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“Defiendo causas y me gusta fijar posiciones, no es que me guste pelear”: Un Café Con Javier Lozano

Hoy es senador, pero deseaba ser concertista de piano. Fue su maestra de música la que le dijo que no era lo suficientemente bueno, lo cual lejos de afectarlo, agradece. Sin embargo, la pasión de Javier Lozano por la música que le inculcó su madre lo ha acompañado toda su vida: estudió en el Conservatorio Nacional y ha compuesto algunas piezas, una de las últimas, dedicada a su nieta de un año de edad. El exsecretario del Trabajo asegura que las notas musicales brindan estructura mental para desarrollar cualquier actividad y eso le ha servido a la hora de ejercer cargos públicos.

De caracter confrontativo en el mundo de la política, el panista, padre de cuatro hijos, asegura que no es que le guste pelear, sino que le “encanta defender causas y fijar posiciones: a mí me choca la cobardía y la mediocridad”. En esta charla se precia de haber ocupado todas las posiciones en la administración pública en su ascendente carrera: “no me he brincado un solo escalón”.

Bibiana Belsasso: Naces en Puebla. ¿Cómo fueron esos años y la relación con tus papás y con tus hermanos?

 

Javier Lozano: Sí soy poblano. Nací y crecí ahí. Hasta la preparatoria estuve en esa ciudad. La verdad es que mi papá nada más estuvo un rato, después mis padres se separan y él se va por su lado y hace otra familia; ya no tengo contacto con él.

 

Belsasso: ¿No lo volviste a ver?

 

Lozano: Lo vi un par de veces después, pero ya no. Él hizo su vida y sus cosas, ahí anda; sin embargo, no tenemos ningún tipo de relación. En esos años mi mamá fue mi figura central, fue mi guía, mi ejemplo; una mujer muy valiente, madre de tres hombres, yo el hijo menor. Fue una mujer de gran fortaleza en una sociedad conservadora como la poblana en esos años sesenta, me dejó las bases, la estructura, fue fundamental para lo que vendría más adelante en mi vida.

 

Belsasso: ¿Y ella tuvo que trabajar para poderlos sostener?

 

Lozano: Sí, efectivamente, ella trabajaba y nos sostenía a los tres hijos . Belsasso: ¿En qué trabajaba?

 

Lozano: Ella era médica, odontóloga, pero además le gustaba mucho pintar y era una gran escultora, tenía una enorme sensibilidad artística y ella es la que me involucra en el piano. Mi mamá no tocaba ni mucho menos, cantaba, pero me vio ciertas habilidades y me metió desde pequeño al Conservatorio de Música de Puebla, luego a clases particulares y cuando yo medio andaba cascabeleando y me quería salir del piano, ella me decía: “pues si no tienes tiempo para el piano, tampoco para la bicicleta, eh”, y afortunadamente me mantuvo ahí. A los 18 años fue que yo solo, verdaderamente, me enamoré de la música con una enorme pasión. Mi primera ópera la vi a esa edad: Don Carlo, de Verdi. En ese momento, voy solo y compro mis libros de teoría de la música, de historia de la música y es cuando decido hacer carrera en esto.

 

Belsasso: Me han dicho muchos amigos músicos que saber leer una partitura o crear una melodía te sirve mucho para la vida, porque empiezas con un problema, lo desarrollas y llegas a la conclusión, ¿es así?

 

Lozano: Bueno, déjame decirte: mi madre muere en esos años, hace ya 36, yo apenas tenía 19 años. Yo vivía en Estados Unidos cuando ella ya tenía cáncer, la manera en que yo me refugiaba de ese tremendo dolor que sentía por estar tan lejos y con tan poca comunicación, porque hablábamos por teléfono una vez a la semana —y todo lo demás era, qué bonito, comunicación epistolar, la cual se ha perdido mucho—, en la música, y me metí a estudiar muchas horas al día el piano…

 

Belsasso: Quedaste huérfano a los 19 años…

 

Lozano: Sí, y sin abuelos ni tíos.

 

Belsasso: ¿Cómo te sostienes a esa edad? ¿De dónde sacas dinero para la carrera y todo lo demás?

