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La disputa de las casetas

¿No quisiera tener usted un negocio que le dejara miles de pesos en efectivo por hora, para el cual no necesitara tener ninguna preparación profesional, pero además no tuviera que invertir en él un solo centavo y mucho menos pagar impuestos? Pero, además, ¿no quisiera que, como prestación, se le brinde seguridad estatal o federal, porque las autoridades por miedo a que digan que ejercen la represión, le cuidan la integridad de sus “trabajadores”?.

El único negocio así que yo conozco es la toma de las casetas en las carreteras. Pero hasta en esto hay competencia. Este fin de semana dos grupos distintos, con el rostro cubierto, acudieron a tomar la caseta de Palo Blanco en la Autopista del Sol. Se enfrentaron con palos y piedras para ver quién se quedaba con el negocio.

Primero llego un grupo de jóvenes y empezaron a cobrar 50 pesos a cada vehículo que circulaba. No pasaron ni 15 minutos cuando otro grupo, también con el rostro cubierto, llegó a reclamar diciéndoles que ésa era su caseta. Cuando el grupo que había llegado más tarde se dio cuenta que había una camioneta que pertenecía a los jóvenes que ya estaban cobrando el paso, la destrozaron.

Resultó que los encapuchados que llegaron primero eran comerciantes que vendían artículos a las personas que circulaban en su automóvil, y al darse cuenta que aún no llegaban los de la CETEG, decidieron obtener un ingreso extra al cobrarle cuota a las personas que circulaban. Los de la CETEG asumen que la caseta es suya. Son todos farsantes.

Unos dicen cerrar las carreteras como protesta por los hechos de violencia en Guerrero, otros afirman defender las causas de los estudiantes y todos dicen que el dinero recaudado es para mantener a los padres de los 43 normalistas de Ayotzinapa desaparecidos en Iguala, y para poder continuar con esa lucha.

En realidad no sabemos quiénes son. No dan la cara y sí generan mucho dinero que, por videos que se han divulgado hace semanas, sabemos que simplemente se divide entre los participantes.

De acuerdo con una estadística que dio CAPUFE durante las vacaciones de fin de año, se reveló que la toma de cada caseta les representó a los encapuchados 243 mil pesos por hora. Supongamos que ahora el flujo de vehículos es menor: de todas maneras la cifra recaudada es muy alta.

Pero además, en Guerrero han sido secuestrados más de 200 camiones repartidores con mercancía por estos mismos encapuchados que toman las carreteras. Saquean su contenido y se lo llevan, tampoco nada se sabe sobre qué hacen con él, si lo venden o distribuyen. Ya el dirigente de la Coparmex afirmó que de continuar estos actos violentos y de saqueo por parte de los normalistas se están poniendo en riesgo las inversiones en el estado.

Y todo esto se da en un marco de total impunidad. Pero el riesgo latente que puede surgir es que la ciudadanía empiece a hacer justicia por su propia mano. Ya muchos están hartos que estos grupos puedan afectarnos de esta manera y que no se haga nada al respecto.

Como ha declarado el Papa Francisco: “Si mi buen amigo el doctor Gasparri, dice una mala palabra sobre mi madre, puede esperar un puñetazo.” Y estos grupos están provocando que alguien les de un puñetazo.

 

bibibelsasso@hotmail.com
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