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“Todo mundo quiere lo fácil, y la dificultad es lo que te hace crecer”: Un Café Con Pilar Sordo

 

La psicóloga chilena Pilar Sordo se ha dedicado a investigar el comportamiento humano, y, en esa indagación descubrió que es importante escuchar al cuerpo porque es el mejor informante que tenemos. Ella lo vivió. Durante año y medio no atendió los síntomas que tenía hasta que colapsó y tuvo distintas complicaciones médicas. Ahora, ya recuperada, afirma que cuando tiene dolor de cabeza, de estómago, algún síntoma, se detiene a escuchar a su cuerpo, y es así como ha logrado la estabilidad. La autora de Oídos sordos, quien vivió el fallecimiento de su hijo y de su anterior pareja, asegura que aun cuando la vida te supera, siempre hay un campo de elección: “Igual puedo elegir cómo vivo eso, y eso igual es un ejercicio de libertad”.

Bibiana Belsasso: Hoy quiero hablar con Pilar, la psicóloga, y hacer un pequeño recorrido por tus libros. Uno de los que más me ha gustado ha sido ¡Viva la diferencia!, en el que afirmas que los hombres y las mujeres somos diferentes.

Pilar Sordo: Así es, esa es la primera investigación, la más larga de todas. Pretende ser como una fiesta de homenaje a lo distintos que somos y cómo complementándonos podemos crecer como personas; cómo yo valoro la diferencia del otro y el otro valora la mía, nos permite un espacio de crecimiento personal que enriquece al final la relación. No es lo mismo hablar de equidad o de igualdad de derechos, por los cuales hay que seguir peleando, pero decir que somos iguales era un error y algo que me hacía como mucho ruido antes de iniciar la investigación, que afortunadamente arroja 14 diferencias que son las que están descritas en el libro.

 

Belsasso: Fisiológicamente somos diferentes, y hablas concretamente. Tienes una investigación sobre cómo el óvulo y el esperma acaban siendo completamente distintos, eso se traduce hasta en la forma de actuar y de ser.

 

Pilar Sordo: Absolutamente, en las consecuencias psicológicas o sociales también, porque una de las primeras diferencias y, quizá, una de las más importantes que se describen, es que las mujeres somos retentivas y los hombres soltadores. Para ser más exacta debería hablar de lo femenino y lo masculino, y no de hombres y de mujeres, creo que hay que hacer la diferenciación entre género y sexo. Lo femenino está diseñado para la retención: retener líquidos, celulitis, recuerdos, preguntas, conversaciones, así como para tener estreñimiento. Nuestra gran tarea dentro de lo femenino es aprender a soltar, que es justamente lo que los hombres hacen bien.

 

Belsasso: La parte femenina se aferra mucho más al dolor.

 

Pilar Sordo: Sí, pero también lo expresa más. El hombre cuando vive experiencias de dolor se llena de actividades, de trabajo, quiere juntarse más con los amigos, porque en la medida que esté “distraído”, tiene la sensación de que el dolor pasa más rápido o avanza más rápido. Nosotras, en cambio, necesitamos conversar, llorar los dolores. Y eso de alguna manera también es otra diferencia, así como te decía que lo masculino está hecho para soltar, desprenderse, avanzar rápido, tener mala memoria, no tener culpas, dar vuelta a la página de la vida muy rápido; por lo tanto, lo que ellos tienen que aprender es a retener, cuidar lo que tienen, porque si no corren el riesgo de quedarse solos, que es lo que nosotras sabemos hacer bien. Y, otra de las diferencias importantes es que lo femenino tiende a valorar los procesos y los detalles. En cambio, lo masculino valora mucho más lo que tiene que ver con las metas o con los objetivos cumplidos, el llegar; en cambio las mujeres funcionamos mucho mejor con el trayecto, lo disfrutamos más que el lograr la meta.

 

Belsasso: Tienes una fundación de cáncer, lo dices en Oídos sordos, que el cáncer se puede prevenir de alguna manera.