 

Lozano: Mi mamá nos dejó algo, lo básico para que nosotros pudiéramos terminar nuestra carrera y así fue. Después de ese año en Estados Unidos me vine a la Ciudad de México, quería ser pianista y la que me baja de ese sueño es mi propia maestra, me dice: ’perdóname, podrás tener cierto talento pero no como para ser profesional, no para competirle a Maurizio Pollini o a Martha Argerich. Tómalo como un hobbie, pero dedícate a otra cosa’. Entonces quedo un poco desmoralizado, pero fue una gran lección de vida, hoy se lo sigo agradeciendo; estudié en la Libre de Derecho, pero no me quise quedar con el gusanito y entré al Conservatorio Nacional de Música; estudié las dos carreras a la vez, hasta que llegó el momento en que ya no puedo seguir con la de música —son 10 años para ser pianista—, entonces, dejo a la mitad, más o menos en sexto año, la carrera. Empiezo a chambear y efectivamente es lo que tú dices: te da estructura. La música no solamente es la parte estética, la parte bella, sino que te da bases firmes, una estructura mental. La forma que quieras, una sonata, una pieza corta o una sinfonía, lo que sea tiene una estructura. Un tema principal, uno secundario, un desarrollo, vuelves y vas a una conclusión, ¿no? Lo bonito de la música y de tocar el piano es la interpretación. Por ejemplo, tú ves que de repente puedes tener cinco o 10 versiones de la Novena Sinfonía de Beethoven, y dices: ¿por qué tantas versiones de la misma obra? bueno, porque esa misma obra puede tener una interpretación distinta según quién dirija o según qué orquesta la toque; la manera en que yo toque a Bach o Schubert, seguramente será muy, muy distinta a la de cualquier otro ejecutante.

 

Belsasso: ¿En tu casa tienes tu piano de cola?

 

Lozano: No de cola, pero sí tengo mi piano, un Petrof que yo disfruto y me gusta mucho tocar, sigo tomando clases con una gran maestra que se llama Irina Shishkina. Tengo mis propias composiciones, son cosas muy sencillas, ahora que nació mi nieta le escribí su tema, está en mi página de internet, por si la quieren ver. No veo mi vida sin la música, puedo verla sin muchas cosas, pero no sin la música…

 

Belsasso: ¿Cómo compaginas la carrera? La Libre de Derecho es una escuela muy dura, y tú, al tiempo que estudias, empiezas a trabajar.

 

Lozano: En ambas cosas estás hablando de disciplinas humanistas, porque el Derecho es una expresión del hombre para el hombre, es para el orden social justo, es en ese afán de vivir en convivencia armónica en una sociedad y para eso son las reglas, por eso tiene esta parte sí de una disposición, de obligatoriedad, pero por otro lado de un deber ético; la música es la expresión del alma y compaginar ambas cosas a mí me ha hecho no solamente un mejor abogado, yo diría que también un mejor ser humano, he dejado de ser meramente abogado para ser jurista, y más bien humanista. Yo creo en muy buena medida, por la sensibilidad que te da la música, que más que un pasatiempo, es una forma y una expresión de vida.

 

Belsasso: ¿Cómo empiezas en la política?

 

Lozano: Desde la secundaria, en Puebla, en el Instituto Alejandría tenía yo un maestro de Civismo…

 

Belsasso: Cómo te han marcado tus maestros…

 

Lozano: …Desde chavo esos maestros, que podrías pensar pasan indavertidos, te marcan. A mis profesores de primaria los tengo muy presentes: la manera de escribir, mi ortografía, la caligrafía, mi gusto por la historia, por el civismo, todos eso es en los primeros años; ya después la carrera es otra cosa. Mi maestro de Civismo me involucra en esto y por eso digo que es muy importante que en todas las escuelas en el país volvamos a tener Civismo y Ética como materias indispensables para la formación de las personas, fue así que empecé con el gusto…

 

Belsasso: ¿Cómo fue tu primer trabajo político?

 

Lozano: Empecé como pasante en el Banco de México, mientras estaba en el quinto año de la carrera en la Libre de Derecho, y ahí conocí gente formidable: Miguel Mancera Aguayo era el Director General de la institución que todavía era descentralizada, paraestatal, no era un órgano autónomo. Roberto del Cueto, Carlos Ruíz Sacristán, Reyes Retana, a todos los conozco ahí pero como pasante, que conste: no me brinqué, desde esa posición hasta llegar a ser secretario de Estado no me brinqué un solo escalón.

 

Belsasso: ¿De ahí a dónde te vas?

 

Lozano: Después de que me recibo dejo Banco de México y me voy al sector privado, de gerente jurídico al área petroquímica en Grupo Alfa, primero en México y luego en Monterrey. Carlos Ruíz Sacristán me ofrece regresar a Hacienda, el gobierno estaba empezando con Carlos Salinas y Pedro Aspe, yo tenía veintiocho años, recién casado, en fin… Me dice: ’¿te vienes conmigo?’ y le respondí: ’¿voy a ganar más?, no; ¿me aseguras el trabajo?, no; ¿me pagas la mudanza de regreso?, no; sabes qué: sí, acepto. Tenía unas ganas locas, vocación de servicio; llegué y mi jefe era Carlos Ruíz Sacristán, el jefe de él era Guillermo Ortiz y el jefe de ellos era Pedro Aspe.

 

Belsasso: ¡Imagínate nada más!

