Corrupción en los Mundiales
El futbol no sólo es juego —en realidad lo es cada día menos-, es un negocio multimillonario que vale 210 mil millones de dólares al año. Esto incluye los contratos comerciales, el valor de todos los futbolistas y el costo de las franquicias.
Con el monto de dinero que se produjo en Brasil durante el pasado Mundial, si el futbol fuera una economía nacional, sería la número 45 del mundo. Cuando existen tal cantidad de dinero e intereses es muy fácil que haya, corrupción, y los próximos dos Mundiales de Futbol han estado envueltos en acusaciones.
La FIFA decidió, en diciembre de 2010, en la reunión del comité ejecutivo del organismo en la ciudad de Zurich, Suiza, las sedes de los próximos dos Mundiales de Futbol.
Rusia ganó la de 2018 y Qatar la de 2022. Todo en medio de controversias, la principal sobre Qatar, donde es casi imposible jugar en verano por las altas temperaturas.
Son dos cámaras dentro de la FIFA las encargadas de investigar actos polémicos: una la encabeza el estadounidense Michael García, quien fue investigador para el FBI.
García, quien se enfrenta a la otra cámara —que sería la judicial—, ha advertido que la resolución del presidente de la misma, el jurista alemán Hans-Joachim Eckart, tiene imprecisiones muy serias y subestima los hechos de corrupción que le permitieron a Rusia y a Qatar quedarse con las sedes. Pese a ello la comisión de ética de la FIFA absolvió a ambas candidaturas de las acusaciones de corrupción.
La FIFA ha dicho que Rusia 2018 y Qatar 2022 pueden seguir adelante con sus preparativos. La semana pasada publicó un informe en el que concluye que los controvertidos procesos de elección estuvieron libres de corrupción.
El informe dice: “en lo que concierne al marco procedimental empleado para la candidatura, vinculado a la adjudicación de las competiciones finales de la Copa Mundial de la FIFA, el órgano de investigación de la Comisión de Ética, no constató ninguna violación o incumplimiento de las normas y reglamentos correspondientes.”
El problema es que, en su investigación, Michael García afirma que se realizaron 75 entrevistas en 10 países y se redactó un informe de 200 mil páginas en el que se demostraban innumerables irregularidades antes de la polémica votación de 2010, que fue cuando se decidió cuáles serían los países sede. El informe que se dio a conocer era de tan sólo 40 páginas.
Las federaciones de Alemania y de Gran Bretaña han solicitado que el informe de García se haga público en su totalidad, pero el presidente de la FIFA, Joseph Blatter, se ha negado a hacerlo.
La experta en anticorrupción Sylvia Schenk ve en el fallo una “catástrofe comunicativa” y señaló que la FIFA no mantiene su credibilidad cuando sólo publica una parte del documento.
Pero hay otros conflictos en las sedes, no sólo la corrupción. Por ejemplo en Rusia están la situación de Crimea y el despliegue de tropas en el este de Ucrania; y en Qatar prevalece el problema del clima, aunque se dijo que se van a construir estadios techados y climatizados.
La Copa del Mundo es el evento que más recursos le genera a la FIFA, de éste obtiene el 95 por ciento de todos sus ingresos, aunque sólo se lleve a cabo cada cuatro años.
El campeonato de Brasil le dejó 27 mil 700 millones de dólares. El Ministerio de Turismo de ese país dijo que gracias al Mundial se generaron 47 mil 900 puestos de trabajo.
Pero hay otros beneficiados: hoteles, restaurantes, líneas áreas y empresas de seguridad. Miles de celebridades, empresarios y altos ejecutivos no escatiman recursos en torno al evento y esto sin duda también le genera muchos recursos al país sede, aunque puede llevarlos a la quiebra, como le ocurrió a Sudáfrica.
Tener un campeonato mundial es muy redituable, por eso se llegan a dar actos de corrupción, mismos que seguirán saliendo a la luz pública en los próximos meses, pues apenas ayer la FIFA presentó una denuncia ante la Fiscalía Federal de Berna, Suiza, para aclarar las irregularidades detectadas en el llamado informe García.
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