 

Pilar Sordo: Sí, el tema de las emociones y de cómo hoy las estamos frenando, controlando, tapando, desde que estamos riendo menos hasta que estamos no permitiéndonos llorar o no pudiendo decir que tenemos miedo, eso se va acumulando dentro de nosotros y a lo largo de los años el cuerpo empieza a hablar por uno, empieza a comunicar lo que uno no ha sido capaz de decir. En casos más serios, donde existe tal vez una predisposición biológica a poder desarrollar un cáncer, cuando además de esa predisposición tengo una vida emocional tapada, controlada, muy inhibida, muy de poca expresión, de poco goce, de poca capacidad para agradecer las cosas buenas que me pasan y para aprender de las malas, es más probable que esa predisposición haga despertar un cáncer, que en otra persona que vive de otra manera más conectada con su cuerpo y con las emociones, sin duda.

 

Belsasso: En México el tiempo estimado de vida, según las autoridades de salud, ha crecido mucho, pero dicen que estos 10 últimos años de vida, la mayor parte de la gente la pasa enferma. La Organización Mundial de la Salud dice que el 75 por ciento de la calidad de vida que tienes se puede modificar según los hábitos.

 

Pilar Sordo: Al final uno termina envejeciendo de acuerdo a cómo ha vivido, creo que hay una línea directa en lo que le introduces a tu cuerpo —no sólo de alimentación— sino también de energía. Estar con gente tóxica, tomar malas decisiones, no ser positivo, no tener la capacidad para expresar emociones, no haber desarrollado vínculos en tu vida, una red de afectos que de alguna manera te contenga y te sostenga en los momentos de dificultad. Por supuesto que esos 10 años más de vida, o 15 o 20, porque esto va a ir creciendo, van a ser muy malos, si es que uno ha tenido muy mala vida anteriormente. En México, por ejemplo, es muy frecuente que la gente de más edad viva en el campo o en sectores más rurales, probablemente tiene mejor calidad de vida que alguien que va a envejecer en la Ciudad de México o en algunas de las urbes grandes, a lo mejor con menos cosas, con menos bienestar de lo que hoy en día entendemos por bienestar; pero sí, con mejor calidad de conexión con la naturaleza, mejor contacto con sus afectos y con una red que sea mucho más positiva.

 

Belsasso: Pilar, tienes otro libro que se llama No quiero envejecer, en éste dices que tienes que empezar a preparar tu vida para ver cómo quieres envejecer desde los 30.

 

Pilar Sordo: Sí, cuando terminé la investigación y escribí el libro, decía que tenían que leerlo los de 30 años porque hoy con la expectativa de vida que tenemos, sobre los 30, 40, o yo que tengo 50, deberíamos preguntarnos: ¿qué quiero ser cuando sea vieja? Tengo tiempo para planificar mi vejez, dónde quiero estar, cómo quiero envejecer, con quién, de qué forma.

 

Belsasso: Por lo menos lo puedes planificar desde tu parte emocional y de salud, obviamente la vida da muchas vueltas, no tenemos una bola de cristal para saber con quién vamos a estar o con quién no.

 

Pilar Sordo: Absolutamente, por ejemplo, en el estudio había cosas muy lindas, gente que partió trabajando conmigo en los talleres —vivía en un edificio en un cuarto piso— cuando terminó la investigación me contaba que se habían cambiado a una planta baja, porque me decían: ’Cuando envejezca no voy a poder subir cómodamente las escaleras de los cuatro pisos, no hay ascensor en el edificio’. Empiezo a planificar cómo me armo una vida que me dé más placer y tenga menos quejas en relación a los cambios que mi cuerpo va a tener, son esas actitudes, entender que decir no quiero envejecer es un absurdo porque significaría decir que quiero estar muerta. La opción es decir quiero envejecer lo mejor posible y para eso tengo que empezar a cuidarme desde los 30 años, ojalá antes.

