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Ébola en América

 

El día de ayer una persona que asegura haber estado en contacto con Thomas Eric Duncan, el primer paciente que falleció por la enfermedad del ébola en Estados Unidos, fue trasladada a un hospital en Dallas.

Estuvo en contacto con el paciente cero, que llegó enfermo de Liberia.

Originario de esa nación de África Occidental, Duncan se contagió del virus antes de viajar a Estados Unidos. Luego, a pocos días de haber llegado a ese país, acudió al hospital con fiebre y fuertes dolores abdominales. No se le diagnosticó ébola, sólo le dieron antibióticos y lo dejaron volver a casa.

En esos tres días el paciente cero estuvo en contacto con otras personas.

La Organización Mundial de la Salud ha dicho que el peor brote de ébola en la historia ha causado la muerte de tres mil 873 personas de ocho mil 33 casos registrados y no hay evidencia de que la epidemia esté siendo controlada en África Occidental.

Liberia y Sierra Leona son los dos países más afectados del continente africano, pero viven una situación muy precaria para atender a los enfermos.

Sólo cuentan con poco más del 20 por ciento de las camas de hospital necesarias para atender a los enfermos. Y más de 370 trabajadores sanitarios han contraído el virus.

La realidad es que mientras en África Occidental ése es un verdadero problema de salud pública, es prácticamente imposible que la pandemia llegara a afectar a Europa y América de la misma forma.

Es verdad que ha habido decesos en España y en Estados Unidos, pero las condiciones son distintas.

El ébola es un virus increíblemente frágil. No vuela por el aire con demasiada facilidad. No se contagia mediante la tos o los estornudos. Se propaga a través del contacto directo con la sangre, secreciones u otros fluidos corporales de personas enfermas y del contacto indirecto, por ejemplo, con agujas.

Es agresivamente infeccioso y la gente que lo contrae tiene una posibilidad altísima de enfermar, pero se tienen los recursos para controlarlo en los países desarrollados; aunque, como hemos visto en Estados Unidos o España, ello no impide situaciones de negligencia a la hora de atender enfermos. Los expertos de salud han dicho que la amenaza a los estadounidenses es relativamente baja, y algunos la calificaron de ínfima.

Hace poco tiempo algunos personajes de la política estadounidense afirmaron que les preocupaba la migración de los niños de Centro y Sudamérica porque podrían llevar ébola a Estados Unidos.

Una muestra de su absoluta ignorancia y ridículo es que alguien asegure que esto pudiera llegar a suceder. La realidad es que ni en México ni en Sudamérica hemos tenido ningún caso documentado con esta enfermedad y la posibilidad de que esto se dé es mínima.

bibibelsasso@hotmail.com
Twitter: @bibianabelsasso