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“La comunicación te acerca a la gente y eso me gusta mucho”: Un Café Con Eduardo Sánchez

Eduardo Sánchez conserva en su casa una batería que le recuerda todos los días que los sueños se pueden hacer realidad, cuenta en esta entrevista. Sus padres no tenían dinero para comprársela y él hasta adquirió un boleto de lotería para conseguirla, hasta que finalmente la obtuvo y de una forma maravillosa: Armando Manzanero se la regaló cuando tenía nueve años. Otro de sus sueños era trabajar con un Presidente, y ahora es vocero y coordinador de Comunicación Social del Gobierno de la República, un puesto que consiguió “a base de estar picando piedra y de ser constante”, afirma este priista “de corazón”, orgulloso de ser hijo de un padre que de pepenador pasó a ser un hombre culto y exitoso.

Bibiana Belsasso: Eduardo, vamos a platicar de tu historia, tu trayectoria, la verdad es hermosa. Tienes un libro que publicaste hace unos años, Palemón, es toda la historia de tu papá.

Eduardo Sánchez: Ajá, es la historia de un niño pobre que quería ser Niño Héroe. La vida de mi papá fue muy difícil, él nació en una absoluta pobreza.

 

Belsasso: Pero, además de todo, producto de una violación, ¿no?

 

Sánchez: Claro, eso viene en el libro. Mi papá le preguntaba a su mamá: ‘Oye, ¿quién es mi papá?’ Y entonces mi abuela le decía: ‘A mí me violaron, por eso naciste tú’. Imagínate lo duro para un niño que le digan eso. Mi papá vivía en la pobreza absoluta, andaba descalzo pepenando basura en los tiraderos que estaban por el Río de los Remedios para ganarse la vida. Vivía en un terreno baldío cerca de Tepito. Un día encontró un libro en el que conoció la historia de los Niños Héroes, quedó enamorado de eso y a los 12 años se propuso ser un Niño Héroe. A los 15 entró al Ejército mexicano, a los 16 o 17 años salió del Colegio Militar. Y, de ahí, estudió dos carreras, estudió una Maestría. Fue un hombre muy culto, muy luchón, que logró salir de la pobreza gracias a las instituciones de la Revolución Mexicana. Te hablo de 1935, cuando se empezaron a consolidar el Politécnico Nacional y el Colegio Militar, rescataron a todos estos niños pobres para darles la oportunidad de crecer, de tener una instrucción, un conocimiento, una carrera, y poder salir adelante.

 

Belsasso: Es una historia hermosa. Finalmente, el Ejército hoy y durante mucho tiempo ha sido el pilar que le ha dado la oportunidad a muchas personas que no tienen recursos de poder estudiar para convertirse en gente muy exitosa como fue el caso de tu papá, quien empezó a escalar de soldado raso para arriba.

 

Sánchez: Sí, el Ejército mexicano y la Armada de México son de las instituciones a las que más les debemos los mexicanos, mi familia le debe todo al Ejército mexicano. Mi papá decía: ‘Mi padre fue el Ejército y mi madre la Bandera de México’. Él no sabía usar los cubiertos y aprendió a hacerlo en el Colegio Militar. A los 17 años se puso los primeros zapatos de su vida, se los dio el Ejército, un ejército de nuestro pueblo, el instrumento mediante el cual muchas personas que viven en condiciones muy precarias, pueden tener acceso a la educación; son unos caballeros, son impecables en su conducta, en su trato, creo que los mexicanos nos debemos de sentir muy orgullosos de nuestro Ejército, y yo me siento muy orgulloso de ser hijo de un soldado.

 

Belsasso: La verdad que sí. Además de todo te dan una gran formación, tienes la formación muy rígida de un padre militar, combinada con la de una madre muy amorosa, muy estructurada, maestra pero también compositora, hace canciones para sus niños en su kínder. Acaba siendo una formación muy sólida para ti, tanto en la parte formativa como en la emocional.

