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El General espera la ley

A mediados de 2011 el Senado de la República aprobó, por unanimidad, una iniciativa de seguridad nacional que, pese a que había sido supuestamente consultada con todos los sectores involucrados en la materia, terminó siendo un engendro.

Tenía todo tipo de errores y confusiones graves: llegaba a decir que cualquier intervención militar debía ser autorizada por el presidente, pero el municipal de la zona en las que se pensara llevar a cabo, además de que se requería la aprobación del Congreso.

Una suma de barbaridades construidas en torno a la idea de quitarle poder al comandante en jefe de la Fuerzas Armadas, o sea, al Presidente de la República, para diluir ese mando entre otros poderes del Estado.

Un tema imposible de transitar, pero que, hay que recordarlo, fue aprobado por unanimidad en la Cámara alta y luego enviado a los diputados para su ratificación.

El entonces secretario de la Defensa, Guillermo Galván, se comunicó con Josefina Vázquez Mota, que encabezaba la fracción del PAN en San Lázaro, y le dijo, primero, que estaba sorprendido porque ésa no era la ley que había estado analizando el Senado y, segundo, que por ende, para las Fuerzas Armadas, esa ley era inaceptable, inviable, y le envió un documento con todas las observaciones del instituto militar.

Josefina se reunió con los demás jefes de los grupos parlamentarios; analizaron la ley las observaciones y decidieron enviarla a donde debía estar: a la congeladora legislativa.

El hecho es que han pasado casi cuatro años desde entonces y seguimos sin tener la ley de seguridad nacional que las Fuerzas Armadas vienen reclamando desde, por lo menos, el año 2007.

Se aprobó, sí, una iniciativa para cambiar al fuero civil delitos que pudieran ser cometidos por militares y que no tuvieran relación con el propio quehacer de las Fuerzas Armadas, con el objetivo de acotar el fuero militar. Pero nada más. Las normas para garantizar la seguridad interior y la participación del Ejército en esas tareas siguen ausentes.

Ayer, en el Día del Ejército, el general Salvador Cienfuegos no se refirió directamente al tema, pero sí a algunos de los debates que giran en torno a la labor de las Fuerzas Armadas y a las acusaciones de violación de derechos humanos. Y recordó que ha habido una reducción radical, superior al 40 por ciento en el 2013 y al 60 por ciento en el 2014, de quejas sobre supuestas violaciones de garantías. Y de ellas sólo el 0.04 por ciento terminó en recomendaciones de la CNDH.

Pero quienes deberían hacerlo siguen sin legislar…

 

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