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El tercer mundo europeo

Siempre están las comparaciones entre la Copa América y la Copa Europea. Si bien algunos son bastante más despectivos con nosotros y nos dicen que somos tercermundistas, la realidad es que en este lado del charco hemos dado ejemplo de civilidad y de cómo deben comportarse las distintas aficiones.

Las calles en Estados Unidos durante esta edición conmemorativa por un siglo de vida en que participan 16 equipos, 10 de la Conmebol y seis de la Concacaf, han estado bastante tranquilas. No se han registrado incidentes graves. Aun cuando han llegado aficiones muy duras, como las barras bravas de Argentina, éstas se han comportado de manera ejemplar.

En el Viejo Continente la violencia ha sido desmedida. Los ultras rusos, que se prepararon para golpear a las aficiones contrarias, están a punto de lograr que su país sea expulsado de la competencia. Han sido muy agresivos contra los ya de por sí ríspidos hooligans ingleses. Invadieron la ciudad de Marsella, Francia, durante el fin de semana pasado.

También la porra inglesa ha participado en los desmanes. El día previo al juego entre Rusia e Inglaterra, ingleses altamente alcoholizados se pelearon contra los hinchas locales y los rusos. Ambas aficiones, la rusa y la inglesa, estallaron bengalas, un petardo y un cohete.

Los disturbios de estos hombres han sido constantes durante toda la Copa Europea.

Tal es el nivel de violencia desplegado por los eslavos que la UEFA ha amenazado ya con expulsar a Rusia de la Eurocopa si persisten estos episodios. De momento, Rusia es última de su grupo con un solo punto y todavía tiene al menos un partido por delante, frente a Gales, hoy en Toulouse.

También este lunes 20 rusos serán expulsados de Francia, entre ellos Alexander Chpryguin, presidente de la asociación de aficionados de futbol de su país. Según el diario independiente Novaia Gazeta, Chpryguin es el asistente parlamentario de Igor Lebedev, un diputado del partido ultraderechista LDPR y también directivo de la Unión Rusa de Futbol (URF), la cual aplaudió y alentó la reprobable conducta de su afición.

Dentro de los condenados a prisión se encuentran tres ultras rusos que deberán pasar entre uno y dos años tras las rejas por su intervención en los sucesos desatados en Marsella, que se prolongaron por tres días y tuvieron como pretexto el duelo entre Inglaterra y Rusia.

La violencia de los ultras rusos ha alcanzado a tres turistas españoles fuera de las fronteras de Francia, quienes están graves.

Y, aunque ésta no es la primera ocasión en que la Eurocopa se tiñe de violencia, todos aseguraron haber tomado medidas.

El partido se catalogó de alto riesgo. Se reforzó la seguridad con un millar de agentes en torno al estadio y otros 650 efectivos en la zona de aficionados (fan zone). Se prohibió la entrada en el país a 2,000 radicales y la policía británica colaboró con la francesa.

En Niza la noche de ese primer sábado también se produjeron incidentes. Entre 20 y 30 jóvenes galos lanzaron botellas contra norirlandeses, quienes respondieron la agresión. Se reportaron siete lesionados.

Y continúa la rivalidad entre hooligans ingleses y rusos. Pero no sólo ellos, los seguidores de Hungría también han participado. El sábado pasado, minutos antes del inicio del encuentro entre Islandia y Hungría, los húngaros encabezaron una nueva escena, esta vez contra los policías, algo que duró pocos minutos, pero ya parece la constante de esta contienda.

Desde que comenzó la Eurocopa las autoridades francesas han detenido a más de 300 personas, de las cuales 196 quedaron retenidas para averiguación de antecedentes y ocho fueron condenadas a cárcel efectiva y otras tres a prisión en suspenso, según se anunció en un comunicado oficial. Mientras tanto, en América, ésta ha sido de las recientes ediciones con menos incidentes provocados por aficionados.

Por cierto, después del vergonzoso resultado entre Chile y México, el cual perdimos por 7 goles a cero, el humor social está peor que nunca.

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