El fraude interminable
Las campañas para la elección del próximo domingo concluyen hoy. En particular, en la que se elegirá gobernador al Estado de México, hay mucho en juego. Para esa elección, nada está escrito, ha sido una campaña en la que ha habido ataques de todo tipo y ninguna de las encuestas parece ser confiable.
Quien gane el Estado de México será por muy pocos puntos de diferencia, lo que hace prácticamente un hecho que esa elección sea impugnada.
Quien ya se está preparando para empezar la resistencia en caso de que los votos no le sean favorables a Delfina Gómez es Andrés Manuel López Obrador, quien además tiene amplia experiencia en el tema.
Desde esta semana han empezado a llegar al Estado de México camiones de Oaxaca con miembros de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, quienes dicen que van a observar la elección. Se estima que para el domingo llegarán, sólo de la CNTE, más de 500 personas.
Andrés Manuel López Obrador siempre ha dicho que Morena no aceptará ningún fraude electoral. Pero esta historia de fraude en su contra, aun cuando los votos no le favorecen, nos la ha contado desde 1988, cuando tuvo por primera vez una candidatura, la de gobernador de Tabasco.
En ese entonces perdió y realizó una gira por el estado para alertar del “clima de autoritarismo y represión” y organizó plantones en algunos municipios. En 1989 asumió la presidencia del recién creado PRD y publicó entonces su primer libro: Tabasco, víctima de un fraude.
En 1994 fue candidato por segunda ocasión a la gubernatura de Tabasco, por el PRD. La elección fue ganada por el candidato del PRI, Roberto Madrazo Pintado.
Andrés Manuel López Obrador impugnó la legitimidad de los comicios, llamó a la resistencia civil y marchó a la Ciudad de México, donde presentó más de 250 mil documentos contables originales con los que alegaba demostrar un gasto excesivo en la campaña de Madrazo, 40 veces superior al límite establecido por el Instituto Electoral.
Por esos años también tomó e incendió pozos petroleros en señal de protesta.
En 1995 inició una segunda marcha por la democracia, y publicó un nuevo libro Entre la historia y la esperanza, el tema del libro: el supuesto fraude.
El 2 de julio de 2000, Andrés Manuel López Obrador ganó la elección para la Jefatura de Gobierno del Distrito Federal con un 34.5% de los votos emitidos, contra 33.4% de su más cercano rival, Santiago Creel, del PAN. En esta ocasión, aun con un margen tan menor, y porque fue beneficiado por el resultado, AMLO no denunció fraude en las elecciones.
Pero para la elección presidencial del 2 de julio de 2006, que ha sido la más competida en la historia del país, cuando perdió por .56% de los votos, nuevamente alegó fraude electoral.
Este conflicto poselectoral terminó en el plantón de tres meses en Avenida Reforma, obstaculizando las calles con bloqueos viales y marchas multitudinarias. Con una afectación terrible para los que vivimos en la Ciudad de México, en ese entonces decenas de negocios tuvieron que cerrar y se perdieron muchísimos empleos.
Para el 2 de julio de 2007 presentó otro libro en donde nuevamente alega fraude electoral, La mafia nos robó la Presidencia, sobre su campaña y la elección presidencial.
En los comicios de 2012, de nuevo como candidato a la Presidencia de México, ocupó el segundo lugar de las preferencias, debajo del candidato del PRI-PVEM, Enrique Peña Nieto.
Andrés Manuel López Obrador también manifestó su inconformidad mediante supuestas nuevas pruebas.
Acusar de fraude electoral cuando los resultados no le favorecen, es lo mejor que sabe hacer López Obrador.
Si este domingo los votos no benefician a Delfina Gómez, ¿le queda a usted alguna duda de que AMLO empezará el movimiento de resistencia para impugnar la elección, y nuevamente alegará fraude electoral?
Es la historia de nunca acabar.
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