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El kínder del Ku Klux Klan

Los acontecimientos del pasado 12 de agosto en Charlottesville, Virginia, en los que se enfrentaron miembros del Ku Klux Klan y supremacistas contra ciudadanos locales y que desató la violencia en las calles con un saldo de una persona muerta y 19 heridos, hicieron patente el racismo que existe y el peligro que representa.

 

Estos grupos que estaban disminuidos y que resurgieron con mucha fuerza durante la campaña de Donald Trump, son parte de la base con la que cuenta el actual presidente de Estados Unidos.

Para nutrir sus filas, están reclutando cada vez más niños y adolescentes, al igual que lo hacen otros grupos extremistas como ISIS. Con niños dentro del Klan, fortalecen y expanden su ideología.

Menores a partir de los 11 años son incluidos en los mítines y ya portan la indumentaria clásica del KKK, con la túnica completamente blanca o negra y la máscara con forma de cono.

Los niños además de asistir a las reuniones toman parte en las ceremonias, como la de incendiar las cruces por la noche.

Otro ejemplo de las acciones de propaganda del KKK lo fue la creación de un programa televisivo dirigido al público infantil llamado The Andrew Show.

La serie comenzó a transmitirse a partir de 2009 y en ella dos niños rubios, de unos 9 y 10 años aproximadamente, compartían “sus” opiniones sobre temas vinculados a la raza y la religión para niños de su edad. Andrew Pendergraft, nieto de Thomas Robb, uno de los directores modernos del Ku Klux Klan era uno de los conductores.

Incluso, el KKK está utilizando plataformas digitales para enfocar su campaña hacia los menores de edad. Dan a conocer su ideología en sitios web como: ThomasRobb.com, KKK.com y ChristianIdentityChurch.net.

Otro acto dirigido a los niños tuvo lugar en 2016, cuando la policía del estado de Nueva York dio a conocer que integrantes del Ku Klux Klan intentaban reclutar a los menores de edad con volantes con mensajes dirigidos a este sector.

La oficina del sheriff del condado de Fulton dio a conocer en esa ocasión que el grupo dejaba bolsas con folletos informativos en los buzones de las casas de Northville, Nueva York. “El Kool Kids Klub te quiere”, decían los panfletos.

El KKK, que en 1940 llegó a tener aproximadamente cuatro millones de simpatizantes, actualmente apenas cuenta con entre cinco y ocho mil integrantes, según cálculos de Southern Poverty Law Center, un observatorio sobre movimientos extremistas. Por eso ahora están en una campaña de reclutamiento permanente, pero con énfasis en atraer a niños.

A mediados de 2014 se dio a conocer que el Ku Klux Klan planeaba arrancar entrenamientos de combate estilo militar bajo la dirección de soldados que regresaban a la Unión Americana tras estar desplegados en el extranjero, según un informe del portal estadounidense Barcroft Media.

Para ello, el grupo racista había intensificado su campaña para reclutar a niños, y la facción Loyal White Knights (Leales Caballeros Blancos) habían comenzado los preparativos para una “guerra racial”.

“Vamos a hacer algo un poco diferente para probablemente los próximos dos años para tratar de tener listos a nuestros hombres y mujeres para la próxima batalla que estamos a punto de tomar sobre nosotros, y esto es algo que ningún Klan ha hecho nunca y nosotros vamos a iniciarlo”, expresaba en el documental un líder del KKK, durante una concentración en Parkersburg, West Virginia.

“Todos nuestros muchachos están finalmente regresando a casa del ejército, lo cual es bueno, y estamos consiguiendo muchos más miembros militares para unirse”, señalaban.

Algunos otros niños y jóvenes han llegado al Klan por los panfletos, otros niños son inscritos por sus propios padres.

Es de alarmarse, la historia siempre se repite. Por ejemplo, las Juventudes Hitlerianas, establecidas por el Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán en 1926, crearon un nuevo sistema de adiestramiento para los jóvenes alemanes para proporcionarles un entrenamiento militar y desarrollar su entendimiento y obediencia a la ideología nazi.

Para esta fracción, el entrenamiento físico y militar era tan importante como la educación académica y científica. Los muchachos aprendían en los campamentos a usar las armas, desarrollaron fuerza física. Su uniforme era una camisa marrón claro y un pantalón corto marrón, similar a los de los scouts. Los chicos de alto rango llevaban camisas negras.

Para 1940 se calcula que había ocho millones de elementos en las Juventudes Hitlerianas.

Otro grupo extremista, ISIS, también realiza una importante campaña de reclutamiento de niños, lo cuales son aceptados a partir de los 12 años.

Bajo este método es que los niños aprenden de forma sistemática la ideología del Estado Islámico. El plan de estudios de las escuelas es la base del adoctrinamiento y acerca más a los niños entre sí para crear un efecto “banda de hermanos”.

A través de este proceso de socialización y selección, el Estado Islámico hace que la entrada en el club del Califato sea considerada un privilegio y algo deseado por cualquier niño y, al limitar el acceso, crea competencia.

Es un tema de mucho riesgo. A esto sumemos que el propio Donald Trump los apoya, en reciprocidad a lo que éstos hicieron por él en su campaña.

Es un caldo de cultivo que puede estallar, que se puede salir de control en muy pocos años.

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