 

Sánchez: Sí, mi mamá es una mujer emocionalmente muy nutritiva, es muy sensible. Mis hermanos y yo nos sentimos muy orgullosos porque a sus 75 años de edad publicó su primer libro de poemas. Es una mujer muy disciplinada. Todos los días, a la fecha, se levanta a hacer ejercicio, está activa, es una mujer que también ha luchado mucho, salió adelante con mucho esfuerzo, mi familia, mis hermanos, mis hijos y yo, hemos tenido en ellos un ejemplo muy grande. Son personas como somos los mexicanos: rifada, luchona, están como millones de mexicanos que, de forma anónima, dan todos los días lo mejor de sí para que este país sea grande.

 

Belsasso: Tu papá le llevaba muchos años, ¿no?

 

Sánchez: Casi 20 años, se la agarró pollita, con una historia como la que él tenía pues era muy seductor. De niño pobre a industrial.

 

Belsasso: Claro, “choro” mata todo.

 

Sánchez: “Choro” mata todo. Mi papá era un gran conversador y logró muchas cosas, igual que mi mamá. Ella tuvo su kínder, formó a muchas generaciones de niños en esta tarea que, yo creo, es tan hermosa. Haces patria de enseñarle a leer y escribir a los niños.

 

Belsasso: Lo tenía en San Ángel, en la lateral del Periférico, ese kínder donde además de todo vivían. ¡Vivían en la escuela!

 

Sánchez: Sí, nosotros vivíamos ahí.

 

Belsasso: ¿Tú fuiste a ese kínder?

 

Sánchez: No. Pero, ella me dio clases en el kínder en el que yo estaba, ahí empezó a dar clases, después decidió poner el suyo.

 

Belsasso: Dicen los que te conocen que siempre desde chiquitito eras preguntón.

 

Sánchez: Sí, lo sigo siendo. Siempre tuve mucha inquietud de saber cosas, soy muy aficionado a la lectura, me gusta mucho convivir con la gente, aprender de ésta. Tengo muchos amigos, afortunadamente, pero la gran mayoría de ellos son mucho mayores que yo, son personas a las que me he acercado para aprenderles, han tenido, tuvieron o siguen teniendo más experiencia que yo; siempre he sido muy inquieto en conocer cosas. Algunos amigos míos me decían que era yo un almacén de datos inútiles: ¿cuántas veces cabe un diámetro en la circunferencia? Y yo podía dar la respuesta o de qué color era tal cosa.

 

Belsasso: Pero tener esa información lo que hace es que te da otra que vas hilando, vas ligando cosas y llegas a otros resultados, no sólo son los datos que estás preguntando, lo importante es cómo los procesas.

 

Sánchez: Es correcto. Pienso que esta vida es única y que hay que aprovecharla para ser felices, conocer cosas, saber, hacer cosas, hacer ejercicio, desarrollar tu espíritu y tu mente, conocer, aportar, ayudar, en fin, no perderse ni un instante ni un minuto de esta vida que es tan apasionante si uno encuentra el camino para lograrlo.

 

Belsasso: Tu mamá platica que de chiquito te llevó a una obra de teatro con Sergio Corona, quien tenía una batería y que te enamoraste de ésta. Que estabas terco, que querías una , que buscaste boletos de lotería para ver si te la ganabas, a todo el mundo le pedías una batería y fuiste tan terco que te llegó.

 

Sánchez: Sí, esa historia es la que recuerdo con más emoción y, a la fecha, se me hace un nudo en la garganta. Tenía como nueve años y a mí me gustaban mucho los instrumentos, mi mamá me metió a clases de piano y de guitarra, pero un día fuimos a la obra de teatro Sugar, en el Teatro Insurgentes, había orquesta en vivo y Sergio Corona bailaba tap y la batería desde el foso le contestaba. Quedé impactado con eso, quise una batería, compré un billete de lotería, porque costaban carísimas, mi papá no tenía la posibilidad de dármela y un día, Armando Manzanero aparece en mi casa y toca el timbre. Le dicen a mi mamá ‘ahí está el señor Manzanero’. Ella responde: ‘Que pase’. Cuando bajamos estaba la batería en el garaje de la casa y Armando ya se había ido, no se esperó a que le diéramos las gracias, la batería brillaba con el sol. La tengo en mi casa, me recuerda todos los días que los sueños se pueden hacer realidad.

