Back

Más mujeres, más justicia

A principios de noviembre el Presidente Enrique Peña Nieto presentó a seis candidatos para que el Senado de la República elija a dos nuevos ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN). La razón es que el pasado 30 de noviembre los ministros Olga Sánchez Cordero y Juan Silva Meza concluyeron su gestión en este órgano jurídico, tras casi 21 años de servicio ininterrumpido.

El primer mandatario presentó dos ternas para que entre esos aspirantes sean seleccionados los ministros que sustituirán a Olga Sánchez Cordero y a Juan Silva Meza:

Sara Patricia Orea Ochoa (magistrada de la Primera Sala de Justicia para Adolescentes desde 2008), Norma Lucía Piña Hernández (magistrada de Circuito desde 2000) y Verónica Judith Sánchez Valle (actualmente magistrada de Distrito, y en el pasado jueza de procesos penales en el DF y magistrada administrativa de Circuito).

Álvaro Castro Estrada (magistrado presidente del Tribunal Federal de Conciliación y Arbitraje hasta abril pasado), Alejandro Jaime Gómez Sánchez (subprocurador jurídico del Estado de México, consejero jurídico adjunto del gobierno federal y actual procurador de Justicia del Estado de México) y Javier Laynez Potisek (magistrado del Tribunal Federal de Justicia Fiscal y siete años como procurador fiscal de la Federación).

Es correcto que haya una terna de mujeres, pero en realidad para que empiece a haber equidad de género dentro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación se deberían haber enviado propuestas para que dos féminas entraran en los espacios vacantes. Hasta hace dos días de los 11 ministros que tenía la SCJN nueve eran hombres y dos mujeres. De aprobarse las ternas que han sido enviadas al Senado para ratificarse, el equilibrio entre hombres y mujeres en la SCJN quedará igual.

Se ha pugnado en la ley por fijar la equidad de género, es decir que se dé trato igualitario a la mujer en oportunidades para acceder a los más altos cargos del Estado mexicano.

Una cosa es lo que se estipula en la ley en su rango más alto que es la Constitución, en la cual se establece no discriminación, y otra es la realidad cultural mexicana, en la que siguen imperando criterios machistas que excluyen a la mujer de la participación en puestos de suma importancia.

No soy de las que piensan que las mujeres deban obtener puestos simplemente por un tema de género, pero sí creo que éstas deben tener las mismas oportunidades que los hombres.

Hay muchas juezas y magistradas que han dado muestra de su talento y de buen desempeño. Mujeres que han estudiado a la par de muchos hombres, que cuentan con maestrías y doctorados y una amplia experiencia laboral en el sistema de justicia.

Entre esas mujeres deberían estar las candidatas para que empiece a haber equidad de género en la Suprema Corte. Y es precisamente en la máxima casa de justicia de la nación donde se tendría que hacer justicia a las féminas. No sólo por ser mujeres, porque ése es un acto de discriminación en sí, sino porque las hay muy capaces en todas las ramas del derecho. Pero además hay muchos temas de mujeres que se analizan en la SCJN.

Desde hace años la cantidad de ministras ha sido muy inferior a la de ministros. Por ejemplo, a principios de los ochenta, cuando todavía había 21 ministros, entre ellos sólo se encontraban tres mujeres. Cuando vino la reforma a principios de la administración del presidente Ernesto Zedillo para reducir el número de los 11 que quedaron sólo dos eran mujeres.

Ahora que el Presidente Peña ha impulsado la nueva ley electoral mediante la cual el 50% de los escaños en la Cámara de Diputados debe ser ocupado por las mujeres y por eso hoy tenemos la mayor cifra de ellas en la historia de esa cámara, se debería empezar a seguir por ese camino en la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

bibibelsasso@hotmail.com 
Twitter:
 @bibianabelsasso