El mayor escándalo artístico de la posguerra
Miles de obras de arte fueron robadas durante el nazismo a coleccionistas judíos o confiscadas por ser consideradas “arte degenerado”.
En 2010 fueron descubiertas mil 280 obras de artistas como Pablo Picasso, Henri Matisse, Marc Chagall, Otto Dix o Max Ernst, entre otros. Las había escondido por más de medio siglo Cornelius Gurlitt. Su padre fue historiador de arte, director de algunos museos y marchante. Hitler le encargó la venta de unas obras que el régimen nacional socialista consideraba “degeneradas” y Gurlitt padre acabó lucrando gracias al saqueo sistemático a los judíos.
Cornelius vivió en un departamento de 100 metros cuadrados, con las obras de arte guardadas en repisas rudimentarias en un cuarto oscuro. Se encontraba en el barrio de Schwabing. Tenía otra pequeña casa para sus días de descanso en la frontera con Austria. Siempre vivió de una manera muy sencilla, rodeado sólo de sus cuadros. De vez en cuando vendía uno para poder mantener sus casas y pagar las medicinas y doctores cuando se enfermaba.
En septiembre del 2010, la historia fue descubierta casualmente por las autoridades alemanas. Este hombre viajaba a bordo de un tren de Múnich a Zurich. La policía se dio cuenta que tenía una gran cantidad de dinero en efectivo, lo que dio inicio a una investigación fiscal. Lo que realmente los sorprendió fue que en 2012, mientras se hacía un cateo al departamento, se descubrieron las obras que tienen un valor aproximado de unos mil millones de euros.
El descubrimiento de los cuadros lo mantuvo en secreto el gobierno alemán hasta 2013, cuando la revista Focus sacó el caso a la luz pública. En el artículo de la revista se afirmaba que el hallazgo de estas obras ha sido el mayor escándalo artístico de la posguerra, y que, pese a que habían sido encontradas dos años atrás, el gobierno lo había mantenido en secreto.
Peter Raue, el especialista entrevistado, señaló que los cuadros debieron haber sido fotografiados de inmediato y puestos en Internet para que las familias judías, a las que les habían sido robados, pudieran reclamarlos.
El gobierno de Alemania firmó un acuerdo con Gurlitt para devolver las obras que tuvieran procedencia ilegítima y se estableció un comité de expertos que dispone de un año para seleccionar las obras que habrá de restituir a los herederos.
Una de las pinturas decomisadas es, al parecer, una obra de Matisse, propiedad del coleccionista Paul Rosenberg, abuelo de la periodista francesa Anne Sinclair. Esta última fue esposa del otrora director del Fondo Monetario Internacional, Dominique Strauss-Kahn. Ambos llevan años en la lucha para recuperar los cuadros robados durante el nazismo, pero no tenían conocimiento de dónde estaba el Matisse.
Otro cuadro de Marc Chagall, decomisado por la Gestapo en 1941 durante la invasión alemana de la Union Soviética, también estaba entre las obras descubiertas.
Cornelius Gurlitt murió esta semana y dejó un testamento. Ahí establece que las obras que no puedan ser restituidas a los dueños originales se vayan al Museo de Arte de Berna, Suiza. Su última voluntad respecto a la colección que mantuvo escondida durante años fue que los cuadros no se quedaran en Alemania.
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