 

Belsasso: Me cuentan que le escribiste a tus nueve años una carta hermosa para agradecerle el regalo de esta batería.

 

Sánchez: Le escribí una carta, tengo ahí una copia. En ese momento fue la primera vez que tuve consciencia de que los sueños se pueden hacer realidad y desde entonces no me pierdo ninguna posibilidad de, cuando tengo un sueño, tratarlo de hacer realidad. A veces se cumplen, a veces no, pero luchar por ellos creo que es lo más padre que te puede pasar.

 

Belsasso: Has logrado muchas cosas. Te gusta la música, tocas varios instrumentos y cantas. Te fascinan los caballos, tienes una afición muy importante que también se te ha cumplido. Tampoco es fácil tener un caballo cuando no tienes recursos, de chavo no tenías recursos y hacías lo que fuera para poder mantener a tu caballo.

 

Sánchez: Sí. Mi papá nos inculcó el gusto por el deporte de los caballos, yo monto desde que tenía 12 años, voy a cumplir 52 años y no he dejado de hacerlo porque el contacto con la naturaleza, el poder salir al campo el domingo, tener esa fortuna en la Ciudad de México de poder encontrar la posibilidad de hacerlo, te desestresa. Salgo con mis hijos, platicamos mucho montados en el caballo; ahora con esta chamba no tengo tanto espacio, pero, sí lo logro hacer. Yo digo que te forma distinto, porque la convivencia con un animal al que cuidas, al que respetas, que te cuida y te respeta también a ti, vencer el miedo que muchas veces tienes de pasar por algún lugar o que, si el caballo se asusta con algo, es algo que te va formando y te va templando el carácter para ir logrando cosas.

 

Belsasso: Como lo has ido logrando también a lo largo de toda tu vida, porque has entrado y salido de la empresa privada, al servicio público, desde muy chiquito, me acuerdo cuando en los 90 eras ya director del IMER. Siempre en temas de comunicación.

 

Sánchez: Sí, siempre. Mi vocación ha sido la política, pero no creas que ésta ha sido tan recíproca conmigo, he tenido una carrera profesional en la iniciativa privada, como abogado en mi despacho, como empresario en los negocios que tengo y soy priista por las razones que te digo, mi papá logró su salida, su emancipación, gracias a las instituciones de la Revolución Mexicana, yo me convertí en priista también, no es algo muy razonado, es de corazón.

 

Belsasso: Es lo que vives en tu casa desde chiquito, es lo que escuchas.

 

Sánchez: Exactamente, lo que viví, lo que escuché y la gratitud que le tengo a estas instituciones. Entonces, durante todo el periodo del panismo y prácticamente todo el sexenio de Zedillo estuve fuera de la administración pública y desarrollé mi carrera profesional.

 

Belsasso: Pero no te fue mal.

 

Sánchez: Bendito sea Dios, no.

 

Belsasso: Eres abogado por la Universidad Iberoamericana, tienes una maestría en Alta Dirección del Instituto Panamericano de Alta Dirección de Empresas (IPADE). Fuiste abogado mucho tiempo de MVS.

 

Sánchez: Sí, tengo mi despacho, mis negocios, mis restaurantes.

 

Belsasso: ¿Qué restaurantes tienes? Algunos Sushi Ittos son tuyos, ¿verdad?

