Tres por ciento de moche
¿Qué pasaría si en México nos enteráramos de que la petrolera estatal destina tres por ciento de sus ganancias al partido en el poder?
Esto es lo que sucede en Brasil. Quien fuera director de abastecimiento de Petrobras, la empresa pública más grande de Brasil, Paulo Roberto Costa, acaba de declarar ante un juez que al Partido del Trabajo, en el poder desde hace doce años, se le entregaron entre el uno y el tres por ciento de lo generado por todos los contratos de esa petrolera del 2004 al 2012.
Esto lo declaró también el financiero Alberto Youssef, experto en lavar dinero y socio de Costa. Ambos están detenidos en cárceles brasileñas. A Costa le fue descubierta una cuenta en Suiza con casi 23 millones de dólares y hasta la fecha no ha podido probar su procedencia. Los dos están sentenciados a más de 40 años de cárcel, pero se llegó a un acuerdo de que si estos hombres colaboraban con las autoridades, sus penas podrían disminuir.
Toda esta historia salió a la luz pública durante la campaña electoral previa a la segunda vuelta del próximo 26 de octubre, en la que se definirá quién será el nuevo presidente de ese país. Dilma Rousseff, del Partido de los Trabajadores, está empatada con su contrincante, el senador Aécio Neves, del Partido de la Social Democracia Brasileña.
De comprobarse que son verdaderas estas declaraciones, la contienda presidencial la ganará sin duda Neves, contrincante de Rousseff, porque ésta, además de ser la presidenta de Brasil por el partido que recibía el dinero de la petrolera, fue presidenta del consejo de administración de Petrobras.
Tanto Costa como Youssef han dicho que continuamente se reunían con el tesorero del Partido de los Trabajadores para entregarle dinero. Ya fuera en restaurantes, hoteles o incluso en sus domicilios, tanto en Río de Janeiro, como en Sao Paulo. Ahí además se veía qué empresas ganarían las licitaciones gubernamentales para poder hacer otros negocios, lo cual seguramente desatará otro escándalo de corrupción.
La prensa brasileña informó que se desviaron casi cuatro mil millones de dólares en sobornos sólo para la construcción de la refinería de Petrobras en Pernambuco.
El ex presidente Lula Da Silva ha trabajado arduamente en la campaña de la presidenta Dilma, que busca la reelección. Pero las acusaciones al partido en el poder por corrupción no son nuevas, se vienen dando desde hace 12 años, luego de que asumiera el poder el propio Lula.
Ahora Lula declara estar harto de que haya declaraciones en contra de su partido en plena campaña electoral. Pero lo que no ha cambiado es precisamente la corrupción.
Porque estamos hablando de millones de dólares de sobornos que se han destinado al Partido del Trabajo.
Si se confirman los dichos, muy probablemente Dilma Rousseff perderá la elección. Y esta historia obligará al mundo entero a asumir mayores controles sobre los ingresos de las empresas gubernamentales.
Aquí en México con la Reforma Energética se han establecido contratos públicos donde cualquier ciudadano puede tener acceso a la información, para que sea prácticamente imposible tener problema de corrupción como el que se está dando hoy en día en Brasil, y como se dieron en muchas oportunidades en nuestro país. Esperemos que funcionen.
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