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“Después de ver el mundo recorrí México y vi que tenemos futuro”: Un Café Con José Antonio Meade

José Antonio Meade es una institución si de gestión pública y política se habla. Se ha desempeñado como secretario de Energía, de Hacienda, de Relaciones Exteriores y ahora de Desarrollo Social. “El último que tuvo cinco fue Plutarco Elías Calles, y tuvo también Guerra y Marina, entonces ya nomás me falta esa”, dice divertido este funcionario, quien también responde que si pidiera algo a Santa Claus sería un mejor entorno de ingresos y más empleos.

Bibiana Belsasso: Hemos platicado muchas veces, pero ahora eres secretario de Desarrollo Social, ¿cómo vas?

José Antonio Meade: La semana pasada cumplimos 100 días en la Secretaría, entendiendo mejor la narrativa, entusiasmado de coordinar los trabajos y de seguir haciendo equipo en un lugar que tiene una gran mística, un sentido de emoción y de compromiso. Tratando de ir construyendo un mejor entorno para lograr mejores resultados.

 

Belsasso: Tienes muchísima responsabilidad moral porque de aquí salen los recursos para que subsistan muchísimas familias mexicanas.

 

Meade: Desde esta secretaría está uno cerca de millones de familias mexicanas. En el caso de Prospera, el programa más grande que administra la secretaría, estamos en la vida de más de 24 millones de mexicanos, seis millones de familias. Al amparo de este programa buscamos hacerles llegar recursos para alimentación, para educación, para salud. Buscamos que se rompa la condición estructural que explica a veces la pobreza de más de una generación. Estamos en la vida de más de 5.7 millones de adultos mayores, cerca de seis millones de familias a través de los programas de Liconsa; en la vida de los jornaleros agrícolas somos un puente entre el migrante y su comunidad, tenemos el reto de generar mejores condiciones de inclusión financiera, laboral y productiva. Es una institución que toca a diario la vida de muchos mexicanos. Aspiramos a que esa interacción, a que esa cercanía, a que esa vinculación se traduzca en que los mexicanos —cuya vida toca Sedesol— cambie para bien.

 

Belsasso: Vienen épocas electorales, y a veces se cortan los programas.

 

Meade: Queremos involucrar a la sociedad para que, de manera muy transparente, participe desde la elaboración del padrón hasta la entrega del recurso. Los programas que tienen padrones transparentes, que son claros en sus criterios de elegibilidad, no debieran de ser afectados por el ciclo electoral. Habremos de evitar en el espacio electoral los programas que no son de padrón, el 3×1 y Opciones Productivas, para que no se preste a una mala interpretación. Lo que queremos es, en época electoral y fuera de ella, generar plena convicción de que los programas se están manejando de forma transparente, de cara a la ciudadanía y que no mediará ni desvío ni manipulación de éstos, eso debe ser el estándar ordinario, no debe ser algo que nos preocupe sólo cuando hay elecciones. De manera permanente debería haber claridad de cómo se están manejando los recursos y a qué se tiene derecho, de quién tiene derecho, para que no se dude de que la gestión de la secretaría tiene como objetivo algo distinto del bienestar de las familias mexicanas.

 

Belsasso: Has estado en muchas secretarías y han sido muy diferentes una de la otra. Aquí estás en contacto directo con la gente. ¿Qué es lo que más te ha llegado al corazón? Que digas: “en esto quiero trabajar”.