 

Sánchez: Sí, la vida ha sido muy generosa conmigo, he tratado de no perderme una sola oportunidad de las que la vida me ha dado. Soy un hombre feliz, vivo en plenitud, estoy muy satisfecho, me siento muy contento, todos los días le doy gracias a Dios de la oportunidad de seguir viviendo y de tener salud, de mi familia, de mi esposa, de mis amigos, de mi gente querida como tú, como mis primos, mis hermanos, mi trabajo. Trabajar cerca de un Presidente de la República, y uno como Enrique Peña Nieto, es un privilegio, es un hombre caballeroso, decente, es muy considerado con las personas, trabajar con alguien así y en una circunstancia como en la que nos encontramos hoy es algo verdaderamente apasionante.

 

Belsasso: ¿Por qué siempre te has enfocado en los temas de comunicación? Empezaste en el Instituto Mexicano de la Radio, cuando fuiste diputado también apoyaste varios temas de medios de comunicación, estuviste en la Cámara Nacional de la Industria de Radio y Televisión.

 

Sánchez: Sí. Cuando estaba en la preparatoria me llevaba mucho con los que iban una generación arriba que yo y varios de mis amigos se preparaban para estudiar comunicación y yo, desde niño, quise ser abogado, pero en el penúltimo año de la preparatoria dudé si estudiar Derecho o Comunicación porque me parece también que esta última es algo que te acerca con la gente, a mí me gusta mucho eso. Decidí por Derecho pero me metí a clases de Comunicación. Carlos Marín daba clases en la Ibero, no recuerdo que haya sido el personaje que es hoy, me metía a sus clases y a otras de publicidad. Fui buscando tener las dos actividades. Después me especialicé en Telecomunicaciones y circunstancialmente me ligué con la radio y la televisión, pero no como vehículo de comunicación, sino como una especialidad del Derecho que ejercía, ambas cosas se fueron mezclando.

 

Belsasso: Y, el tema de oratoria, ¿es nato o sí lo has trabajado?

 

Sánchez: Lo trabajé en tercero de prepa. Participaba siempre en los concursos de oratoria y llegaba a la final, pero nunca gané un concurso. Un profesor me dijo que cómo me atrevía a meterme a un concurso si no tenía ni voz, ni presencia, ni dicción para hablar. Me dio tanto coraje que me dijera eso.

 

Belsasso: A mí me dijeron lo mismo, pero la voz se puede modificar.

 

Sánchez: Sí. Me preparé y ese año quedé en tercer lugar en el concurso de oratoria del Centro Universitario México. Le agradezco mucho a mi profesor Javier Díaz que me haya impulsado de esta manera, me picó la cresta y como decía mi papá: ‘saqué la casta’.

 

Belsasso: ¿Qué se siente llegar a Los Pinos?, trabajaste muy de cerca en toda la campaña del Presidente Peña en los temas de Comunicación, finalmente te dan la vocería, pero luego ya te encargas de toda la Comunicación del Ejecutivo federal.

 

Sánchez: Todos los días me pellizco.

 

Belsasso: Seguro fuiste así de terco como con la batería: quiero ser el director general de Comunicación Social, lo quiero.

 

Sánchez: Quería trabajar cerca de un Presidente, yo se lo decía a Enrique Peña Nieto: ‘Ya me cumplió usted un sueño que acaricié desde niño’. Trabajar cerca de un Presidente de la República, formar parte del equipo que ejecuta o planea algunas de las decisiones que el Presidente toma, es algo que soñé toda mi vida. Mi papá (quien ya falleció) y mi mamá son gente de mucho trabajo, de mucho empeño y de mucha disciplina, sabía que algún día, a base de estar picando piedra y de ser constante, de luchar y acercarme a lo que aspiraba y soñaba, lo iba a lograr. Hoy la responsabilidad que tengo aquí, que es absolutamente efímera, si me va muy bien, pues, terminaré el sexenio con el Presidente en esta responsabilidad, pero lo que hasta ahora he podido estar aquí, ya valió la pena, es la experiencia profesional más importante de mi vida y la responsabilidad más satisfactoria que he tenido.

 

Belsasso: ¿Cómo trabajas?, ¿desde qué hora empiezas a revisar medios?, ¿cómo es tu día normal?

