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Adiós GIEI, no regreses

Muy probablemente la más clara demostración de esa extraña realidad en la que vivieron en México los integrantes del Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI) fue lo que dijo su jefe (el formal, el real, es Emilio Álvarez Icaza), o sea el presidente de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), James Cavallaro, de que el informe final que presentaron el domingo los integrantes del grupo “superó todas las expectativas”.

¿De qué habla?¿tan pobres eran sus expectativas? El GIEI hizo de todo menos lo que tenía que hacer: no coadyuvó con las autoridades en las investigaciones, sino que conscientemente las confundió, deslegitimó, generó confusión, difundió datos falsos y no aportó una sola información de relevancia respecto a lo sucedido el 26 de septiembre del 2014 en Iguala. Ni un dato nuevo. Concluyó el domingo cuatro horas de informe, descalificando la investigación oficial, negando que hubiera habido un incendio en el basurero de Cocula, aunque el peritaje realizado por los expertos que ellos mismos designaron asegura que el incendio existió y que ahí se cremaron por lo menos 18 personas.

Dicen que les escamotearon el famoso quinto camión cuando existen pruebas de todo tipo, desde testimoniales hasta videos, de qué camión era ése, quiénes iban en él y quién lo conducía, y cuál fue su destino. Dicen ahora que Tomás Zerón de Lucio, el jefe de la Agencia de Investigación Criminal, podría haber fabricado las pruebas en el río San Juan (siempre el condicional de la sospecha, nunca la denuncia concreta porque nunca tienen pruebas) porque lo vieron en la zona, se supone, el día anterior de encontrar las bolsas con restos de alguno de los detenidos. ¿Qué esperaban?: ¿que las bolsas aparecieran por milagro? Desde días atrás se tenían los testimonios de los detenidos y la seguridad de que había habido un incendio en el basurero. Desde antes se buscaban vestigios en el basurero.

Es una más de las insidias gratuitas de Francisco Cox, el “experto” del grupo que más ha insistido en la “fabricación” del caso y el que menos ha trabajado, ocupado en otras “investigaciones” fuera del país. Bueno, en realidad, según fuentes muy confiables, la única que estuvo trabajando el caso casi todo el tiempo en México fue Ángela Buitrago, quizás porque tiene una dura demanda en su contra en su país natal, Colombia, pero los otros “expertos” anduvieron por África, otro estuvo algunos meses en Estados Unidos esperando una visa de residencia, uno más llegó apenas unas horas antes de que se diera a conocer el informe final. Por eso quizás sus conclusiones no tenían una sola investigación propia y original.

Sin duda hay muchas cosas por aclarar en el caso Iguala, comenzando por preguntarse por qué sus jefes mandaron aquella noche a los jovencitos de primer ingreso a Iguala, un territorio enemigo, (¿si de lo que se trataba era de secuestrar camiones no estaba mucho más cerca, por ejemplo, Chilpancingo?). Los “expertos” ni se plantean esa pregunta, tampoco profundizan en las relaciones entre Los Rojos y los mandos de la escuela de Ayotzinapa. Ellos vinieron a denunciar un crimen de Estado, no lo encontraron y simplemente trataron de fabricarlo. Como tampoco pudieron, se limitaron a denunciar que el Estado obstaculizó su labor. Adiós, GIEI, nadie te va a extrañar.

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