“El pueblo tibetano pasa por un momento complejo: el genocidio étnico y de su cultura”: Un café con Marco Antonio Karam
Marco Antonio Karam desde niño soñaba con un país de grandes montañas, éste fue su primer vínculo con el Tíbet y desde ese momento todo lo que llegaba a sus manos sobre este misterioso lugar lo leía: libros periódicos, libros… hasta llegar a fundar la Casa Tíbet México en 1989. En una entrevista muy personal comparte que su primera visita a este pueblo fue en 1986 “y fue extraordinaria”, aunque lamenta no poder regresar ya que es persona non grata para la República Popular China, dado su activimo político en favor del Tíbet, país que ha enfrentado un “genocidio étnico y cultural”, señala. Habla además, de cómo conjuga su trabajo de difusión de la cultura de este pueblo con su vida familiar.
Bibiana Belsasso: ¿En qué momento tienes esta conexión tan espiritual, ¿cómo eras de niño?
Marco Antonio Karam: Desde muy pequeño empecé a tener un interés muy grande, primero por el Tíbet, como país, y después por su cultura espiritual. Empecé a tratar de investigar todo lo que podía, a analizar todo el material que llegaba a mis manos, en los periódicos, en los libros, era una época “preinternet”, naturalmente, y así me empecé a vincular con el mundo tibetano que se convirtió en buena medida en la gran pasión de mi vida, al que le he dedicado mi vida.
Belsasso: ¿Dónde estudiaste?
Karam: En el Colegio Hamilton estudié desde la primaria hasta la preparatoria; después, hice una licenciatura en Filosofía, en la Universidad La Salle; una en Estudios Budistas, en la Universidad Naropa, una institución de educación superior budista en Estados Unidos; mis estudios de postgrado los hice en el Valle de Katmandú en la Universidad de Tribhuvan, conjuntamente, en el Monasterio de Ka Nying Shedrup Ling Gompa en el valle de Katmandú; después, en la Biblioteca de Obras y Archivos Tibetanosen Dharamsala, India, donde tuve la oportunidad de conocer a su Santidad el Dalai Lama y más tarde en otras instituciones en EU antes de volver a México para fundar la Casa del Tíbet en México en 1989, con la primera visita a Latinoamérica de su Santidad el Dalai Lama, que organicé para él en México y en Costa Rica.
Belsasso: Pero tiene que haber algo que te haya dicho: tengo alguna conexión con el budismo y con el Tíbet, antes de que empezaras a estudiar.
Karam: En mi caso son eventos muy particulares: solía soñar con un país de grandes montañas, con hombres vestidos de mujer, que era la manera en que un niño concebía una persona de hábitos y desde muy pequeño tenía esta experiencia visionaria vinculada al mundo tibetano. Cuando tuve la oportunidad de conocer a uno de mis principales maestros —el venerable Tulku Urgen Rinpoche, quien es uno de los grandes eruditos y adeptos tibetanos del siglo XX y principios del XXI— el primer encuentro fue muy extraordinario para mí, porque fue el hombre, o la figura de mis sueños, esa persona con la que había soñado desde pequeñito.
Belsasso: ¿Qué te decían en tu casa?
Karam: En casa lo único que se sabía del Tíbet era lo que estaba vinculado a las radionovelas deKalimán.
Belsasso: ¿Tu familia es católica?
Karam: Mi padre es católico, mi madre no es religiosa, pero ambos tienen una mentalidad muy abierta y eso me permitió dedicarme a tareas muy poco comunes, sin ningún tipo de conflicto familiar.
Belsasso: Platícame del primer día que llegaste al Tíbet.
Karam: La primera visita que hice fue en 1986, fue un evento extraordinario el tener finalmente la oportunidad de visitar el Techo del Mundo, estar en un país que hablaba en tibetano, que era una lengua que había estudiando por varios años, pero siempre en el exilio.
Belsasso: ¿Ya hablabas tíbetano?
Karam: Sí, lo leía también. Estaba realmente comprometido con su mundo espiritual y cultural, fue una experiencia maravillosa. Ahora, tristemente, ya no puedo ir porque soy persona non grata para la República Popular China, dado mi activismo político en favor del Tíbet, pero no me arrepiento de ello, tuve la oportunidad de visitarlo muchas veces y conocer todo su territorio de más de dos millones 250 mil kilómetros cuadrados de extensión territorial.
Belsasso: Escuché cuando platicaste la historia de Buda. Platícame de esto.