 

Meade: Cuando uno recorre el país, cuando ve los rostros de la gente que atendemos, encuentro permanentemente su deseo de superarse, de salir adelante, de generar para la familia, para la persona, mejores condiciones. El sentir que en la Sedesol tenemos posibilidad de construir ese entorno que les permita salir adelante es sin duda emocionante y compromete. El mexicano es capaz de caminar muchos kilómetros para ir a la escuela, para estar seguro que su hijo o su hija tenga adecuadas condiciones de salud, para mejorar el contexto de su vivienda, para buscar que la vivienda tenga mejores servicios. Sin duda es emocionante. La diferencia entre una vivienda a la que le llega el agua o a la que no le llega es abismal. Al que le llega el agua paga por ella seis pesos por un metro cúbico. El que no lo tiene, tiene que salir de su casa, llegar a un pozo, cargar una cubeta, regresar a la casa, calentarla para poder con ella cocinar o lavar la ropa, ésa es una realidad de ocho millones de mexicanos, eso tenemos que irlo transformando porque si no generamos un entorno de inclusión, si no derribamos esas barreras que hoy le impiden al mexicano plenamente participar, no vamos a poder construir el México próspero que queremos.

 

Belsasso: Has comentado algo que me dejó impactada, que en muchos de estos recorridos que has hecho te das cuenta que la gente prefiere una televisión a un baño.

 

Meade: Creo que la reflexión tiene el siguiente elemento de profundidad. Cuando uno empieza a diseñar los programas sociales, cuando empieza a pensar sobre la pobreza, muchas veces no se preocupa del diálogo con ellos, de saber qué quieren y de qué es importante en su vida cotidiana, es un tema que no es de México, es del mundo. Se pensaría desde la comodidad del escritorio que el pobre lo primero que tendría que hacer con su primer peso es alimentarse con una dieta sana. Pero aspira, igual que todos, a tener un patrón de consumo balanceado. Quiere en su vida cotidiana tener espacios de diversión, entretenimiento, variedad en su comida. Muchas veces desde el diseño central de los programas uno como que quisiera decidir por ellos, en vez de decidir junto con ellos.

 

Belsasso: Este diálogo y escuchar sí cambia todo.

 

Meade: Las familias pobres que tienen un pequeño predio trabajan en cultivarlo algunas semanas por año, de repente tienen empleo informal algunas otras semanas y, después, su contacto, su forma de sentirse parte, a veces, es ver la televisión, el festival de su comunidad, no tendríamos por qué, desde los programas, pretender que debiera de ser distinto. Uno tiene la aspiración de tener en su vida cotidiana diferentes estímulos, uno muy importante es la televisión y eso le da soporte a esta política, profundamente social, de que la transición digital en el país, no resultara en un quebranto patrimonial en la vivienda de los más pobres.

 

Belsasso: En las zonas más pobres llama mucho la atención que hay antenitas en la casita más chiquita que ni siquiera tiene piso, siempre buscan tener televisión. Con el apagón analógico mucha gente se empezó a asustar. Comprar una televisión para una familia de escasos recursos es dificilísimo.

 

Meade: Y la compran y la adquieren, es razonable, es deseable y es un derecho y no tendríamos por qué no apoyarlos. Si uno revisa la canasta de consumo de una gente que vive con menos de un dólar 90 en Indonesia, uno va a encontrar un patrón de consumo parecido y que, aún con menos de un dólar 90, hay un esfuerzo de ahorro para hacerse llegar de distintos espacios y elementos de esparcimiento. Cuando hablamos de generar mejores condiciones de inclusión estamos hablando de la posibilidad de que los patrones de consumo y sus experiencias cotidianas sean cada vez más plenos, con mejores opciones y alternativas.

 

Belsasso: Está la medición, la de pobreza, que está complicada, ¿no?

 

Meade: Qué interesante e importante la pregunta. La medición es útil en función de qué queremos saber y qué queremos comparar. Hay cosas que en función de las distintas visiones son ciertas. Hay mucha gente que dice “en Latinoamérica se ha venido abatiendo la pobreza y en México, no”. Hay que ver cómo se mide en Latinoamérica y cómo en México. Si midiéramos todos con la misma base, entonces sí podemos comparar qué está pasando en México con el resto de Latinoamérica. Una medida usual de pobreza es un dólar 90 por persona por día. Ese dólar 90 por persona, por día, sale del promedio de las líneas de pobreza de los 15 países más pobres. ¿Cómo medimos la pobreza en México? Usamos un umbral diferente. Nos fijamos no solamente en el ingreso, sino, si hay acceso a la escuela, a la salud, a la vivienda, al servicio en la vivienda y, conforme a esa métrica, otra vez, dos cosas son ciertas: la pobreza extrema en México ha venido cayendo, pero seguimos teniendo un reto importante de pobreza moderada.