 

Sánchez: Soy metódico y disciplinado, eso es algo que aprendí desde muy niño de la educación militar de mi papá y de mi mamá, quien cuando había que poner la pierna dura, la ponía. Hay un equipo de trabajo aquí en mi oficina que revisa la prensa desde muy temprano, me mandan un resumen, lo recibo, tomamos decisiones de cómo reaccionar, de dar información, si hay algún infundio, algún dato impreciso o de plano alguna mentira publicada o dicha por alguien, respetuosamente y de la manera más comedida posible le hacemos ver que está equivocada. Planeamos toda la estrategia de comunicación que tiene que ver con Comunicación Política, que es informarle a la gente lo que estamos haciendo y toda la parte de propaganda que tiene que ver con la información que la gente puede y debe saber.

 

Belsasso: Aquí no paran. Pero también tienes una vida personal muy linda, estuviste casado muchos años con la mamá de tus hijos, te separaste, tienes tres hijos maravillosos y educadísimos. Y te acabas de volver a casar en 2014. Ella tiene otros dos hijos, han hecho una gran familia.

 

Sánchez: Sí, tenemos cinco hijos, la pasamos muy bien, los niños se llevan muy bien, hay una enorme armonía en nuestra casa. Vero es una mujer amorosísima.

 

Belsasso: Es decoradora, ¿no?

 

Sánchez: Sí, es interiorista y lo hace muy bien, me fascina, le cambia a la gente su vida. Tenemos un principio básico en nuestra familia que es el de la armonía, el respeto, tenemos la consigna, todos, de que podemos pensar distinto, pero tenemos el derecho de expresar lo que sentimos y pensamos. Todos tenemos la obligación de respetar lo que el otro piensa, podemos debatirlo, pero sin que eso signifique que haya rompimientos. Es una familia numerosa, padrísima, vivimos felices. Hay como en todas las familias momentos de tristeza, de enojo, pero tanto Vero como yo tratamos de hacer énfasis en lo que tenemos bueno.

 

Belsasso: Y, ¿cómo te ligaste a Vero?, me dicen tus primos que quien les enseñó a ligar, que quien les decía qué canciones románticas tenían que cantar y más, eras tú.

 

Sánchez: Con Manzanero de coach, imagínate.

 

Belsasso: ¿Qué le decías a Vero?

 

Sánchez: Recomiendo leer a Sabines, a Mario Benedetti.

 

Belsasso: ¿Le decías frases de poemas?

 

Sánchez: Ahí las va uno mezclando, creo que abriéndole el corazón a las personas y, sobre todo, ya a mi edad, a una edad adulta ya empiezas a saber muy bien lo que quieres y lo que no; te abres mucho más que cuando eres más jovencito.

 

Belsasso: Eres más directo, ya no tienes tiempo para tanto rodeo.

 

Sánchez: Es correcto. Lo que les digo a mis hijos es que no se pierdan la oportunidad que les ha dado Dios de sentir y que se paren frente a un atardecer y que vean la maravilla que está ocurriendo en ese momento y que no se lo pierdan. Veo a tantas personas y a veces a mí mismo, que nos concentramos en cosas que no tienen la menor importancia y dejamos de ver otras como son los ojos de tu mujer cuando te mira, o lo que sientes cuando te abraza o cuando escuchas una canción bonita. tener esas cosas y perdérselas es un crimen de lesa humanidad.

 

Belsasso: Eduardo, preguntas cortas, respuestas cortas. ¿Qué te gusta leer?

 

Sánchez: Novela, biografía e historia.

 

Belsasso: ¿El día más feliz de tu vida?

 

Sánchez: El día más feliz de mi vida yo deseo que todavía no haya llegado, pero, hasta ahorita, todos los días cuando veo los ojos de mi mujer y cuando veo la felicidad de mis hijos.

 

Belsasso: Eduardo Sánchez es…

 

Sánchez: Un hombre feliz.