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El asesinato de Zapata no quedó impune

Esta semana los asesinos del agente estadounidense del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos (ICE) Jaime Zapata fueron sentenciados a cadena perpetua en Estados Unidos.

 

El 15 de febrero del 2011, mataron a Jaime Zapata, en San Luis Potosí. En el lugar también resultó herido otro agente del ICE, Víctor Ávila. Para las autoridades norteamericanas el hecho de que un agente suyo haya sido asesinado en territorio mexicano es un enorme agravio.

Zapata, era nativo de Brownsville, Texas. Tenía apenas 32 años de edad y llevaba 5 años trabajando para el ICE, la segunda agencia más importante de seguridad en Estados Unidos, sólo después del Buró Federal de Investigación.

El día del ataque los dos agentes, quienes estaban comisionados a la oficina del ICE en la embajada de Estados Unidos en México, fueron baleados mientras circulaban en una Suburban con placas diplomáticas por la carretera San Luis-Querétaro.

Poco después se identificó que los atacantes habían sido sicarios de Los Zetas, bajo las órdenes de Julián Zapata Espinoza alias El Piolín.

Esta semana los asesinos del agente estadounidense, José Emanuel García Sota, conocido como Juan Manuel Maldonado Amezcua alias Zafado, y Jesús Iván Quezada-Piña alias El Loco fueron sentenciados a cadena perpetua tras ser encontrados culpables de la muerte de Zapata.

Datos de la Oficina del Fiscal del Distrito de Washington, en torno a este caso, dicen que todavía hay otras cinco personas que se declararon culpables entre agosto de 2011 y octubre de 2016:  Rubén Darío Venegas Rivera alias Catracho, de 29 años; José Ismael Nava Villagrán alias Cacho, de 35 años; Julián Zapata Espinoza alias El Piolín, de 36 años, y Alfredo Gastón Mendoza Hernández alias Cameron, de 34 años,  y esperan sentencia.

Según el fiscal del Distrito de Columbia, Channing D. Phillips, los investigadores presentaron en el juicio evidencias de que García Sota y Quezada Piña eran sicarios de Los Zetas y que el día del tiroteo estaban en una misión para robar vehículos a fin de destinarlos a las operaciones del grupo criminal.

La realidad es que iban tras Manelich Castilla Cravioto, el actual comisionado de la Policía Federal, que se desempeñaba como coordinador estatal de la Policía Federal en San Luis Potosí. La camioneta de los agentes del ICE y aquella que usaba Castilla eran idénticas.

Eran días muy convulsos en San Luis Potosí,  la presencia de la organización criminal de Los Zetas azotaba el estado desde años atrás.

En esa época la Policía Federal había dado muchos golpes a Los Zetas. Ese 5 de febrero del 2011 se dio un enfrentamiento.

Y días después en San Luis, el 21 de enero del 2011, se registró otro muy duro entre policías federales y sicarios de los Zetas. Ahí murieron 11 delincuentes y dos elementos de la Policía Federal, uno de ellos jefe de escoltas de Manelich.

El día del ataque contra Zapata los agentes estadounidenses solicitaron  apoyo, porque estaban siendo perseguidos en la carretera por los agresores. Manelich Castilla fue la primera autoridad en llegar al lugar de los hechos. Fue quien se encontraba más  próximo porque su oficina estaba muy cerca del incidente.

Todavía llegó a ver con vida a Zapata.

Si algo hacen bien los estadounidenses es que no olvidan a sus policías muertos, y por eso se trabajó tanto para poder dictarle sentencia a estos homicidas.

Zapata es el segundo agente de Estados Unidos asesinado en nuestro país.

Enrique Salazar Camarena de la Agencia Antidrogas de Estados Unidos (DEA), había sido hasta entonces el único agente federal estadounidense asesinado en México, en 1985, por el extinto cártel de Guadalajara.

En el caso de Enrique Camarena, las autoridades estadounidenses no olvidan y por eso a más de 30 años de ese asesinato nuevamente buscan al autor intelectual de ese crimen, el narcotraficante Rafael Caro Quintero, quien fue puesto en libertad por una extraña decisión judicial en 2013.

Los asesinos de Zapata fueron detenidos en México y extraditados a Estados Unidos.

Ahí se hizo un juicio extenso y en un hecho inédito el actual comisionado de la Policía Federal acudió a declarar y se enfrentó con los delincuentes. Nunca antes una alta autoridad mexicana de seguridad había declarado en un juicio en Estados Unidos relacionado con el crimen organizado.

Fue una pieza clave cuyo desenlace es la cadena perpetua para estos señores. Si bien el gobierno mexicano ha tenido diferencias importantes en otros campos, con la administración Trump, la coordinación entre agencias de seguridad de los dos países continúa siendo activa y eficiente.

En ese terreno no es menor el trabajo que ha desarrollado la embajadora de Estados Unidos en México, Roberta Jacobson.

Si algo tendríamos de aprender de este caso es que ningún policía u agente mexicano que haya caído en su labor debe ser olvidado, como no lo fue Jaime Zapata.

Hacen justicia

Por instrucciones de Julián Zapata Espinoza, El Piolín, Juan Manuel Maldonado Amezcua, El Zafado y Jesús Iván Quezada, Loco, miembros del cártel de Los Zetas atacaron en 2011 a dos agentes del  Servicio de Inmigración y Control de Aduanas,ICE, por sus siglas en inglés. El lunes ambos fueron sentenciados en Estados Unidos a cadena perpetua.

Jaime Zapata murió, pero el suceso desató tensiones entre las autoridades de México y Estados Unidos.

The Washington Post reveló que Jaime Zapata y su compañero, Víctor Ávila, iban armados, pero sus pistolas habían sido superadas por los calibres de Los Zetas. Los agentes encubiertos del ICE violaron la ley al portar armas en territorio mexicano.

En 2015 la Cámara de Senadores aprobó reformas a la Ley Federal de Armas de Fuego y Explosivos, con el fin de autorizar que servidores públicos extranjeros puedan portar armas en territorio mexicano en las agencias aduanales y centros migratorios, siempre que se trate de revólveres o pistolas de funcionamiento semiautomático, cuyo calibre no sea superior a 0.40 o equivalente.

Jessie Liu, la fiscal asistente, afirmó que los agentes fueron ametrallados en un intento de robo de vehículos por sicarios del cártel de Los Zetas mientras trabajaban en nombre de su país.

 

“La justicia estadounidense nunca ha olvidado lo que ocurrió a estos dos héroes estadounidenses en una emboscada en una autopista mexicana hace más de seis años”, dijo.