 

Lozano: Esa fue mi gran escuela. De ahí fui director de Autorización y Control del Crédito Externo Privado en Banco de México, luego coordinador de Asesores del Subsecretario de Normatividad y Presupuesto de Hacienda, director General de Desarrollo Administrativo y Normatividad de Hacienda, contralor de PEMEX, Oficial Mayor de Comunicaciones y Transportes, subsecretario de Comunicaciones, subsecretario de Gobernación, presidente de COFETEL y ahora senador de la República.

 

Belsasso: La Secretaría del Trabajo, Javier, no te la saltes…

 

Lozano: Perdón, ya luego entro al sector privado durante todo el gobierno de Fox, yo no estuve un solo minuto con Fox…

 

Belsasso: ¿Pero tuviste muchos agravios y golpeteos con Fox, ¿no?

 

Lozano: No, no, no, no…

 

Belsasso: Intercambiaron comentarios…

 

Lozano: ¡No, qué va!, como presidente yo lo respetaba y punto, pero él estaba en su gobierno, yo fui representante del gobierno de Puebla en el entonces Distrito Federal, con Melquiades Morales, tenía mi despacho de consultoría en el sector privado, sí, en materia de telecomunicaciones, comunicación política, comunicación social, todo esto, estrategias de campaña, me fascina ese tema, luego entro a la precampaña con Felipe Calderón y también empecé a escribir en el periódico. Trabajo en la precampaña con Felipe Calderón cuando nadie apostaba por ese proyecto, yo sí me sumé, creí en él, entré a su equipo, fue una enorme experiencia y pues ya conocemos la historia: termino de secretario del Trabajo.

 

Belsasso: Dentro de la Secretaría del Trabajo tuviste que tomar una decisión importantísima: todo el tema de Luz y Fuerza del Centro.

 

Lozano: Esa es una decisión del presidente Calderón, la verdad es que yo considero que fue una de las decisiones más valientes, trascendentes, pertinentes, legales, que él asumió como Ejecutivo federal.

 

Belsasso: Pero te fue como en feria, me acuerdo que iban a romper piñatas con tu cara a la puerta de tu casa, manifestaciones, agresiones muy duras…

 

Lozano: Cierto, el presidente Calderón nos decía una cosa y tenía toda la razón: ’aquí no se viene a cuidar el capital político o personal de nadie’. Si eres secretario, tienes que entender que eres un fusible del presidente, que pueden prescindir de ti en cualquier momento y que tienes que salir a dar la cara por él, yo creo que muchos secretarios olvidan que esa es una función primordial de cualquier miembro de un gabinete presidencial, yo lo hice con mucho honor, a mí me encargó un poco la organización general del esquema y luego el minuto a minuto, todo lo que esto significaba y la vocería después para explicarle a la gente, por qué y cómo se fue gestando esto, luego las consecuencias que estaban presentándose, el proceso de liquidación de todos los trabajadores, el de pago de los pensionados, de los jubilados, en fin, todo este tema, la parte jurídica, operativa, económica. Que te echas enemigos encima, pues sí, pero esto no es un concurso de popularidad…

 

Belsasso: Pero te has echado varios, te encanta pelearte, Javier…

 

Lozano: No, no es que me guste pelear, me encanta defender causas y fijar posiciones, porque a mí me choca la cobardía y la mediocridad. En la política como en la vida, tienes que fijar posiciones en lo que crees y por lo que crees y en las causas que estás dispuesto a luchar por ellas…

 

Belsasso: ¿Y te ha generado mucho conflicto fijar estas causas?

 

Lozano: Pues sí, porque a veces con eso ganas simpatías y aliados, pero también enemistades, enemigos y adversarios, pero pues, así es esto…

 

Belsasso: Pero también eres de los que se enoja mucho y se contenta rapidísimo…

 

Lozano: No soy rencoroso. ¿Quién decía: ’no guardes enemigos, pero no te olvides de sus nombres’?, una cosa así… yo no estoy en la lógica del rencor, estoy siempre viendo para adelante.

 

Belsasso: Ahorita eres senador y estás trabajando muy de cerca con el gobernador Rafael Moreno Valle.

 

Lozano: Así es, y con el gobernador electo Tony Gali, porque fui su coordinador de campaña, y ahora el coordinador de la transición, un larguísimo proceso en Puebla, por cierto…

 

Belsasso: Son ocho meses, ¿no?

 

Lozano: Casi ocho meses… Es una locura, eso ya se va a acabar, porque ahora se van a empatar ya los calendarios…

 

Belsasso: Afortunadamente, en este Estado se da esta transición tan larga, porque siendo del mismo partido se entienden y no hay golpeteo, porque ¿imagínate lo que hubiera sido eso en Veracruz?