 

Belsasso: En estas encuestas te preguntan: ¿Cuánto ganas? Mucha gente no declara cuánto gana porque trabaja en la informalidad. ¿No sería mucho más sencillo preguntar: “cuánto gastas, cuál es tu consumo”?

 

Meade: Angus Deaton, el último Premio Nobel de Economía, era de esa tesis. En México y en el mundo es muy difícil saber cuánto gana la gente. Pero tratar de ver cómo se distribuye el ingreso en México, uno de los problemas que uno tiene es que nadie en el país ha contestado nunca tener ingresos superiores a dos y medio millones de pesos por año. Eso quiere decir que de la verdadera distribución hay un truncamiento. Arriba de cierto umbral no tenemos información de cómo se distribuye el ingreso en México.

 

Belsasso: No van a declarar si después tienen que pagar impuestos sobre eso.

 

Meade: O porque no reciben al encuestador, o porque el encuestador no va a las casas, o porque aparecen poco en las muestras, pero ahí hay un truncamiento. Además, cuando a la gente se le pregunta cuánto gana tiende a subdeclarar por diferentes razones: por preocupación a perder el programa social; por preocupación, a lo mejor, frente a Hacienda, es un problema real e interesante, o porque no dignifican su labor. Diversos elementos hacen que la medición de la pobreza sea complicada, que esté sujeta a interpretaciones, que dependa de supuestos y vale la pena que le dediquemos tiempo a entenderlo para tener una mejor idea de cómo lo estamos midiendo, de qué nos aporta el entendimiento y de qué nos aporta en términos de incertidumbre al amparo de todas estas variables.

 

Belsasso: Si le pudieras hacer tu lista a Santa Claus, a los Reyes Magos, para 2016, de algo que pudieras resolver en esta Secretaría, ¿qué sería?

 

Meade: Serían tres elementos. En general, un entorno de mejores ingresos. La mejor forma de combatir la pobreza es un empleo formal. Mientras más oportunidades tengamos, mientras más oportunidades genere la economía, habrá menos pobres. Ahí la agenda de Reformas del Presidente es valiosa. No siempre se piensa que la Reforma Energética va a impactar en la pobreza, pero si al tiempo de hacer más flexible nuestra economía y traer más inversión generamos mejor empleo, eso va a ayudar a hacer menos pobres. Si la Reforma en Telecomunicaciones baja el costo de la telefonía, eso los va a ayudar. Si la Reforma Financiera les permite acceder a mejores instrumentos de ahorro y de crédito, eso le va a ayudar a los más pobres. Quisiéramos mejores ingresos, un mejor entorno de precios y que más mexicanos tuvieran acceso a educación, a alimentación, a vivienda, a servicios en la vivienda, a salud y a seguridad social. Nada más eso.

 

Belsasso: Vamos a platicar un poco más del tema personal. ¿Quién es José Antonio Meade? Has pasado por cuatro secretarías al hilo, ¿quién más, recientemente? Nadie.

 

Meade: Nadie más. Desde 1930 para acá.

 

Belsasso: ¿Qué diferencias, personales, has tenido en estas cuatro secretarías?

