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Balaceras en fiestas infantiles

Hace unos días en Tizayuca, Hidalgo, siete mujeres y cuatro hombres, entre ellos dos menores de edad, fueron asesinados durante una fiesta infantil que se celebraba en una carpa colocada afuera de una casa ubicada en la calle Señor de los Milagros, número 32, del fraccionamiento Villa Milagros. Había varios niños chiquitos y cuatro de ellos salieron ilesos, pero presenciaron el multihomicidio, cuando un grupo de hombres encapuchados llegó a matar.

 

Las autoridades locales han dicho que se podría tratar de un ajuste de cuentas, ya que la reunión se realizaba con motivo del cumpleaños de una niña cuyo padre tenía antecedentes penales en Barrientos, Estado de México, por secuestro.

Esta historia me recuerda a tantas otras que en fiestas de niños y adolescentes se han dado ejecuciones como ajustes de cuentas, pero también asesinado y amedrentado a muchos inocentes que poco o nada tienen qué ver en los conflictos.

En el 2010 hicimos un reportaje en Ciudad Juárez sobre una historia terrible: la masacre de Villas de Salvárcar.

Los estudiantes se encontraban reunidos para celebrar una fiesta. Casi todos eran parte de un equipo de futbol americano y conmemoraban el final de su temporada, cuando fueron sorprendidos por un comando de al menos 20 sicarios armados que descendió de siete vehículos, ingresó al sitio y disparó.

El saldo fue de 16 muertos y 12 más heridos, con edades de entre 15 y 20 años. Nunca se terminó de esclarecer este crimen. Se había dicho que uno de los jóvenes tenía conflictos con pandillas rivales, pero la gran mayoría no sabía ni siquiera por qué los estaban balaceando.

O cómo olvidar en el 2013 cuando Francisco Rafael Arellano Félix, el mayor de los hermanos de este clan, estaba en una fiesta infantil en el Ocean House de Los Cabos, en Baja California, y llegó un hombre vestido de payaso, quien le disparó en la cabeza y el tórax y así asesinó al capo.

En este caso también la celebración estaba repleta de niños, quienes presenciaron el homicidio.

Son muchas las disputas entre grupos criminales que convirtieron las reuniones infantiles en tragedias, tales como:

El 1 de febrero de 2016 11 personas fallecieron al desatarse una balacera en un festejo de 15 años en la región de Tierra Caliente, Guerrero.

El propio gobernador, Héctor Astudillo, narró en dicha ocasión: “En una fiesta de 15 años hubo un problema y la información que tenemos es que hubo 11 personas fallecidas. Se intentó llegar al lugar por la noche, y quienes iban en varias patrullas fueron recibidos con balazos”.

El 27 de noviembre de 2016, un ataque a balazos en un baby shower dejó dos niños y un adulto muertos en en una casa en Santa Catarina, Nuevo León.

En ese ataque fallecieron un niño de cinco años, una niña de siete y un hombre de 40 años, mientras que otros tres adultos resultaron heridos.

El 4 de mayo de 2016 ocurrió un tiroteo durante un evento organizado por la entonces diputada local de San Luis Potosí Erika Briones, en honor de los niños que vivían en el fraccionamiento Praderas del Maurel, de la capital potosina, pero afortunadamente no hubo muertes ni personas lesionadas.

El 12 de abril de 2014 seis personas, entre ellas dos menores de edad, fallecieron después de que un grupo armado atacó a la familia anfitriona en una fiesta infantil en Oaxaca.

Otro hecho terrible ocurrió el 30 de enero de 2012 cuando, de igual forma, durante una fiesta infantil, el festejado de apenas 13 años de edad y cuatro adultos murieron a manos de tres pistoleros que irrumpieron violentamente en la reunión en la colonia Tres de Octubre, en Tijuana, Baja California.

Según los relatos de los testigos, los sicarios arribaron al lugar vestidos con ropa de color negro tipo militar, y mientras a las mujeres las obligaron a tirarse al piso, a los varones los llevaron a la cocina, donde los ultimaron.

Que se den ejecuciones en fiestas infantiles nos muestra la grave descomposición social que vivimos y a lo que estamos expuestos. Hasta hace pocos años, que niños presenciaran y fueran víctimas de ajustes de cuentas era algo poco común. Los propios grupos criminales tenían códigos que se respetaban.

Es imperdonable el asesinato de menores de edad, que no tienen más culpa que estar en el lugar incorrecto y tener familiares entrelazados con el crimen. Balaceras y matanzas de los cuales los menores de edad son víctimas y testigos.

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