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Amapola, la flor que mata

Abordamos un helicóptero Black Hawk del Ejército mexicano para ver cómo se hace el arduo trabajo de erradicación de la amapola en México.

Esta flor de la cual sale la goma de opio para producir la heroína. Llegamos a Heliodoro Castillo, en Guerrero, atravesamos toda esa sierra, a la cual acceder por tierra es muy complicado. Los soldados, generalmente llegan a estos lugares y permanecen hasta dos meses erradicando los cultivos.

No es fácil permanecer en la sierra durante semanas con el calor, las picaduras de animales y todo lo que representa estar ahí.

Es un trabajo de nunca acabar, a los dos días de que un plantío es erradicado por el Ejército, lo vuelven a sembrar. La amapola se puede cosechar tres veces en un año. Pero además la semilla es muy fácil de extraer de las flores secas.

Vimos un plantío de aproximadamente una hectárea, pero de éstos, tan sólo en esa zona, el Ejército tiene ubicados más de mil 500. La mariguana se planta poco, los campos de amapola son casi el 99 por ciento. Y es que el verdadero negocio para el crimen organizado está en esa droga.

Todos estos campos tienen ya sofisticados sistemas de riego automático, ahora me tocó ver las bombas que operan con gasolina.

En esta tierra, en donde por menos de 200 pesos se puede mandar matar a quien sea, los campesinos son amenazados para sembrar la droga y además deben cuidar los campos. Muchos de los locales están dejando sus tierras por temor y los narcotraficantes están llevando a su gente.

Pero además hay una disputa entre 16 distintos grupos del narcotráfico en esa zona que constantemente pelean la siembra de la amapola.

A los que se quedan les pagan 15 mil pesos por cosecha, pero un kilo de goma de opio, que es lo que se puede obtener por hectárea en Acapulco, cuesta ya 100 mil pesos y convertido en heroína ya en Estados Unidos tiene un valor de 600 dólares el gramo.

Gran parte de la erradicación se debe hacer con machete en mano. A pleno rayo del sol, es un trabajo durísimo para los soldados, quienes muchas veces son recibidos a balazos por los cuidadores de los terrenos. En el campo al que llegamos había varios cartuchos de escopeta, que habían disparado para disuadir al Ejército.

Otras veces los campos se fumigan, lo cual es mucho más rápido, pero no se puede hacer esta labor en todos los casos.

Para evitar que lleguen los helicópteros, los narcotraficantes cruzan cables, para que se caigan. Las aeronaves que se dedican a la fumigación deben volar muy bajo y planear entre las montañas, para que el producto acabe con la amapola. Los pilotos requieren de un entrenamiento extenuante para poder planear a esas alturas y para no enredarse en los cables.

Es interesante ver cómo se ha ido modificando la flor de la amapola genéticamente para obtener más droga. Hasta hace poco se tenían uno o dos bulbos por planta. Hoy son por lo menos 4 o 5.

También me llamó la atención que algunos de los soldados decían que, si vieran las imágenes de la destrucción de los campos de amapola en México, a los productores de heroína en Afganistán les daría gusto. Y es que en México se producen grandes cantidades de heroína, pero mucha de esta droga que llega a Estados Unidos es de Afganistán y de toda esa zona.

Vale la pena ver estas imágenes. Hoy presentamos este reportaje especial en Todo Personal a las 21:00 hrs. por ADN 40.

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