 

Meade: Cada Secretaría es muy distinta, pero tienen un hilo conductor. En cada una lo que uno quiere, de manera distinta, es acortar brechas. En Energía, la brecha entre los que tenían acceso a electricidad y los que no la tenían. Acortar la brecha entre quienes usaban su energía de manera eficiente y quienes no la usaban. Acortar la brecha entre la forma como se administraba Pemex y una mejor forma de administrarla. La Secretaría de Energía es fascinante en muchos sentidos, desde ahí se construye cómo será México en el futuro, cada vez que decides qué focos vas a utilizar, qué eficiencia le vas a exigir a los coches, cómo vas a diseñar tu política de transporte público, cómo vas a administrar tus basureros, cómo vas a tratar el agua. El México del futuro se construye pensando en cómo vas a usar la energía, cómo la vas a economizar, cómo la vas aprovechar de mejor manera y el México del presente, cruza por Energía, en la medida en que ésta impacta en lo que sucede en electricidad y en petróleo, que es una función muy atípica de una Secretaría de Energía, juega un papel central en la construcción del presente y del futuro del país y eso la hace una Secretaría muy apasionante.

 

Belsasso: Luego llegas a Hacienda, eres de los muy pocos secretarios de Hacienda que la gente todavía quiere y estima.

 

Meade: Hacienda es una Secretaría muy transversal.

 

Belsasso: Pero la necesitas a fuerzas. Un país que no obtiene recursos, no puede generar y no puede dar.

 

Meade: No hay un puesto más complicado, en el sector público, que el secretario de Hacienda, es un funcionario que está a prueba todo el tiempo por diferentes tipos de audiencias. Primero tiene que convencer a su jefe de qué se puede y qué no se puede y ése es un proceso de reflexión complicado. Siempre hay una ambición de que, a través del presupuesto, del gasto público, puede uno hacer muchas cosas. Un primer elemento con el que siempre batalla es que siempre es incomprendido. Mucha gente piensa que sus proyectos, sus ideas, sus programas merecerían estar reflejados en el presupuesto y otros, que sus programas, sus ideas, sus sectores debieran tener un tratamiento fiscal preferente. Un primer reto es convencer al Presidente, al gabinete, de un programa económico, de una visión de programa económico, de qué se puede y qué no se puede. Luego, convencer a un Congreso de que ese programa económico merece el apoyo de la mayoría. Luego, que genere convicción en el mercado, que tiene formas de expresar cuando no está conforme con el diseño del proyecto. Luego tiene uno que convencer a la Corte de que los elementos que le dan soporte al programa económico son congruentes con la Constitución y luego tiene uno que generar convicción en el país de que es un esquema que genera estabilidad.

 

Belsasso: ¿Te generaba estrés estar ahí?, obviamente.

 

Meade: Sí. Todos esos elementos implican que permanentemente está uno sujeto a esa evaluación por los mercados, por tus pares, por las familias en el país y si uno se equivocaba, si uno construía un programa económico que no gozara de esos consensos, el país la pasaba muy mal.

 

Belsasso: Vamos a hablar ahora de la SRE, pero primero quiero hablar de la Sedesol. De tener que solicitar y pedir recursos, ahora estás pidiendo tú. ¿Te peleas para que te den más recursos para tus programas?, ¿cómo es esta dinámica?

 

Meade: Sí. Pasar de una secretaría como la de Hacienda, que busca tener controles, a una que es ejecutora del gasto, es una transición, es diferente ser cantinero que ser borracho. Estar de los dos lados es distinto, pero tener una comprensión de cuáles son los límites reales de las finanzas públicas.

 

Belsasso: ¿Qué te ha gustado más?

 

Meade: Las cuatro han tenido retos formidables, me han ofrecido una visión del país diferente que me ha permitido aprender de sectores, de temas, hacer diferencia en la construcción de política pública y cada una de ellas me ha permitido tener siempre una visión más amplia que, ya en su conjunto, permite, que hoy en ésta, que es la que me tiene más cerca de la gente, pueda combinar lo que en las otras he aprendido para dar mejores resultados.

 

Belsasso: Relaciones Exteriores también fue una experiencia increíble.

 

Meade: Fascinante. Creo que tener la posibilidad de cuidar la imagen de México en el mundo es una oportunidad formidable, es una gran responsabilidad, pero es también un gran privilegio.

 

Belsasso: Yo sé que te apasiona tu trabajo, pero siendo secretario de Estado imagino que tienes poco tiempo para tu vida personal, para la familia, ¿cómo le has hecho?