 

Belsasso: Tú escribes en tus libros que de los treinta y tantos a los cuarenta y tantos es la edad más difícil porque es cuando más nos exigimos las mujeres.

 

Pilar Sordo: Sí, es cuando tenemos que demostrar nuestras capacidades; cuando hay que estabilizar desde la situación económica hasta la convivencia en pareja, generalmente a los cuarenta y tantos, uno tiene hijos preadolescentes, todo eso va generando una tensión, por eso digo que la mejor edad para la mujer son los 50 años. Esa tensión conflictúa mucho la relación con el cuerpo, porque además se ve muy presionada por el tema estético y los modelos que se exigen a la mujer, seguir guapa, estirada, con cutis divino, con un pelo maravilloso, con un cuerpo que ya no adelgaza tan fácil como antes por más dieta o ejercicio que haga, que tengo que empezar a amigarme con otro cuerpo.

 

Belsasso: Te pasó a ti, ¿no?

 

Pilar Sordo: Sí, de hecho en la última investigación de Oídos sordos, me río de mi apellido. Hice oídos sordos de mi propio cuerpo durante un año y medio, colapsé, tuve una alteración metabólica muy complicada que tuvo un sinfín de síntomas y me llevó a tener que aprender a relacionarme con el cuerpo. Hoy, no consumo azúcar ni gaseosas. Junto con otras cosas, más a nivel psicológico, que me han llevado a estar bien en mi peso, pero con mucho trabajo de voluntad, que al final es el elemento que te permite cuidarte y poder planificar o estructurar la vejez. Tengo claro que todas las decisiones que tome hoy con 50 años, me van a servir cuando tenga 60. Uno se va haciendo consciente de las decisiones que tiene que tomar y de ejercitar la voluntad para que ese autocuidado sea lo mejor posible.

 

Belsasso: En Oídos sordos nos dices que nosotros nos queremos engañar, no queremos saber qué está pasando ni con el exterior, ni con nuestro cuerpo y eso acaba trayendo consecuencias muy graves.

 

Pilar Sordo: Sí, no escuchar las señales del cuerpo, no entender que cada síntoma es una invitación que nuestra estructura mental hace para que entendamos que tenemos que parar, descansar y observar. Creo que entender síntomas como la migraña, la contractura en la espalda, son invitaciones para saber que hay algo ahí. Es paradójico estamos cada vez más conectados, pero cada vez más incomunicados con nosotros mismos. Esta incomunicación es importante empezar a escucharla porque al final, el cuerpo es el único informante que tenemos, no hay mejor informante de cómo estoy, de cómo está mi vida, de cómo estoy viviendo las cosas, de cómo estoy enfrentando mis dolores. El cuerpo me puede informar eso y que yo sea capaz de escucharlo es un índice de salud indudable porque me va a permitir ir siempre hacia las causas de las enfermedades y no a los síntomas, en la calle, el 90 por ciento de la gente anda con remedios en la cartera, por si acaso le llega a doler algo, pero sin tener ni siquiera el espacio de poderse preguntar ¿por qué me duele la cabeza?

 

Belsasso: ¿Por qué nos duele la cabeza?

 

Pilar Sordo: Porque hay una emoción que ahí está contenida cuando yo me la pregunto, cuando una persona hace ese entrenamiento, el síntoma, te responde. Por ejemplo, si yo tengo la panza apretada y me duele yo le pregunto: ’¿por qué estás apretada?’. Recuerdo que en un minuto me pasó a mí, apareció inmediatamente en mi cabeza la frase “tengo miedo”, le vuelvo a preguntar: ’¿miedo a qué?’ y aparece un estudio de televisión. Era justo el período en el que tenía que volver a hacer prensa, porque había escrito Oídos sordos, tenía que volver a exponerme, yo había estado por mi enfermedad, mucho tiempo guardada y la exposición de nuevo, era lo que me tenía así, por eso me dolía la panza. En vez de tomarme un medicamento, me di 10 minutos o más para preguntar.

