muy sociable, y soy bastante reservado y tímido; en el fondo tengo capacidad de relacionarme con los otros, pero también tengo una tendencia a buscar mi propia intimidad.
Belsasso: Complétame esta frase, Eduardo Medina Mora es…
Medina Mora: “A todo dar”.