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La moda: exhibir delitos

Hasta hace muy poco la gente utilizaba las redes sociales para mostrar sus fiestas, vacaciones, coches y casas. Hoy la moda en varios casos es mostrar los delitos que cometen: violaciones, decapitaciones, amenazas de muerte, drogas, dinero y armas lujosas entre otras cosas que estén relacionadas con el crimen organizado.

En un hecho sin precedente la semana pasada fue detenido en Jalisco un joven acusado de apología del delito (mostrar y promocionar el delito), en las redes sociales. Se trata de Martín Juárez Campos, de 24 años de edad, que se identificaba en su cuenta de Facebook como “M Juárez, comandante del Cártel Jalisco Nueva Generación” (CJNG) y constantemente actualizaba su perfil con fotos y videos en los cuales aparecían supuestos miembros de dicha organización criminal portando armas de fuego.

Sus publicaciones fueron denunciadas ante la Policía Cibernética de la Fiscalía del Estado. El 22 de septiembre publicó una disculpa a los habitantes de Jalisco, pero decía que Guadalajara iba a arder en llamas porque el gobierno se había metido con el CJNG. Después de esta publicación hizo otra en la cual muestra una pistola bañada en oro con incrustaciones de diamantes y se la agradece a El Mencho, quien fuera conocido por ser el líder del Cártel Jalisco Nueva Generación.

Su casa fue cateada y Martín Juárez, detenido, aunque podría enfrentar su proceso en libertad ya que el delito de apología del delito no se considera grave.

Dentro el Código Penal vigente del estado de Jalisco el artículo 142 indica: “se impondrá de uno a seis meses de prisión al que provoque públicamente a cometer algún delito o haga apología de este o algún vicio”.

El cártel que más presencia tenía en Internet era el de los Caballeros Templarios. Su página de Facebook fue cerrada a principios de 2013, cuando contaba con más de 10 mil seguidores. En las redes sociales constantemente aparecían videos de su líder, Servando Gómez La Tuta.

Uno de los sicarios de los Templarios, que se hace llamar Broly Banderas, documenta en Facebook todas sus andanzas, según la investigación de la organización canadiense SecDev, que publicó sus resultados en MIT Press, y todos éstos tienen contenido extremadamente violento.

Son muchos los criminales o hijos de éstos que se pavonean en la red. Ahí está el caso de Serafín Zambada Ortiz, hijo de Ismael Zambada García, apodado El Mayo, quien mostraba en su cuenta de Twitter miles de billetes de 500 pesos apilados en voluminosos fajos. Una de las fotos la tituló: “Pesando el dinero”. Fue detenido en el 2013. La DEA identificó varios perfiles y cuentas en los que hacía apología del delito.

También se podía ver la página de Rodrigo Aréchiga Gamboa, conocido como Chino Ántrax, jefe de sicarios de Los Antrax, un grupo de pistoleros al servicio de la organización. En su perfil de Twitter, en @comandante57_, se describe como “escarface sinaloense, fanático a las armas” y advierte: “estás conmigo o estás con Dios.”

Cuando recapturaron a Joaquín El Chapo Guzmán, en 2014, supuestamente sus hijos Alfredo e Iván Guzmán llenaron su cuenta de Twitter con mensajes de amenazas para aquellos que detuvieron a su padre. En @IvanArchivaldo decía: “Aquí llevándome la verga, a mí me van a pagar con creces esos perros que le pusieron una mano encima a mi padre”.

Está el tristemente célebre caso de El Ponchis, un niño en ese entonces de 14 años, encargado de ultimar a los adversarios del Cártel del Pacífico Sur. Éste grababa todas las torturas y asesinatos que cometía. En las redes presumía cuánto ganaba por aniquilar personas.

También los grupos terroristas emplean la red para mostrar cómo degüellan a prisioneros de guerra. Claramente lo vemos con el grupo terrorista ISIS, que igualmente utiliza las redes sociales para difundir videos de decapitaciones. Hemos visto en la pantalla al yihadista John, un supuesto británico, quien es el verdugo en estas terribles ejecuciones.

En Estados Unidos las redes también son usadas por criminales. Un ejemplo, en el 2011, un adolescente de Pennsylvania se declaró culpable de violar a una niña intoxicada de 15 años de edad y buscó en Facebook un asesino a sueldo para matarla. Escribió: “Tengo 500 como precio por la cabeza de una chica, ¿quién quiere la lana?”, “Me bateó de todas las formas posibles”. El hombre que respondió fue, de hecho, un detective encubierto.

El avance tecnológico ha crecido de una forma tan vertiginosa que las leyes que lo pudieran controlar se han quedado completamente obsoletas. Hay casos en los cuales existen nuevas leyes, como le fueron aplicadas a este joven del CJNG, pero la realidad es que en donde llega a haber leyes las penas son mínimas. Este tipo de legislación se tiene que hacer de una manera mucho más contundente y no sólo en México, sino en todo el mundo. La apología del delito solamente tiene dos fines: o apanicar a la sociedad, o buscar nuevos personajes para que empiecen a formar parte de las filas de los criminales.

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