 

Belsasso: ¿Los dolores de espalda?, ¿estás cargando muchas cosas?

 

Pilar Sordo: Exactamente, muchas responsabilidades. Hay una persona que participó en el estudio, un argentino, que tenía lumbago al principio, estaba muy enojado con su espalda, porque además uno se relaciona, sobre todo las mujeres más que los hombres, nos relacionamos con el cuerpo muy ingratamente, lo retamos todo el día, porque está gordo, porque está flaco, porque no crece, porque tengo los senos grandes o los tengo chicos. La relación con el cuerpo es muy agresiva, lo maltratamos todo el tiempo, que la cara, que la arruga. Y cuando uno empieza a escuchar las señales del cuerpo, una de las cosas, es entender que hay que empezar a relacionarse bien con este auto.

 

Belsasso: Puedes tener la información clara, lo importante es cómo la procesas y cómo ya teniendo esa información cambias tus hábitos de vida.

 

Pilar Sordo: En eso hay que tener coraje, hay que entrenar el músculo de la voluntad, que es inoperante hoy en la sociedad, nadie quiere que le cueste nada, todo el mundo quiere todo fácil, no hay dificultad y la dificultad es lo único que te hace crecer. Entonces, el trabajo de la voluntad es lo que te da el coraje para que cuando tú ves, por ejemplo, que te duele la espalda porque estás teniendo demasiadas cosas, que era lo que le pasaba a este hombre argentino que te estaba contando, quien al final termina diciéndome: ’Tengo que ir a un traumatólogo para que me ayude con el lumbago, pero mi problema está en mi soberbia, en decir que sí a todo y no tener la capacidad de parar y soltar’. Al final, esa es la invitación del estudio, poder intentar relacionarnos con el cuerpo de una manera mucho más amorosa; de cuidarlo más; de tomar cada decisión de lo que le meto al cuerpo como toxina o no le meto; de la gente que me rodea, si es tóxica o no; de cómo me voy limpiando para mantener en este estado de estrés en el que vivimos, donde la señora corre, se mete al metro, está lleno, después va y toma un micro que además está lleno, come mal y qué se yo, en algún momento hay que usar la elección interna que tiene cada uno, para usar esos espacios también como espacios de crecimiento.

 

Belsasso: Y también viene el aspecto psicológico muy importante y muy marcado, tienes otro libro que se llama Bienvenido dolor, ahí prácticamente nos dices que la gente se anticipa a todos los males que va a tener y dejas de vivir el presente.

 

Pilar Sordo: Dejas de disfrutarlo, porque el anticipador de desgracias es una persona que siempre aparenta estar preparada para las consecuencias, pero siempre negativas. Por lo tanto, carga un montón de tiempo, de energía negativa que probablemente después no termina siendo negativa, pero que te impidió disfrutar del presente porque ya te estás colocando en escenarios que son potenciales, que no sabes cómo van a resultar. En la medida en que un no positiviza y no aprende a decir esto lo voy a resolver cuando lo tenga que hacer y empezar a hacerme cargo de ese tipo de situaciones, claramente ayuda a que esa persona viva más aproblemada, más tensa y siempre a la defensiva porque no sabe cómo aflojar, porque tiene que estar preparada para todo lo que pueda ocurrir y con eso dejas de disfrutar las cosas lindas que la vida te regala, que son miles y que no las vemos a lo largo del día.

 

Belsasso: Nos lo está diciendo una mujer que ha pasado un poco más de 50 años, que ha tenido una vida complicada, que ha podido salir delante de ésta. Se casó, se divorció joven, se vuelve a casar con un señor al que quería mucho, él fallece de cáncer y, el día de hoy, acabas, después de todo este tiempo, asimilando y haciendo una película de tu vida, para decir esto pasó por esto, esto y esto, para traerme hasta donde estoy y hoy has reconstruido tu vida, te casaste nuevamente, vives con tus hijos y la hija de tu actual pareja, ¿no?