Karam: El Buda histórico vivió hace dos mil 550 años, nació en el sur de Nepal, en un pequeño reino llamado el Reino de Kapilavastu. Se cuenta que a lo largo de su infancia es objeto de todo tipo de placeres sensoriales. Su padre, a consecuencia de una profecía que un vidente astrólogo le comparte al nacimiento del pequeño príncipe Siddhartha, determina aislarlo de todo lo que él piensa puede orientarle a renunciar a su herencia palaciega, a su herencia real y a dedicarse hacia la vida espiritual.
Pero a lo largo de su infancia y juventud, Siddhartha empieza a experimentar una dimensión cada vez más honda de insatisfacción, empieza a cuestionar cuál es la fuente genuina del bienestar duradero, y no meramente del placer hedónico.
A sus 29 años, después de una serie de experiencias en las que se encuentra con una persona enferma, con un cadáver y con un renunciante, decide abandonar la vida de palacio e ir en pos de la verdad. Seis años después de esta renuncia logra el despertar y se dedica en sus últimos 46 años, a poner en movimiento, como tradicionalmente se dice, la rueda de la doctrina budista o compartir qué es esta doctrina a miles de personas, fundamentalmente en la región fronteriza entre India y Nepal. Ahora la tradición budista se ha convertido en una tradición espiritual global.
Belsasso: ¡Qué hermoso! ¿Cómo surge esa necesidad de que la gente conozca el budismo?
Karam: El Tíbet es una nación que ha transitado por un momento complejo y difícil; el más complicado de su historia es consecuencia del genocidio étnico y cultural al que ha sido expuesto en relación a la ocupación ilegal de su territorio por la República Popular China. A partir de 1950, la diáspora tibetana que acontece desde ese entonces y que sigue dándose hasta la fecha.
Dada esta cercanía con el mundo tibetano, con su cultura, la gran admiración que tengo por su espiritualidad y la cercanía con el líder espiritual y temporal del pueblo tibetano, su Santidad el Dalai Lama. Cuando era jovencito y estaba terminando mis estudios de posgrado en la India, tuve mi primer audiencia con él, fue quien me instó a que me aunara a esta iniciativa de crear embajadas culturales para el Tíbet en Latinoamérica, un lugar donde no tenía presencia alguna. Me dijo que si tenía éxito en esa empresa, él vendría a inaugurar una iniciativa de esa naturaleza, lo cual cumplió en 1989 viniendo a inaugurar la Casa Tíbet y, bueno, tenemos 26 años de vida. El Dalai Lama nos ha visitado ya en cuatro ocasiones.
Belsasso: En este lugar divino, enseñas a la gente a conectar con la espiritualidad, aprenden a meditar.
Karam: Casa Tíbet es una institución que hace muchas cosas: es una escuela, una institución de educación superior, fundamentalmente en lo que corresponde a la cultura y civilización budista, específicamente la manera en que ésta se practica y se comprende, así que aquí tenemos un programa muy sofisticado de estudios budistas, uno de los mejores del mundo, que se imparte, no solamente in situ en la Casa del Tíbet y en los 17 centros que comprenden la familia de este lugar a lo largo y ancho de la República Mexicana, en Centroamérica y Estados Unidos. También tenemos una casa editorial que publica clásicos de la literatura tibetana en lengua castellana. El nuestro es también un centro de difusión cultural para el Tíbet, un centro de apoyo humanitario para el Tíbet. Estamos comprometidos con difundir esta causa y el problema humanitario que sucede ahí y en la región del Himalaya.
Belsasso: Pero además de todo esto que haces en Casa Tíbet, de ser un hombre profundamente espiritual, has podido complementar muy bien tu vida porque tienes un matrimonio hermoso, tienes niñas, ¿cómo le haces?, porque muchas veces te dicen que si estas tan metido en la espiritualidad, no puedes vivir una vida normal.
Karam: Muchas gracias. Hablas de un tema que es muy importante y que está vinculado a un mal entendido o a un mito muy importante: la noción de que la espiritualidad es incompatible con la vida diaria; es todo lo contrario, la espiritualidad, lo que tiene y debe tener como objetivo, es transformar la experiencia que tenemos de la vida diaria, hacerla más coherente, más sana, más inteligente.
Belsasso: ¿Cómo llevas la espiritualidad a tu casa?
Karam: Al ser amoroso, bondadoso, ético, en educar a mis hijas en un entorno de responsabilidad universal.
Belsasso: Tony decía que se iba a dedicar a la espiritualidad, que no iba a tener hijos, tuviste dos hijas.
Karam: Sí, así. Tengo una esposa maravillosa, que es muy inteligente, tolerante, y que ha sabido apoyarme en todas estas iniciativas, lo cual no es algo fácil porque mi tiempo es muy limitado.