 

Lozano: Es exactamente el ejemplo que te iba a poner, imagínate la transición en Veracruz, ¿no? Aquí afortunadamente Moreno Valle ha hecho un gran papel, es una transformación que está a la vista de todos. En cinco años ha cambiado Puebla, le falta mucho todavía a mi Estado, pero lo ha hecho muy bien; lo que hizo Tony Gali como alcalde sólo refrenda que vamos por buen camino.

 

Belsasso: Son sólo dos años…

 

Lozano: Menos, 22 meses…

 

Belsasso: Va a durar poquísimo esta gubernatura…

 

Lozano: Va a durar muy poco esta gubernatura. Digo, es un honor ser senador por Puebla, soy el único senador panista por el estado, por mí votaron más de 700 mil poblanos y es una enorme responsabilidad, entonces yo sí quiero seguir ayudándole a mi Estado, lo estoy haciendo ahora desde la posición de senador, pero también he ayudado en la transición a Tony Gali.

 

Belsasso: Javier, en lo personal, estuviste casado muchísimos años con Silvana…

 

Lozano: Sí, una gran mujer…

 

Belsasso: Tienes cuatro hijos con ella y ahora una nietecita…

 

Lozano: Sí, mis hijos son dos hombres y dos mujeres; de los varones uno estudió en la Libre de Derecho y el otro está estudiando Derecho en el ITAM; Ana que es una mujer inteligentísima está ya terminando Psicología en la Ibero y María, Pedagogía también en la Ibero; pero, fíjate, ella, de 21 años, ya me dio una nieta que es mi fascinación. Dicen que si me hubiera enterado lo que son los nietos antes, me hubiera brincado a los hijos, obviamente no, pero es que es lo máximo, no sabes cómo la quiero y cómo va creciendo, ya tiene un año cuatro meses, entonces cada semana hay un cambio, una novedad, es una cosa linda, es una bendición…

 

Belsasso: Tú has platicado muchas veces que el papá de Silvana fue como tu papá…

 

Lozano: Sí, cuando me quedo sin mi mamá, un compañero mío, Enrique Ponzanelli, me empezó a llevar mucho a su casa y sus papás casi me adoptaron, porque yo vivía con mi hermano Gerardo aquí en la Ciudad de México; entonces muy pronto era yo un miembro más de la familia, mi suegro era un tipo increíble, tenía una gran convivencia, le gustaba la ópera, el arte, la lectura, la buena mesa, era un gran amigo mío y era mi confidente y viceversa. Cuando me casé me acuerdo que le preguntaban: ’¿Don Alberto, cómo te sientes?’, y decía: ’¿cómo me voy a sentir? feliz de la vida, se casan dos de mis hijos’. Incluso yo ya separado de Silvana, a quien quiero y respeto muchísimo, seguía en una relación igual con mis suegros y con mis cuñados…

 

Belsasso: Javier, me has hablado mucho de la música, ¿qué te gusta leer? recomiéndanos libros…

 

Lozano: Me gusta leer de todo, ensayo, novela, biografía, historia, teoría musical, yo te diría que para mí, por ejemplo, en aquellos años difíciles, casi que me devoré la obra de Herman Hesse, que me parece que es una lectura de juventud, ¿no? En la parte histórica con quien me engancho es con José Fuentes Mares, que se los quiero recomendar porque además era un gran glotón, además de un gran historiador, que desmitifica héroes, era un gran glotón en la Nueva Guía de los Descarriados. Luego empiezas a involucrarte con nuevos autores, Milan Kundera, y últimamente Sandor Marai, digamos, de esa línea de pensamiento, pero sin olvidarte de los latinoamericanos, como García Márquez, Carlos Fuentes, Vargas Llosa…

 

Belsasso: Tienes una nueva relación, Desiree Navarro, te veo contentísimo…

 

Lozano: Feliz de la vida. Sabes quién me presentó a Desiree, Mariana Gómez del Campo, que es mi amiga senadora.

 

Belsasso: Una pregunta indiscreta, a ti te encanta ir a la ópera, ¿no me digas que Desiree te acompaña de buenas tantas horas?

 

Lozano: Claro, claro que sí, lo disfruta, la meto a mi mundo y ella me mete al suyo, y la verdad es que somos un gran complemento, no competimos entre nosotros; es una relación absolutamente natural y estamos felices de la vida.

 

Belsasso: Está buenísimo. Javier ¿cuál ha sido el día más feliz de tu vida?

 

Lozano: Híjole, yo no creo que haya habido un solo día, el nacimiento de mis hijos sin duda, cuando nació cada uno de ellos, yo sí creo que es el momento de mayor felicidad.

 

Belsasso: ¿El más triste?

 

Lozano: Cuando muere mi madre.

 

Belsasso: Complétame esta frase, Javier Lozano es…

 

Lozano: Un hombre que intenta ser justo y feliz, como dice Borges.