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El rey del escapismo

Según el corresponsal de la cadena estadounidense de televisión NBC, Joaquín Guzmán Loera fue herido en un enfrentamiento entre elementos de la Marina-Armada de México y su cuerpo de seguridad. El capo logró escapar, pero resultó lesionado en una pierna y en el rostro.

Por su parte, mediante un comunicado de prensa conjunto, las secretarías de Gobernación, Defensa y Marina, además de la PGR y el Consejo Nacional de Seguridad, afirmaron que El Chapo no ha sido detenido y que las lesiones que éste tiene son consecuencia de una “huida precipitada”.

En lo que coinciden es que El Chapo está herido y continúa en la huida. Lo que sí han dicho las autoridades es que desde la fuga de Guzmán Loera se han hecho varios operativos en todo el país y que en las últimas semanas se han focalizado en la región noroeste del territorio nacional, en la zona limítrofe de Sinaloa con Durango.

Pero El Chapo vive huyendo desde hace más de 15 años. Sabe hacerlo. Mucho tiempo lo ha pasado en el Triángulo Dorado, la región entre los estados de Chihuahua, Sinaloa y Durango, donde se están dando precisamente los operativos. Pero el Triángulo Dorado tiene varios puntos de acceso y de salida, aunque los más utilizados por la organización del líder del Cártel de Sinaloa son los que comunican al municipio de Cosalá, en Sinaloa, y Tamazula, en Durango. Poder entrar ahí es sumamente complicado. Además está resguardado por más de 300 personas que trabajan para Guzmán Loera.

Desde antes del año 2000 se habían dado varios operativos para capturar a Guzmán Loera, pero finalmente fue detenido por primera vez en el 2001, en Guatemala. De ahí fue llevado al penal de Almoloya de Juárez y por miedo a que se fugase fue trasladado al penal de Puente Grande, de donde se fugó en un carrito de lavandería y durante años se continuó escondiendo.

El Chapo le gusta manejar un bajo perfil. Si bien muchos narcotraficantes cuando empiezan a generar ingresos millonarios modifican su estilo de vida, Guzmán Loera en cambio ha sido siempre un hombre discreto, que ha pasado gran parte de su existencia oculto en las montañas.

Aunque algunos creen que después de su matrimonio con Emma Coronel El Chapo cambió algunos de sus hábitos, quizás por estar cansado de permanecer en las sombras o por haberse casado con una mujer más joven a quien no le gustaba la vida en la montaña, y por eso se pudo dar su última captura.

En muchas ocasiones, antes de su primera o su segunda fuga, las autoridades habían estado cerca de atraparlo. En 2004 el Ejército Mexicano descendió en un rancho de Sinaloa donde se ocultaba, pero Guzmán Loera pudo escapar a través de una zona montañosa en un todoterreno. Las autoridades encontraron todavía caliente la comida. Tres años después, en la boda de Guzmán con la reina de belleza Emma Coronel, la mamá de sus gemelitas, el Ejército movilizó varios helicópteros para caer de sorpresa en la fiesta; justo cuando llegó, la pareja ya se había ido.

Por aquella época se decía que El Chapo se movía entre más de doce ranchos en la sierra y que era protegido por aproximadamente 300 hombres armados, además de que contaba con la simpatía de los lugareños porque actuaba como un Santa Claus local.

En febrero de 2012 Guzmán Loera viajó de vacaciones a Los Cabos y la DEA había conseguido monitorear las conversaciones de su BlackBerry y localizó la señal en una residencia de un lujoso desarrollo cerca de la costa; las tropas mexicanas entraron por la puerta delantera de la propiedad, mientras El Chapo salía por la parte trasera y se dirigía al resort aledaño para mezclarse con los turistas que allí había. Por tres días las autoridades lo buscaron mientras él se movía por la ciudad, tratando desesperadamente de hallar una ruta de escape hacia las montañas.

En algún momento de esta persecución, Guzmán Loera se dio cuenta de que su teléfono estaba comprometido y aprovechó esta situación. Se reunió con un subordinado y le dio su BlackBerry y mientras las autoridades perseguían a su subordinado, sin darse cuenta del cambio, Guzmán Loera logró internarse en el desierto, donde un avión privado lo recogió y lo llevó de vuelta a la Sierra Madre.

En el 2014, cuando iba a ser capturado en Culiacán, Sinaloa, consiguió fugarse nuevamente mediante una red de túneles. El Chapo y su guardaespaldas habían escapado a través de un túnel escondido bajo una bañera, cuya escotilla se activaba con un sistema eléctrico oculto junto a un espejo.

La captura del capo más buscado del mundo cada día está más cerca, pero también más lejos. Ha aprendido a manejarse a la perfección durante sus huidas y, si bien hoy está herido, continúa en libertad.

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