Belsasso: Ana Paula te conoce perfecto porque fue tu alumna muchos años antes de que tuviera una relación contigo.
Karam: Sí, no sólo ella, sino también su familia, todos estamos involucrados en esta maravillosa aventura que es el budismo y Tíbet en general.
Belsasso: ¿Cuál ha sido el día más feliz de tu vida?
Karam: Han sido muchos, pero creo que el primer encuentro que tuve con mi maestro Tulku Urgen Rinpoche, fundador del monasterio Ka Nying Shedrup Ling Gompa, que también va a tener que ser derruido y levantado dado los sismos. Otro día muy importante en mi vida, la primera visita que hizo el Dalai Lama a nuestro país en 1989. La conferencia que dio el Dalai Lama en el Estadio Azul para más de 40 mil personas, en su tercera visita a México. El día que me casé con mi esposa. El nacimiento de mis hijas. Recientemente, mis alumnos y mi mujer me organizaron una fiesta sorpresa para conmemorar mis 50 años y los 26 años de vida de Casa Tíbet, fue un evento increíble, uno de los días más felices de mi vida.
Belsasso: ¿El más triste de tu vida?
Karam: También han sido varios: la muerte de mi maestro Tulku Urgen Rinpoche; cuando me anunciaron el cáncer de mi madre hace unos meses, ha sido una noticia muy difícil para toda la familia y para mí. El inicio de este ciclo de autoinmolaciones que han azotado al Tíbet, como el último recurso que tiene el pueblo tibetano para tratar de manifestarse en contra de la barbarie china en su territorio, de las cuales hay más de 120 hasta la fecha, pero cuando esto inició, me partió el corazón.
Belsasso: ¿Qué te gusta leer?
Karam: Si te soy sincero, ya no tengo mucho tiempo y sólo me dedico a leer literatura vinculada con Tíbet y el budismo. Soy un gran lector.
Belsasso: Algún libro que nos recomiendes.
Karam: Recomendaría dos libros que acabamos de publicar en la editorial de Casa Tíbet, uno se llamaEsplendor Iridiscente, la biografía de un gran contemplativo tibetano, Tulku Urgen Rinpoche; y también otra maravillosa biografía que acabamos de publicar que se llama Como un sueño lúcido, de otro de los grandes adeptos tibetanos del siglo XX, Geshe Lhundup Sopa, quien también fue uno de mis maestros y el último tutor vivo de su Santidad, el Dalai Lama. Recomendaría estos dos textos que son maravillosos y nos permiten vislumbrar la maravilla que fue la civilización espiritual clásica del Tíbet.
Belsasso: ¿Cuánto tiempo meditas al día?
Karam: Aproximadamente unas cuatro horas al día.
Belsasso: ¿Cómo le haces?
Karam: Me levanto muy temprano y me duermo muy tarde.
Belsasso: ¿Cómo podemos aprender a meditar?
Karam: Primero, les recomendaría que nos visitaran en la Casa del Tíbet y participaran en alguno de nuestros seminarios. Pero de momento, les daría un ejercicio muy sencillo que es la práctica primaria de la meditación que se enseña en el budismo, la recolección de la respiración. Para ello, lo único que tienen que hacer es escoger un lugar tranquilo, relativamente aislado, bien iluminado, en donde no haya distracciones, tomar unos 15 minutos para llevar a cabo el ejercicio y la instrucción es muy sencilla: colocar la atención en el proceso natural de la respiración; cualquier idea, sensación o estímulo que en nosotros surja, hay que observarla, liberarla, dejarla pasar; con naturalidad volver la atención o recolección a la respiración, sin controlar ese proceso, sólo observándolo y notándolo.
Luego, atender a la esfera de las sensaciones táctiles, particularmente las asociadas a la respiración, al ingreso y la salida del aliento por la punta de la nariz o el labio superior, a la expansión y contracción del diafragma o del abdomen, al contacto del cuerpo con el asiento; y fincar el proceso en la relajación. Recorrer al cuerpo desde la coronilla de la cabeza hasta las plantas de los pies, donde hallemos elemento alguno de tensión o ansiedad, consciente y lucidamente relajarlo y volver la atención o recolección a la respiración y hacer esto por unos quince minutos. Este es un ejercicio primario orientado al desarrollo de la atención sostenida, prolongada y voluntaria que es la herramienta fundamental que le aporta a la mente funcionalidad.
Belsasso: Por útltimo, complétame esta frase, Antonio Karam es…
Karam: Antonio Karam es un enamorado de la libertad y del potencial que los seres humanos tenemos para lograr bienestar genuino y duradero y para despertar.