 

Pilar Sordo: Sí, la hija de 18 años, la menor.

 

Belsasso: Ahora es muy fácil entender ya que tienes la película completa, pero el proceso es díficil. ¿Cómo lo sobrellevaste?

 

Pilar Sordo: Creo que me ayudaron mucho las redes de afecto que tengo, creo que he ido construyendo a lo largo de mi vida una cantidad enorme de amigos y de gente cercana, aprendiendo, además, a pedir la posibilidad de que me ayuden, que también ha sido un aprendizaje para mí, pedir ayuda, aprender a decir que no puedo con todo.

 

En el caso de mi pareja que no me casé con él, no fue un matrimonio, teníamos nueve meses de relación de pareja cuando él se enferma y dura nueve meses su cáncer y fallece, en ese tiempo, en ese tránsito, sentí que llegaba, hoy en día lo tengo quizás muchísimo más claro de lo que lo tenía en el momento que lo viví, que llegué a su vida para ayudarlo a morir, esa fue mi función y creo que el trabajo lo hice bien. Él también colaboró mucho para que fuera grato todo el proceso y en eso, me ayudó la fe, soy una mujer que cree mucho, primero en Dios, segundo en las energías, en el tema positivo, en que uno se genera la propia realidad que tiene, me ayudó mucho también mi sentido del humor.

 

Yo creo que he aprendido a reírme de mí, de la vida y de todo lo que pasa, casi como mecanismo de defensa, probablemente, por la cantidad de situaciones dolorosas que me ha tocado pasar, que han sido muchísimas, siento que aprendí a reírme de eso, creo que eso, junto con el tema de los afectos, ha sido lo que a mí me ha ayudado a transitar por las cosas que hasta el día de hoy estoy viviendo y que sigo continuando con situaciones difíciles.

 

El año pasado mi papá transitó por un cáncer muy complicado, ahora está en observación, hay otras situaciones de mi vida que son muy dolorosas y que uno tiene que aprender a vivir con ellas, pero ahí me ayudó también mucho un estudio que está en Bienvenido dolor, que es el tema de la felicidad, una investigación en la que aprendí que la felicidad era una decisión y que uno decide ser feliz todos los días, esa decisión la tomo conscientemente cuando estoy mal y no conscientemente cuando estoy bien, que uno no puede esperar a tener estados de plenitud y entender en el fondo que la gente que hoy es feliz, no es gente que no tenga problemas, porque ese ser humano no ha nacido, ni va a nacer, sino que es gente que se levantó con una sonrisa, pero que tiene cientos de dolores en el alma y así está intentando ser la mejor persona que puede ser, digamos.

 

Creo que ese estudio, esa frase, de que es una decisión y de que hay un campo de elección, aun cuando yo no pueda elegir nada porque esté sobrepasada por la vida, igual puedo elegir cómo vivo eso y eso igual es un ejercicio de libertad.

 

Belsasso: Pilar, ¿Cuál ha sido el día más feliz de tu vida?

 

Pilar Sordo: Tengo muchos, se me vienen muchos a la cabeza, se me viene el parto de mis hijos, situaciones con mis papás, mi matrimonio de ahora, el reencontrarme con Juan, porque lo conozco hace 20 años y durante 15 años no nos vimos, cuando nos vimos fue como vernos desde otro lugar, porque nunca antes pasó nada. Tengo muchos, he sido una mujer muy afortunada en la vida, incluso en esas cosas afortunadas te coloco mis dolores también.

 

Belsasso: ¿Cuál ha sido el más triste de tu vida?

 

Pilar Sordo: Me lo preguntas y me aparecen dos cosas: una, el haber perdido un hijo, que fue muy doloroso; y todo el acompañamiento con el tema del cáncer; me aparece también otra escena de una relación en la que tuve situaciones de maltrato y de cosas muy fuertes, que también me hicieron sufrir mucho.

 

Belsasso: Complétame esta frase, Pilar Sordo es…

 

Pilar Sordo: Una peregrina.