A cambio de nada
La noticia se divulgó a través de un escueto comunicado el viernes pasado. La SEP anunciaba que la evaluación magisterial, nada menos que la pieza sobre la que se monta toda la reforma educativa, quedaba cancelada. Este mes debía darse la primera evaluación. Se aclaró que se buscarán nuevos mecanismos para avanzar en el tema, no se dijo ni cuáles ni cómo.
Simplemente sin evaluación magisterial, sin un mecanismo idóneo para saber qué maestros están mejor preparados, cuáles necesitan mayor formación, cuáles están en condiciones de ascender en el escalafón y cuáles definitivamente no pueden estar al frente de un aula, no hay reforma educativa que valga. Sin esa piedra angular lo demás son reformas administrativas, no educativas.
No fue ésa una concesión a la enorme mayoría de los maestros: ese más de 90 por ciento de maestros que están en el SNTE, que trabajan todos los días, que dan clases, que se esfuerzan, que tenían sus dudas originalmente sobre los esquemas de evaluación pero desde hace meses se estaban preparando para ello. Sin ellos no hay, no habrá, reforma educativa alguna.
La cancelación de la evaluación se concedió para los otros, para los de la Coordinadora: los que no trabajan; los que han perdido un mínimo de un año de clases de los últimos tres en marchas, movilizaciones, paros; los que exigen la liberación de secuestradores de niños; los que no tienen una agenda magisterial pero se están movilizando para impedir las elecciones; los que por estatuto, aprobado también en los estados en los que tienen mayoría, el único mecanismo de evaluación que tienen para permanecer en la plaza de maestro y poder ascender en el escalafón es su participación en las marchas, bloqueos, actividades de la propia Coordinadora: ni una palabra sobre su capacidad o desempeño académico. Son los que compran, venden y heredan plazas, los que tienen el mayor porcentaje de “maestros” comisionados en el país.
¿Qué necesidad había de concederles tanto?. No lo sé, me imagino que tiene que ver con la amenaza de estos grupos de boicotear las elecciones y es un intento de llevar la fiesta en paz. Lo que ocurre es que estos grupos no tienen llenadera. Desde hace 30 años su estrategia ha sido la misma: pedir, acumular, hacer como que negocian sin conceder nunca nada e ir avanzando una y otra vez sobre su objetivo, que es político y de poder, nunca sindical y menos aún magisterial. En estos días comprobaremos qué tanto ha costado esa concesión y qué se recibirá a cambio. Quizás se dio mucho a cambio de nada.
bibibelsasso@hotmail.com
Twitter:@bibianabelsasso