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El misterio del coche de James Bond

La madrugada del martes ocurrió un choque en Viaducto Río Becerra, casi esquina con la Calle 11, en la colonia San Pedro de los Pinos.

Lo que más llama la atención es que fue un Aston Martin DB11, el modelo más nuevo y deportivo de esa marca élite, valuado en México en  315 mil dólares, es decir, seis millones de pesos al tipo de cambio actual.

No cualquiera, pero quien tenga dinero suficiente y ganado legítimamente tiene todo el derecho del mundo en tener el automóvil que quiera. Pero lo que más llamó la atención es que el permiso de tan lujoso automóvil estaba expedido hace apenas 15 días por el municipio de Pilcaya, Guerrero, de apenas 11 mil habitantes y enclavado en la sierra, en los límites de Guerrero con el Estado de México.

Además, el conductor venía escoltado por otro carro con varios custodios, uno de ellos fue el que se quedó en el lugar del accidente y el conductor se fue, dicen testigos que en aparente estado de ebriedad.

En la mañana, se dijo que quien conducía el Aston Martin era Ellery Guadalupe Figueroa Macedo, el alcalde de Pilcaya, quien se apresuró a salir en los medios desmintiéndolo.

El auto tiene apenas dos semanas de haber sido comprado, y circulaba con un permiso de 30 días, otorgado por la administración municipal de Pilcaya, Guerrero, precisamente el municipio donde Figueroa Macedo es alcalde. El propio alcalde dijo en una entrevista con Radio Fórmula, que ganaba un sueldo de 21 mil pesos quincenales y negó que Pilcaya esté considerado como municipio de extrema pobreza, aunque hay bandera amarilla en dos comunidades de dicha localidad.

Hasta el día de hoy no se sabe quién es el dueño de ese vehículo, sea o no el alcalde, y mucho menos por qué un automóvil de 6 millones de pesos aparece con un permiso de ese municipio serrano. Haciendo cuentas simples, si por ejemplo, el alcalde percibe 42 mil pesos al mes, esto quiere decir que gana 504 mil pesos anuales, por lo que para comprar de contado un auto como el que traía el permiso del municipio, se tardaría en juntarlo ocho años, asumiendo que en dicho lapso no gastara en otra cosa.

El valor del vehículo equivale al 60 por ciento del gasto programado para el municipio, incluyendo agua, luz, mantenimiento de inmuebles del gobierno local, alumbrado público, parques, jardines y mercados, entre otros. El presupuesto municipal es de 79 millones de pesos, de los cuales 7.2 millones los destina al rubro de servicios generales.

Pilcaya está a 234 kilómetros de Chilpancingo, cerca de Taxco, y está considerado como uno de los municipios más pobres de la entidad, marginado y con rezago social, según datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), y sus habitantes ganan en promedio 36 mil pesos al año.

El propio alcalde aseguró en su informe de labores hace unos meses, que el Ayuntamiento que gobierna estaba al borde de la quiebra por laudos y deudas con una empresa privada. Tiene un pasivo de cerca de 200 millones de pesos, heredados de la anterior administración.

¿Qué hace un Aston Martin en Pilcaya? ¿Por qué está registrado en ese municipio? El caso, afortunadamente sin los tintes terribles de aquel, recuerda también el del BMW que chocó en Reforma, matando a los cuatro acompañantes del conductor que salvó la vida. El Aston Martin no se sabe de quién es y tiene un permiso de un perdido municipio guerrerense, el BMW tenía un seguro registrado para otro automóvil y el conductor ahora dice que vende paletas, con lo que le alcanzó para comprar uno de los autos deportivos más caros del mundo.

¿Quién controla los registros de propiedad?, ¿quién los permisos? ¿cómo puede haber quienes, por razones políticas, reclaman que se aligeren medidas como el alcoholímetro o los límites de velocidad? Al contrario, si queremos más seguridad individual y colectiva, si queremos tener mayor transparencia, necesitamos mayores controles, comenzando por saber quién se hace responsable, quién es dueño de qué.

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