 

Meade: En la familia han visto con gusto y emoción lo que estoy haciendo, se han involucrado, han estado cerca, buscado ser parte. Pero también esto implica sacrificios de tiempos, me ven menos.

 

Belsasso: Cuando regreses a tu casa te van a decir: ‘Ya estamos muy acostumbrados a que trabajas todo el día. No creo que regreses tan pronto. ¿De la Sedesol a dónde?

 

Meade: No, eso decían en la SRE. Habíamos pasado de que se quejaran cuando me iba, a que se quejaran cuando regresaba.

 

Belsasso: En tus sueños, ¿qué secretaría te faltaría?

 

Meade: Si uno compara, el último que tuvo cinco fue Plutarco Elías Calles, tuvo también Guerra y Marina, ya nada más me falta ésa.

 

Belsasso: ¿Y cuál te gustaría? Ninguna. Ya no les va a gustar, ni a los militares ni a los marinos.

 

Meade: Lo que me gustaría es ser un buen secretario de Desarrollo Social. Es una gran oportunidad, ninguna Secretaría tiene un contacto tan cercano, tan permanente con quienes más necesitan. Ninguna administra una política tan central como la de desarrollo social. Es una gran oportunidad la que me da el Presidente. Espero corresponder con trabajo y compromiso.

 

Belsasso: Después de viajar y ver, de repente un día muy difícil en el que te enfrentas con la pobreza extrema que hay, ¿puedes dormir en tu casa?

 

Meade: Después de ver el mundo, cuando regreso a recorrer México me doy cuenta que tenemos futuro, que vamos a hacer un país grande, que puede construir mejores oportunidades para sus ciudadanos. Al ver lo que pasa en el mundo y los retos que enfrenta, encuentro en México todos los elementos para salir adelante. Sí, con agobios, con problemas, con realidades estrujantes, con realidades lacerantes, que ya no debieran ser parte de nuestra vida cotidiana, pero con una gran capacidad para sacarlos adelante.

 

Belsasso: ¿Ahorita qué estás leyendo?, ¿qué estás haciendo de recreación?

 

Meade: En la casa dicen que soy hiperactivo. Soy igualmente capaz de ir al futbol, que al béisbol, que a un partido de rugby. En literatura me gusta leer desde historia contemporánea, los retos del Medio Oriente, hasta de experiencias de pobreza, pasando por novelas de detectives. Un libro reciente que leí es uno sobre la experiencia de vivir con un dólar 90 en los Estados Unidos. De repente pensamos que los retos de pobreza son propios de los países en desarrollo y el darse cuenta que hay retos parecidos en países tan bien desarrollados como ése.

 

Belsasso: Son muchos Estados Unidos dentro de un mismo país.

 

Meade: Y en México, somos muchos Méxicos. Ver que en Estados Unidos los retos que tienen, que persisten y cómo los enfrentan, da algunos elementos para pensar cómo podemos hacerles frente a los nuestros. En la idea de que construyamos un solo México; de que no tengamos, como hoy, un México en donde el municipio que menos gente en pobreza tiene, tiene menos del uno por ciento y el que tiene más, tiene el 95. Un México donde en el estado más desarrollado la esperanza de vida es cuatro años más que en el estado menos desarrollado. Tenemos todavía que hacer un esfuerzo importante de integración, pero, de nuevo, sí, somos un país que tiene juventud, recursos naturales, oportunidad, infraestructura, que está cada vez mejor preparado y que tiene muchos elementos para enfrentar este reto que hoy tenemos y que nos permite ser ambiciosos en términos de dónde ponemos los umbrales para que, con esa ambición, busquemos irlos superando.

 

Belsasso: Ya te lo pregunté, a ver si me contestas lo mismo. Complétame esta frase, José Antonio Meade es…

 

Meade: Un buen mexicano, un buen padre de familia, un buen esposo, un buen amigo, un buen funcionario público.