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Adentro del narcolaboratorio más grande del Triángulo Dorado

Llegamos al narcolaboratorio más grande del Triángulo Dorado que haya sido incautado al crimen organizado. Antes de entrar, miembros del Ejército realizan un reconocimiento radial para ver que no haya personas de la delincuencia organizada que estén armadas, que continúen dando seguridad al laboratorio.

 

Además se debe saber en qué estado está el sitio, pues las sustancias que se manejan son muy flamables y tóxicas. Antes de entrar se tiene que usar un equipo especial que consta de un uniforme tipo plástico, industrial y la mascarilla de seguridad, que cuenta con filtro con carbono para evitar la intoxicación (foto 1).

El teniente coronel Ochoa nos explica que es indispensable portar este equipo: “hay vapores generados por los agresivos químicos”.

¿Qué pasa si te toca uno de estos químicos?

“El daño puede ser alguna irritación en la piel, pero si lo inhalamos podemos tener algún daño en el organismo, por lo cual no es recomendable provocar vómito, únicamente podría ser lavado, pero para eso traemos personal de sanidad, que normalmente acompaña a las bases de operaciones”.

Entramos al laboratorio y en este lugar hay mercurio, acetona, sosa cáustica, ácido clorhídrico, gasolina, thinner y tolueno, entre otros químicos.

Las reacciones químicas, que se van generando al realizar la combinación de estos ingredientes, es lo que pone en riesgo a cualquiera que esté dentro del laboratorio sin las medidas de seguridad adecuadas.

En la primera fase podemos ver dónde se hace el precursor base, para el cual antes se utilizaba la efedrina y la pseudoefedrina.

El teniente coronel me explica: “Aquí ya vimos el área de almacén (foto 2), en donde tienen los precursores y los reactivos químicos, en esta primera fase es donde se mezcla por medio de calentamiento, tenemos ollas de peltre, quemadores y tanques de gas, aquí se mezcla el precursor básico con algunas sustancias como es tolueno y también ácido fosfórico, para producir la sustancia base que es el sustituto de algunos componentes de la efedrina y pseudoefedrina”.

Por el tamaño del laboratorio, los militares explican que ahí trabajaban aproximadamente 10 personas, de las cuales solamente una de ellas, “el cocinero”, es quien tiene la receta.

“Son cinco o seis etapas, según el laboratorio hasta obtener el cristal. La primera fase es la preparación de la sustancia base, la segunda, se obtiene la pseudometanfetamina, después clorhidrato de metanfetamina, posteriormente ya la metanfetamina y su paso a hacerlo cristal, por medio de cambios de calor a frío”.

Este lugar es una planta industrial en medio de la nada, que nos explican fue armada por partes: “vimos la carretilla abajo, por medio de ella traen las partes y las ensamblan, ésta ya es una planta de luz industrial que genera energía eléctrica suficiente para hacer producir todo este laboratorio”. ¡Un generador de una tonelada y media de peso!

El teniente coronel afirmó que a este sitio no había entrado ningún periodista o camarógrafo y sólo se habían hecho tomas abajo.

Llegamos a la fase donde se produce la metanfetamina ya líquida y después el clorhidrato de metanfetamina, que es la última parte, que ése lo bajan al área de producción, donde lo enfrían y se produce el cristal.

El teniente coronel Ochoa explica: “aquí ya hay un producto, un precursor base, el cual se mezcla con clorhidrato de amonio, se mezcla también con sosa cáustica para producir ya la pseudometanfetamina. En esta fase del proceso ya tiene una reacción como un precursor químico ilícito y estamos a 2 fases de producir el cristal propiamente”.

¿Cómo trabaja la gente aquí?

“Ellos normalmente trabajan sin equipo de protección, únicamente con tapabocas y guantes plásticos, raramente encontramos máscaras industriales”.

Llegamos a la última fase, donde ya la metanfetamina se procesa con ácido clorhídrico y con éter también, se hace un centrifugado, se pasa a un área de enfriamiento, que es por medio de ventiladores y ya está propiamente la metanfetamina lista, con la que se hace el cristal.

“La última parte, que es la comercialización, donde la metanfetamina se mezcla con acetona y se mete en bandejas a cámaras frigoríficas o hieleras, donde se contrae y se hace cristal propiamente, de ahí viene el nombre de cristal”, nos dicen.

Es impresionante ver la infraestructura que se tiene para la fabricación de drogas sintéticas. Son miles de kilos que se producen al mes, y cada uno de ellos tiene mercado. El número de adictos a drogas sintéticas ha aumentado exponencialmente, y estas drogas cada vez son más potentes y dañinas.

Mañana, hablaremos de esto.

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@bibianabelsasso